La cava de Triana, una historia desconocida
El rastro de la Historia
En el folclore de inspiración trianera suelen aparecer las expresiones "Cava de Triana", "Cava de los Civiles" o "Cava de los Gitanos". ¿A qué se refieren exactamente? Veamos.
La palabra cava tiene hasta ocho significados según el Diccionario de la Real Academia Española, aunque la mayoría de los hispanohablantes (al menos los españoles) la usamos solo para hablar del famoso vino espumoso que se suele consumir a gogó en estas fechas. Sin embargo, una de las definiciones propuestas por la RAE es la misma que foso, es decir: "excavación que circuye una fortaleza". Esta es la que nos sirve para hablar de la Cava de Triana. Lo cuenta muy bien Esteban Moreno Hernández en un libro recién salido del horno: En torno a las murallas de Sevilla. Guía por las puertas u límites de un casco antiguo, editado por El Paseo. Siguiendo la tesis de Mercedes Díaz Garrido, Moreno nos cuenta cómo la Cava se remontaría al siglo XIII y a la presencia almohade en Sevilla. En concreto, formaría junto al castillo de Triana (después llamado de San Jorge), las cadenas del río y la coracha (la muralla que unía la Torre del Oro con la ciudad), un sistema defensivo previo a la cerca de Sevilla que protegería la alquería de Triana y, sobre todo, el Puente de Barcas (donde hoy se ubica el de Isabel II), fundamental en el abastecimiento de Sevilla desde el Aljarafe y las comunicaciones con Extremadura y Niebla.
A falta de excavaciones arqueológicas fiables, hay dos opiniones diferentes sobre el origen de esta Cava. Algunos autores piensan que su génesis estaría en un antiguo cauce del Guadalquivir ya seco, y otros que sería un gran foso construido por el hombre. Sea como fuere, lo cierto es que su trazado coincidiría con la actual calle Pagés del Corro, desde Chapina hasta Plaza de Cuba. Al otro lado de esta Cava en dirección al Aljarafe ya sólo habría huertas, conventos y alfares. En el Diccionario histórico de las calles de Sevilla se nos cuenta cómo esta Cava, nombrada como tal desde el siglo XVI, también serviría para defender a la población de las temidas y periódicas avenidas del Guadalquivir.
La Cava se dividía en dos partes claramente diferenciadas. La Cava Vieja, Baja o de los Civiles, que iría desde Chapina hasta la calle San Jacinto; y la Cava Nueva, Alta o de los Gitanos (este último nombre a partir del siglo XIX), de San Jacinto a las cercanías de Plaza de Cuba. Es la famosa y folclórica diferenciación que aparece en las coplas. La de los Gitanos, como es obvio, se debe a la presencia en el lugar de una amplia población de esta raza -principalmente dedicada a la herrería-. Por su parte, la de los Civiles se llamaría así por la existencia de un cuartel de la Guardia Civil o, como indican algunas fuentes, por simple oposición al término gitano.
Durante siglos, la Cava se fue colmatando al convertirse en un vertedero, llegando a formarse una imponente acumulación de inmundicia conocida popularmente como el Monte Pirolo. Fue el teniente de alcalde Francisco Pagés del Corro el que mejoró notablemente las conciciones higiénicas de la zona, lo que mereció que diese su nombre a la antigua Cava, hoy convertida una de las calles principales del barrio y límite entre la Triana histórica y la moderna.
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