Crimen en Badajoz: el robo que le salió mal a la banda del Patillas
Tres vecinos de Castilblanco de los Arroyos y uno de Burguillos permanecen en prisión por matar de un disparo al dueño de un cortijo en el que entraron a robar
Domingo 10 de mayo. Ha caído ya la noche en la finca La Dehesilla, a las afueras de Feria, un pequeño pueblo de Badajoz que tiene poco más de 1.100 habitantes. El ganadero José Fernández, de 74 años, y su mujer permanecen en el interior del cortijo. Una persona llama a la puerta de la casa. Sale la mujer. El desconocido cuenta que ha tenido un problema con el coche y necesita ayuda. La mujer abre. En ese momento la abordan otros dos encapuchados, que la golpean y la amenazan y la llevan junto a su marido al interior de la casa. Allí retienen al matrimonio maniatado y a punta de escopeta.
Antes, habían logrado acceder a la finca saltando la valla perimetral de la misma. Una vez dentro de la casa, dos de los intrusos se dedican a rebuscar en la vivienda y el otro mantiene al matrimonio vigilado. Así pasan unos noventa minutos. Transcurrido ese tiempo, el vigilante abre fuego y dispara a José Fernández, que muere prácticamente en el acto. Los ladrones huyen a la carrera. Se llevan para ello el coche del ganadero, un Opel Vectra que abandonarán poco después en el aparcamiento de un supermercado de Zafra. Han robado también dos escopetas de caza, dinero y un teléfono móvil.
La víctima era una persona conocida en Badajoz, donde tenía su casa, aunque pasaba largas temporadas en el cortijo, a veces solo y otras con su esposa. Había montado la fábrica de piensos Lifán (así, aunque con una f final, Lifaf, se llama precisamente la operación de la Benemérita en la que fueron detenidas siete personas por su relación con el homicidio).
Los asaltantes pensaban que había dinero en el cortijo. Así se lo había santeado un tipo del pueblo de varios de ellos, Castilblanco de los Arroyos, en Sevilla, y que estaba trabajando en Olivenza. Pensaron que iba a ser un golpe fácil y maestro. Pero la historia criminal está plagada de planes perfectos que salieron mal y acabaron en baños de sangre.
Fue justo lo que ocurrió. No tenía que haber muerto nadie aquella noche en el cortijo, pero el vigía se puso nervioso y disparó. Así al menos lo ha confesado ante la juez de Instrucción 2 de Zafra, Nuria Sierra Fernández. Según publica el diario extremeño Hoy, el autor material del tiro aseguró que "disparó por nerviosismo cuando apuntaba al hombre para que no se moviera, y que en un primer momento creyó que el proyectil fue al techo".
La versión que dan éste y los otros dos asaltantes sobre la entrada en el cortijo es algo distinta a la que se barajó en un primer momento. Los tres coinciden en que pensaban que el ganadero se encontraba solo en la vivienda y que se vieron sorprendidos cuando apareció la mujer armada con una escopeta. Aseguran que lograron quitarle el arma y que fue uno de ellos el que la utilizó para encañonarlos mientras sus compinches registraban la casa. También coinciden los implicados en que el disparo se produjo al final del asalto.
Desde el primer momento, la Guardia Civil barajó la pista de la provincia de Sevilla como lugar de origen de los asesinos. La declaración de la mujer de la víctima, que recalcó el acento andaluz que tenía uno de los asaltantes, fue clave para dirigir la investigación hacia esa zona y que los agentes de la comandancia de Badajoz solicitaran la colaboración de sus compañeros de Sevilla. Mes y medio después del crimen, la Guardia Civil detuvo a siete personas por su relación con el homicidio. Cinco son de Sevilla y hay también dos extremeñas, parejas de dos de los asaltantes.
Cuatro de los sospechosos son vecinos de Castilblanco de los Arroyos y uno de Burguillos. A éste, J. M. R. G., de 35 años y apodado el Patillas por razones obvias, se le considera el ideólogo del robo. No tenía un perfil claro de delincuente, aunque vecinos del pueblo lo definen como un joven camorrista y que solía meterse en peleas. Su ex mujer, A. M. L. M., de 33 años y vecina de Castilblanco, con la que tiene tres hijos, es otra de las presuntas implicadas. Fue detenida la misma mañana en que operaban a su madre de una grave enfermedad.
Otros dos de los arrestados de Castilblanco de los Arroyos son A. J. M. M., de 32 años, y D. G. C. Uno de ellos es muy conocido en el pueblo porque regentó un bar durante años en la plaza de la Iglesia. Cuentan que se movía con un nivel de vida muy alto, impropio de un trabajador. Aunque han podido tener trapicheos, ninguno de los implicados en este crimen son delincuentes de carrera, es decir, gente que haya estado metido en el submundo de la delincuencia desde muy joven. Tampoco pertenecen a familias conflictivas y varios de ellos han sido trabajadores a lo largo de sus vidas. Quizás esa inexperiencia en el mundo criminal fue la que hizo que todo saliera mal.
La Guardia Civil define a la banda como "un grupo criminal organizado que conocía el funcionamiento de la finca, las costumbres de los moradores e incluso transacciones económicas en la compra de ganado". Es decir, sospechaban que había dinero fresco en La Dehesilla porque algunos de los que trabajaban en Extremadura les habían servido esa información.
Las parejas de dos de los sospechosos de Castilblanco, residentes en Olivenza, también han sido detenidas en esta operación. Una de ellas es L. C. M., que hace sólo unas semanas comentaba con su novio y unos amigos en las redes sociales sus deseos de organizar una boda en El Rocío. El novio aseguraba que le hacía falta dinero para llevar allí a una yegua que tenía, y tenía que ajustar mucho el presupuesto. La sexta detenida es otra joven de Olivenza identificada como V. G. E., pareja de otro de los asaltantes. Estos seis sospechosos se encuentran desde el pasado fin de semana en prisión preventiva. A los asaltantes se les imputan los delitos de homicidio, detención ilegal y robo con violencia. A las extremeñas se les acusa de la coautoría, cooperación y encubrimiento del homicidio, según la información publicada por El Periódico Extremadura.
También fue detenida una séptima persona, un hombre de Castilblanco de los Arroyos identificado como F. D. P. Sería la actual pareja de la ex mujer del Patillas y habría sido la persona que llevó a los asaltantes hasta Feria, aunque aseguro que desconocía que iban a cometer un robo. Es el único que ha quedado en libertad con cargos, aunque con la obligación de comparecer en los juzgados los días 1 y 15 de cada mes. Se le acusa de receptación, tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas.
En los registros de las viviendas se han intervenido armas de fuego y blancas, más de una veintena de terminales de telefonía móvil, joyas, herramientas y otros objetos supuestamente de procedencia ilícita. La Guardia Civil investiga ahora si no era la primera vez que el grupo actuaba y ya cometieron antes otros robos.
En una de las casas registradas, en Burguillos, se desmanteló una plantación con 382 plantas de marihuana, que contaba con enganches ilegales a la red eléctrica con el objetivo de obtener energía para aparatos, máquinas, transformadores y material utilizado en el cultivo y desarrollo de las plantas. Una vez más, aunque esta vez muy tangencialmente, la marihuana vuelve a estar relacionada con un homicidio.
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