La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
"El sábado pasado sólo vendimos cubatas, cubatas y cubatas. Lo que estamos vendiendo hoy es agua". Los empleados de un conocido bar de la Puerta Jerez no dan a basto. La consigna minutos antes del desfiles de las Fuerzas Armadas es clara: "Hay que rellenar todos los huecos vacíos de las neveras". El establecimiento, venido a menos, se llena de clientes que piden lo mismo: "Una botellita de agua". Los sevillanos hicieron suyo el desfile de las Fuerzas Armadas. Con la novelería que caracteriza a esta ciudad, bien pertrechados con gorras, protegidos por crema solar y provistos con agua, se han echado a la calle para ver tanques, blindados y la cabra de Legión, aunque esta estrella de cada desfile militar no ha venido a Sevilla. Su lugar lo ha ocupado el poni Paco al desfilar una unidad de caballería. Los mayores honores por parte del público, además de Paco, se los han llevado la UME, los Regulares y, por supuesto, los legionarios.
Desde mucho tiempo antes que empezara el desfile, miles de sevillanos jalonaban el Paseo de Colón y las Delicias para no perderse detalles. Ventanas y balcones a reventar y enseñas nacionales por doquier. "A esta ciudad le cabe tela", comentaba un espectador haciendo referencia a los mil y un actos que se celebran en Sevilla. Este fin de semana sin ir más lejos los actos de las Fuerzas Armadas han compartido protagonismo con el concierto de Alejandro Sanz y con nada más y nada menos que 35 procesiones, en su mayoría cruces de mayo.
Los más valientes forman en las primeras filas tras las vallas para no perderse detalle. Muchos niños ondean pequeñas banderas de España. "¡A dos euros! Banderas y bufanda a dos euros!", exclama un vendedor ambulante que trata de colocar la mercancía en los Jardines del Cristina. Muchas personas buscan la sombra bajo los espigados árboles de este céntrico vergel. El desfile desde aquí más que verse se intuye, aunque los bancos, incluso los jarrones, sirven de improvisadas gradas.
Pasan algunos minutos de las doce y el público empieza ya a impacientarse. No se ve ningún soldado. Suenan a lo lejos una salva de cañones. Alguien que está siguiendo la transmisión de la televisión a través de su móvil comenta: "Se ha izado la bandera y están tocando el Himno". De momento, hay que esperar. Un estruendo llega desde lo alto del Palacio de San Telmo. Hace acto de presencia la Patrulla Águila, que levanta los primeros aplausos entre el público. Comienza el desfile aéreo. Los cuatro eurofighter asombran.
Comienzan a sonar las marchas militares por los altavoces. Las personas que antes se resguardaban del sol bajo los árboles se apresuran a situarse cerca del paseo por el que ya se aproximan los tanques. "A esto le faltan los armaos de la Macarena". Las chanzas y los montajes en Twitter echan humo. Las caras de los niños lo dicen todo al ver los grandes tanques y blindados que avanzan por el Paseo de las Delicias. "Son mucho más grandes de lo que me pensaba".
Sevilla está entregada. Como lo está con cualquier acontecimiento que se celebre en la ciudad. Cada evento que se celebre en la capital de Andalucía tiene garantizado el éxito. La ciudad se maneja bien con los grandes acontecimientos y, además, los sevillanos acompañaran, haga calor o frío. Nunca fallan. El desfile de las Fuerzas Armadas no iba a ser una excepción. No todos los días se puede disfrutar de algo así.
La temperatura va en aumento. Una ligera brisa socorre a los presentes. Bajo los plátanos de indias no se está mal, pero apenas se ven las bayonetas de los soldados. El bullicio está a unos metros. Mayores y pequeños agitan las banderas con brío. Chute de españolidad. "Esto es amor a la patria", comentan dos señores mayores que rememoran su época servicio a España en la Mili.
"El Eurojackpot, el Sueldazo, el Cupón. Gana más dinero que Messi sin tocar el balón". Un cuponero canta sus últimos números. El público tiene claras sus preferencias. Los mayores aplausos se los lleva la Unidad Militar de Emergencias (UME), con sus características boinas amarillas; los Regulares, con sus llamativas capas blancas; y, como no podía ser de otro modo, la Legión, que acelera el pulso del público como acelerados van a ellos al compás de su banda de música. "A paso mudá, que se dice aquí".
Algunos se llevaron una decepción tras comprobar que no desfilaba la cabra, su lugar lo ocupaba el poni Paco, que desfilaba con el tercio de caballería llegado desde la vecina Ronda. El momento más esperado ya ha pasado, pero el ánimo no decae. Ni los vivas. Ni el ondear de las banderas. Los sevillanos siguen disfrutando del desfile. Algunos toman ya posiciones en los veladores de Almirante Lobo para el tentempié. "Esos sí que van a bien en el coche con su aire acondicionado", exclama un joven al ver las unidades de la Guardia Civil.
El desfile toca a su fin. La Patrulla Águila realiza una nueva pasada. El público ha disfrutado y mucho. El calor no ha podido con las ganas. El Ejército se lleva el reconocimiento y la admiración de una ciudad que han disfrutado de lo lindo en los últimos días del importante despliegue. Los sevillanos desfilan tarareando las marchas militares y blandiendo, sin complejos, la bandera de España.
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