Cerco a los hurtos cariñosos

seguridad ciudadana | este invierno se han detectado 1 casos en el centro y los remedios

La Policía mantiene un dispositivo de vigilancia en el centro para detener a jóvenes rumanas que intentan robar relojes acercándose a las víctimas y ofreciendo contacto sexual

Cerco a los hurtos cariñosos
Dibujo de Rosell.
Fernando Pérez Ávila

27 de marzo 2018 - 07:00

Para alguien nacido en la década de los 80, la referencia al Cariñoso le recordará sin duda a un luchador de pressing catch apodado así porque abrazaba a sus rivales de una manera muy peculiar, rodeándoles el cuello con sus poderosos brazos y provocándoles así la asfixia. Pero el cariñoso es también un tipo de hurto que ha tenido cierto auge en Sevilla en los dos últimos inviernos. La Policía Nacional ha registrado 13 casos entre los meses de diciembre y marzo. También ha detenido o identificado a siete personas por estos delitos, tres de ellas en 2018 y otras cuatro en 2017.

Se le conoce con ese nombre porque lo practican mujeres jóvenes que abrazan, besan o se insinúan a sus víctimas, casi todas de avanzada edad, para robarle de manera disimulada. Generalmente las ladronas son de nacionalidad rumana, y todas proceden de una misma zona de Rumanía. Forman parte de un clan que practica el hurto cariñoso y que se enseña de madres a hijas como si se tratara de un oficio. Es su medio de vida y operan de manera itinerante, no tienen base fija en Sevilla sino que se desplazan a la ciudad desde Madrid o desde el lugar en el que residan, cometen un hurto y se marchan de nuevo.

Es un delito típico de los meses de frío, cuando las víctimas llevan ropa de abrigo

En Sevilla se han dado casos en la Plaza Nueva, la de la Magdalena y las calles Alfonso XII, Gravina y Rioja, en el centro, y también en República Argentina, en Los Remedios. Las chicas que cometen estos hurtos suelen ser jóvenes, de entre 20 y 30 años, con buena apariencia y bien vestidas. Se acercan a sus víctimas con alguna excusa. Generalmente le preguntan por alguna dirección o le piden si puede ayudarles a encontrar a una persona que vive en determinada calle.

"Cuando a alguien le preguntan por una dirección, instintivamente el gesto que hace es el de estirar el brazo y señalar hacia el punto en el que está la calle por la que le preguntan. Al estirar el brazo se les remanga un poco la ropa y es en ese momento cuando aprovechan para ver qué reloj lleva la persona a la que han abordado", explica uno de los agentes de la Policía Nacional especializado en este tipo de hurtos, perteneciente al grupo de investigación de la comisaría del distrito Centro.

Lo que buscan principalmente son relojes caros, casi siempre de la marca Rolex, que pueden estar valorados entre los 3.000 y los 7.000 euros. Si comprueban que la persona a la que han abordado lleva uno de ellos, rápidamente buscarán la manera de entrar en contacto físico. Intentarán dar un abrazo para agradecerle la ayuda o directamente le ofrecerán sus servicios sexuales. Puede que le digan que seguro que su mujer ya no hace nada con él y que ella está dispuesta para mantener una relación sexual y que no le cobrará.

Si aprecia duda en la víctima, a renglón seguido buscará un ataque más directo. Se le acercará para cogerle la mano, besarle en el cuello, o incluso le manoseará los genitales o el trasero. En ese momento el hombre se queda bloqueado y no es consciente de que le están robando el reloj. Son muy habilidosas a la hora de desenganchar el broche del reloj, y muchas veces lo han conseguido sin que la víctima se dé cuenta siquiera.

Casi siempre buscan hombres de entre 60 y 70 años, bien vestido y que aparenten tener poder adquisitivo. Sin embargo, en Sevilla ha habido dos casos de personas de 47 y 50 años que han sufrido estos hurtos. A veces actúan en las inmediaciones de las iglesias a la salida de misa.

Una vez que han conseguido apropiarse del reloj no permanecen mucho tiempo más con la víctima. Buscarán la manera de marcharse rápidamente. En alguna calle cercana estará esperando otra persona a bordo de un vehículo para huir. Es probable que salga de Sevilla inmediatamente, antes de que a la Policía le dé tiempo a reaccionar. En alguna ocasión, los agentes han comprobado que, cuando les ha entrado alguna denuncia por este tipo de hurtos, los sospechosos ya estaban a más de cien kilómetros de Sevilla una hora después.

Los relojes robados no suelen venderse en España. Se envían a otros miembros del clan en Rumanía y es allí donde se revenden o se envían a otros puntos de Europa. Es, por tanto, muy difícil recuperar un reloj robado. En el caso de Rolex, la empresa cuenta con una base de datos que permite identificar cualquier reloj que haya sido denunciado por robo en todo el mundo. De esta forma, si alguien comprara ese reloj y lo llevara a reparar a una casa oficial de Rolex en cualquier lugar del planeta, saltaría una alerta de que esa joya es robada y podría recuperarse.

El modus operandi

Selección Las sospechosas eligen a sus objetivos entre personas de cierta edad con apariencia de poder adquisitivo. Buscan principalmente relojes caros, especialmente los de la marca Rolex.

Primer contacto Una vez seleccionado el objetivo, lo abordan con alguna excusa. Preguntan por una dirección o le piden que la ayude a encontrar a alguien en tal calle.

Reloj al descubierto El gesto instintivo de una persona a la que preguntan por una dirección es señalar con el brazo. Esto deja al descubierto el reloj. Si lleva una pieza codiciada, pasa a un ataque más directo.

Ataque El ataque más directo consiste en insinuarse y ofrecer una relación sexual. Si ven titubear a la víctima, no dudará en tocarle los genitales o comenzar a darle besos por el cuello.

Hurto Por norma general, este contacto deja a la víctima bloqueada, momento que aprovechan para abrir el broche y sustraer el reloj con suma habilidad.

Fuga Luego emprenderán la huida. Suele haber una segunda persona esperando cerca a bordo de un coche. Es habitual que se marchen de Sevilla tras sustraer el reloj, que se revende después en Rumanía.

Las bandas de rumanas que se dedican a los hurtos cariñosos son itinerantes y operan por todo el territorio nacional. Sevilla para ellos es una ciudad de paso. En Andalucía suelen ser mucho más frecuentes este tipo de hurtos en la Costa del Sol, sobre todo en Marbella. También es habitual que se den mucho en la Comunidad Valenciana (donde Alicante es la ciudad más afectada) y en Castilla y León. También ha habido algún caso en Pamplona.

La labor de la Policía en Sevilla no sólo consiste en la detención. También es importante la identificación de las autoras, ya que así la Policía puede emitir una orden de búsqueda para poder detenerlas en el momento en que sean vistas por cualquier patrulla en toda España. Así ha ocurrido con una joven que fue arrestada en el aeropuerto del Prat, en Barcelona, por un delito cometido en Sevilla, después de que fuera reconocida por una de las víctimas. Barcelona es una ciudad en la que suelen tener su base porque hay muchos vuelos directos a Rumanía desde el Prat. También hubo otra detención similar en Madrid.

Aunque la Policía tiene detectados 13 casos en Sevilla en los últimos meses, sospechan que puede haber algunos más. Estos delitos a veces no se denuncian, ya que los hombres que han sido víctimas de los mismos sienten vergüenza a la hora de contarles lo ocurrido a sus mujeres. Prefieren comprar un reloj nuevo y reponerlo antes que denunciar los robos. La Policía anima a que se denuncien todos los casos, aunque es un delito muy difícil de investigar. Al ser la mayoría de las víctimas personas de avanzada edad, no suelen recordar con detalle a las chicas que los han abordado y hay problemas para identificarlas con certeza. Esto requiere a los investigadores un mayor trabajo buscando testigos y cámaras de videovigilancia que haya por la zona en la que se haya cometido el delito.

No siempre son hombres las víctimas. Alguna vez han abordado a mujeres para robarles alguna cadena o medalla. En esos casos no ofrecen sexo sino que suelen mostrar agradecimiento por la ayuda prestada, o dan un abrazo a la víctima con cualquier excusa, como que les recuerde a su abuela o a algún otro pariente. Las cadenas suelen cortarlas con alguna herramienta de corte, como unos pequeños alicates o tenazas.

Los hurtos cariñosos son un delito típico de los meses de invierno. Suelen darse entre diciembre y marzo y no durante el resto del año. Las autoras se aprovechan de que las víctimas llevan ropa de abrigo y esto puede facilitar su labor a la hora de sustraer los relojes. En verano, en mangas cortas, es mucho más fácil que la víctima se dé cuenta de que le han robado el reloj. Incluso en la época estival hay quien prefiere guardar los relojes valiosos para no llevarlos tan a la vista. En casi todos los casos se trata de hurtos, aunque en algunos las víctimas se han percatado y sufrido lesiones al intentar perseguir a las autoras, lo que lo convierte en robos con violencia.

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