Cerro-Amate acoge a la mayoría de chinos y rumanos de la capital
Un informe de la Unión Europea pone el acento en los problemas de vivienda, empleo y educación de los casi 37.000 extranjeros de la ciudad · Las empleadas de hogar se duplican y escasean los autónomos
La avenida de Su Eminencia es un reguero de negocios montados por población extranjera que elige también para vivir esta zona y sus alrededores por sus precios de alquiler asequibles en locales y viviendas, en comparación con otros barrios. El distrito que los acoge, Cerro-Amate, el segundo de la capital de Sevilla con más foráneos (6.089 personas) -por detrás de los 8.300 de la Macarena- se ha convertido en zona residencial preferente para chinos y rumanos, con más de 1.400 personas de ambos países empadronadas, una cifra que no se da en otros barrios. Los marroquíes lideran el ranking, pero eso no es novedad.
Entre la parroquia de Su Eminencia, la asociación de vecinos y la de tercera edad, los chinos se llevan la palma con peluquerías, restaurantes y decenas de tiendas de ropa y artículos varios, como el Corte Chino de Elena (nombre ficticio), una joven extrovertida de 29 años. Abundan, al mismo nivel, los rumanos como Albulescu Mihaela, de 35, una profesora de Educación Física que sortea la falta de trabajo en lo que estudió en su país con los ingresos que le da su empleo en una frutería-carnicería. Aún así, le superan en número los ciudadanos de Marruecos, con carnicerías como la de Halal y carniceros sin empleo que recurren a la venta ambulante como Mohammed Sobhi. Los vecinos suramericanos de Colombia, Bolivia y Ecuador ocupan la tercera posición en el ranking de nacionalidades de este distrito, pero en lugar de negocios recurren más al empleo del hogar.
Los detalles de la población inmigrante de Sevilla y cómo se gestiona esta realidad social sobre el terreno se analizan en un profuso estudio de la Unión Europea (el proyecto Mium-Tie, de Gestión de la Migración Urbana Internacional) elaborado por las Universidades de Cádiz, Venecia y Koç (Estambul) en octubre de 2009.
En relación a la vivienda, el estudio llama la atención de "la escasa o casi nula" intervención de la Administración Local para regular este mercado y dar soluciones para evitar que los extranjeros procedentes de países empobrecidos se vean sometidos a un alojamiento marcado por "la elevada concentración en algunos de sus distritos, sobre todo en aquellos barrios con mayores problemas a nivel de infraestructuras e históricamente lugares de residencia de los sectores sociales más bajos". Otras dificultades, los alquileres "extremadamente elevados", los mayores obstáculos de encontrar casa y de lograr un contrato, los problemas vecinales y las condiciones de habitabilidad. Sólo organizaciones como Sevilla Acoge y la Fundación Cepaim asesoran para el alquiler, la compra y el alquiler compartido, e incluso para gestionar microcréditos; y otras entidades facilitan casas u hogares de acogida temporal. Ninguna de las iniciativas cubre la magnitud del problema.
En el apartado del empleo, se destaca el papel central del llamado tercer sector (ONG, sindicatos, asociaciones, fundaciones y otras entidades) en la gestión laboral de la inmigración, las retitencias que hay aún para atender a personas en situación de "irregularidad administrativa" y la fuerte demanda de gabinetes de asesoramiento jurídico laborales con profesionales que aclaren gratis incumplimientos de contrato o del convenio colectivo. Sólo la Asociación Pro Derechos Humanos lo hace, ya que los sindicatos exigen afiliación previa.
En salud, el informe señala la conveniencia de una atención sanitaria integral que incluya atención psicológica como paso fundamental en el proceso de inserción social y laboral, como ya hacen diversas organizaciones que trabajan con los inmigrantes.
El apartado de educación se considera esencial la integración de las familias extranjeras en las escuelas, pero los proyectos destinados a este punto son escasos. Elogia el dispositivo de inspección para atender denuncias por agresiones, racismo y xenofobia.
En el contexto andaluz, Sevilla es la tercera provincia andaluza en número de extranjeros empadronados, por detrás de Málaga y Almería. En la ca pital, a 1 de enero de 2009 los residentes extranjeros alcanzan 36.973 (frente a una población española de 670.415 habitantes) y sólo representan el 5,22% de la población total, a un abismo de los niveles de otros puntos del país.
El análisis destaca que el perfil sociodemográfico de los extranjeros es de 30 a 49 años, seguido de una mayor juventud (de 15 a 29 años), en porcentajes del 45% y 33%, respectivamente. La tercera edad es muy escasa, como los menores de 15. Las mujeres superan a los hombres en la procedencia Latinoamericana y de Rumanía.
En el capítulo de la Seguridad Social, el estudio sólo aborda la situación de la provincia por falta de datos municipales y concluye que el porcentaje de trabajadores afiliados (4,12%) es uno de los más bajos de Andalucía. En abril de 2009 lo era cinco veces más bajo Huelva (20,36%), cuatro veces más bajo que Almería (18,73%) y por debajo de Málaga (11%). El régimen general de la Seguridad Social es mayoritario (38,53%), seguido por el de los empleados del hogar (21,87%), copado por las mujeres; el número de asistentas, 6.200, se ha doblado respecto a los datos de 2006. Los autónomos emprendedores sólo representan un 6,95%, lo que los convierte en verdaderos héroes.
La escolarización en la ciudad de Sevilla va in crescendo al ganar más de mil alumnos por curso: de 3.727 alumnos extranjeros en 2007/2008 a los 4.819 del curso siguiente (2008/2009). Los europeos son minoría, frente a una mayoría (77,5%) de otras nacionalidades. Escasean los que alcanzan los niveles superiores (Bachillerato) y no se han encontrado datos de la Universidad y Doctorado.
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