Cierra junto a la calle Sierpes el restaurante La Reja
Este bar se suma a la larga lista de establecimientos con solera que se han clausurado en los últimos meses en el centro
El conocido y céntrico restaurante La Reja cerró definitivamente sus puertas hace unos días. Situado a espaldas de la calle Sierpes, en Santa María de Gracia, este establecimiento era muy popular desde que abrió sus puertas, aunque vivió su particular auge desde mediados de los años 80 y durante los primeros noventa, no sólo ya como restaurante y cafetería, sino por tener una de las más afamadas discotecas de la ciudad en su primera planta. El restaurante La Reja era propiedad de la confitería La Campana.
La Reja ha cerrado sus puertas definitivamente a principios de este mes de agosto, dejando al centro de la ciudad sin uno de sus establecimientos más señeros y frecuentados, sobre todo en fechas tan señaladas en el calendario sevillano como la Navidad o la Semana Santa. El cierre ha estado motivado indirectamente por el fin del contrato de renta antigua y por la compleja distribución accionarial de la sociedad. El cierre del restaurante también ha deparado el traslado fuera del centro de la ciudad del obrador de la confitería La Campana, que se encontraba en el mismo edificio.
El edificio en el que se encontraba el restaurante La Reja podría salir ahora a la venta. El inmueble se encuentra en una de las zonas más cotizadas de la ciudad, a apenas unos metros de la calle Sierpes y justo detrás de la Plaza de la Campana. La familia propietaria de La Campana proyectó hace unos años construir un hotel de cuatro estrellas en estas instalaciones, una idea que también se podría retomar ahora.
Con el cierre de La Reja el centro pierde otro de sus establecimientos clásicos. Hace unas semanas este periódico publicaba la próxima clausura de una de las joyerías con más solera de la calle Sierpes. La Joyería Muñoz, un comercio que el próximo año cumpliría su primer siglo, será historia a partir del próximo 9 de septiembre. En su cotizada ubicación, la esquina con la calle Rioja, se instalará a partir de esa fecha una firma zapatera de lujo que cuenta con delegaciones en diversas ciudades. El cerrojazo en este caso ha sido por no querer los descendientes continuar con el negocio.
La hostelería sevillana ha sufrido en los últimos meses el cierre de varios establecimientos con una trayectoria de muchos años y gran solera. Uno de ellos ha sido La Alicantina, en la Plaza del Salvador. Este bar, que abrió hace casi cien años como horchatería, de ahí su nombre, ha cerrado al no llegar a un acuerdo para prorrogar el contrato de alquiler con la propietaria del local. También cerró sus locales, uno de ellos en el edificio de la Adriática en la Avenida de la Constitución, la confitería Filella. La muerte de la propietaria fue el detonante. También en la Avenida de la Constitución cerró a finales del mes de julio el Horno de San Buenaventura, en este caso, afectado por un desahucio, una situación que ha dejado en la calle a un buen número de trabajadores de esta histórica firma.
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