"Contribuir al Fondo Común Diocesano es un deber moral"
Joaquín Sainz de la Maza. Presidente del Consejo de Cofradías
Después de reflotar la delegación de Manos Unidas en Sevilla, asume la difícil tarea de conducir la institución que aglutina a las hermandades.
El macareno Joaquín Sainz de la Maza acaba de tomar las riendas del Consejo de Cofradías tras imponerse por un estrecho margen de 4 votos en las elecciones celebradas el 30 de junio. El pasado martes juraba su cargo y ya está tomando las primeras decisiones, como nombrar al delegado del Martes Santo, Juan José Morillas, portavoz de la institución. En esta entrevista, la primera que concede tras instalarse en San Gregorio 26, repasa la actualidad del Consejo y esboza sus planes para el futuro.
-¿Pensaba que iba a ganar por más diferencia?
-Había sido muy prudente y conservador. Indiscutiblemente, la otra candidatura estaba conformada por personas importantes. Pero nunca me preocupó el margen.
-¿Qué es lo primero que ha hecho tras tomar posesión?
-Ir enterándome poco a poco del funcionamiento del Consejo. Tengo charlas pendientes con el presidente saliente, Carlos Bourrellier, para ver la realidad de la institución y empezar a trabajar.
-¿Le sorprendió la publicación de las Normas Diocesanas el día antes de las elecciones?
-No me sorprendió. Son unas normas que estaban pendientes desde hace tiempo. No he tenido ocasión de leerlas en profundidad. No hay tantos cambios.
-¿Qué le parece el régimen sancionador?
-Que es necesario. Cuando yo fui presidente de la junta rectora de las Nieves, uno de los encargos era hacer unas reglas y en ellas ya se recogía. Se incorpora por un principio de seguridad jurídica. Es algo normal y en las reglas que se han aprobado antes de la publicación de las Normas Diocesanas, ya se instaba a que se incluyera un régimen sancionador para los hermanos. A mí no me ha sorprendido. El hecho de que esté recogido no significa que sean unas normas que lo único que buscan es la sanción.
-¿Qué puede hacer el Consejo para que las hermandades aporten al Fondo Común?
-Podemos hablar con los hermanos mayores de la importancia que tiene. No es un tema nuevo. El arzobispo insiste con toda la razón del mundo. Es algo que viene en el código de Derecho Canónigo. Somos hermandades y debemos mostrar nuestra solidaridad. Esas aportaciones se distribuyen después. En la diócesis hay unas 578 hermandades. Algo tienen que contribuir todas. Hasta ahora no se ha impuesto ninguna cantidad. Lo ideal es que se pudiera decir que las 578 hermandades han contribuido en la medida de sus posibilidades. Esta contribución más que una obligación es un deber moral.
- ¿Y para que rindan cuentas?
-Presentar las cuentas no significa que te vayan a sancionar. Se trata de evitar posibles problemas de futuro. No olvidemos que somos asociaciones públicas de fieles y estamos bajo la autoridad del obispo diocesano. Hasta ahora no he visto que nadie del Arzobispado se haya metido a fondo con este tema.
-¿Es necesario adoptar medidas de transparencia en una institución que recauda más de 3,5 millones de euros?
-Lo ideal es una transparencia total y absoluta en la que las cuentas se presentaran siguiendo un plan de contabilidad que existe. Este año se ha realizado una auditoría externa con unos resultados que han sido extraordinarios, según me han comentado. Hay que ser transparentes con todos los hermanos mayores. El Arzobispado tiene línea de transparencia en sus cuentas bastante clara.
-¿Modificará el sistema de elección de la imagen del Vía Crucis?
-Todavía no lo hemos pensado. Lo ideal sería articular un procedimiento que fuera satisfactorio para todas las hermandades, sobre todo para las que están pendientes de que sus imágenes puedan presidirlo. Es algo que hay que estudiar a fondo y los hermanos mayores también tendrían que expresarse. No es fácil establecer un criterio, pero lo vamos a intentar. Lo ideal sería articular un procedimiento que sea aceptado por la gran mayoría.
-¿Cree que el cartelista debe cobrar?
-En algún momento se ha cuestionado esto. Siempre he comentado que hasta ahora ha sido una donación de los cartelistas a las hermandades y a la ciudad de Sevilla. Que un potencial cartelista quiera cobrar es legítimo porque es su profesión. ¿Qué ocurre? Si hay que pagarle, hay que detraer dinero de los fondos o buscar un patrocinio. También ha habido casos en los que un cartelista ha recibido un sobre con el importe de una obra y lo ha devuelto con la otra mano para destinarlo a obras sociales y de caridad. No es un tema muy prioritario porque hasta ahora ha habido personas que lo han hecho de forma gratuita, como una donación.
-¿Es necesaria una nueva sede del Consejo?
-Es verdad que no es la más cómoda. También hay que tener en cuenta que es propiedad del Arzobispado, está en sitio céntrico y tiene una capilla que ha sido restaurada. Si las hermandades somos Iglesia, qué mejor que tener una capilla como ésta. No es prioritario un cambio de sede.
-Diario de Sevilla lleva denunciando desde 2010 la reventa de abonos. ¿Qué piensa hacer para combatirla?
-No es fácil. Se verá cuál es el sistema de reparto, de concesión y, si hubiera alguna irregularidad, se actuaría con mano firme. Lo que ocurre es que hay personas que son usuarios y se lo pueden dar a la familia o a un amigo. ¿Quién puede determinar si eso se hace gratuitamente? Es muy difícil. Lo que sí es cierto es que hay un reglamento que permite actuar con firmeza.
-El anterior consejo dejó muy avanzado el centro de interpretación o museo de la Semana Santa. ¿Lo retomará?
-Museos hay en muchos sitios. Lo importante es que no se pierda la dimensión religiosa, que no sea algo para obtener dinero sólo y exclusivamente. No se puede primar lo antropológico o cultural, que también es importante, frente a la dimensión religiosa. Hay que estudiar y examinar cómo está el asunto.
-¿Qué opina de la relación entre política y cofradías?
-No diría entre política y cofradías. Yo creo que las hermandades tienen un peso en la ciudad y el Ayuntamiento, que lo sabe perfectamente, tiene que ir unido a ellas, respetando cada uno su parcela y su identidad para muchísimos aspectos. Las relaciones entre el Ayuntamiento y el Consejo siempre han sido bastante fluidas.
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