"La Catedral cuesta 700.000 euros al mes"
Monseñor Asenjo ha puesto en sus manos la gestión de la principal fuente de ingresos de la diócesis, una tarea en la que ya tiene experiencia y para la que afronta nuevos retos
De nuevo al cargo de las cuentas de la Catedral, una responsabilidad que ya ejerció de 1996 a 2004. El canónigo Francisco Ortiz Gómez (Constantina, 1955) asume el control de las finanzas del primer monumento de la ciudad, en plena crisis económica y con la necesidad de actualizar un modelo de gestión tan alabado como criticado, concebido en las vísperas de la Exposición Universal por el recientemente desaparecido Francisco Navarro. Le toca gestionar una presupuesto de diez millones de euros con una tendencia a la baja de turistas (la caída en el primer semestre ha sido del 8%, por encima de la previsión) y un panorama desolador en cuanto a posibles vias de financiación privadas. Tras haber sido vicario general, deán de la Catedral y párroco de San Vicente, sigue como delegado episcopal de Cáritas y se estrena también como párroco de Los Remedios.
-Sus cargos actuales y anteriores en la jerarquía eclesiástica le permiten una visión privilegiada de la realidad de la diócesis. Empecemos por Cáritas. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido? ¿Qué llamaría la atención del sevillano de a pie si estuviera en su lugar?
-Me llaman la atención las urgencias y, sobre todo, las respuestas positivas e inmediatas que se van dando a las nuevas formas de pobreza. Cáritas no es una ONG al uso, sino la acción caritativa de la misma Iglesia, una acción permanente a través de las parroquias. El sevillano se soprendería quizás al conocer algún proyecto específico de Cáritas, como el dedicado a las personas sin techo, el llamado Centro Amigo, en Triana.
-¿Trabajar en Cáritas lleva consigo experimentar un sentimiento de impotencia en algunas ocasiones?
-Sí, algunas veces sí. A veces los voluntarios se pueden sentir desbordados. Procuramos animarles mucho. Pero, por otro lado, Sevilla es generosa. El primer domingo de cada mes, la colecta de cada parroquia se destina a Cáritas. Y se trata precisamente de las mejores colectas, en las que la recaudación me atrevería a decir que aumenta en más de un 50% en comparación con las de los otros domingos.
-Usted apuntaba en una entrevista en el año 2004 que uno de los retos de la Iglesia era conseguir la autofinanciación, hacia la que se avanzó con la reforma emprendida por María Teresa Fernández de la Vega en sus tiempos de vicepresidenta del Gobierno. ¿Cuáles son los retos hoy de la Iglesia de Sevilla?
-Lo primero es la transmisión de la fe, la nueva evangelización con nuevos métodos y nuevos lenguajes. El reto de la Iglesia de Sevilla es saber transmitir la fe con un nuevo planteamiento misionero, y no me refiero al exterior, sino aquí, en nuestra realidad concreta, en nuestro tejido parroquial. Los sacerdotes somos los primeros que nos tenemos que convencer de este nuevo planteamiento y formarnos adecuadamente para ello, apostar por itinerarios de formación serios y no olvidarnos de que la cara más amable de la Iglesia es la atención a los pobres.
-¿Se refiere usted a las redes sociales al aludir a los nuevos planteamientos?
-Puede ser, puede ser. Los nuevos lenguajes pueden ser las redes sociales. El mismo Papa está en Twitter. Hay parroquias con una web propia. Los nuevos medios de comunicación están entrando positivamente en la acción evangelizadora de la Iglesia. El lenguaje es muy importante, que se nos entienda es clave. ¿Cuántas veces no se ha criticado a la Iglesia en este aspecto? O incluso la Iglesia ha hecho autocrítica recordando aquello de que tenemos un buen mensaje, pero lo transmitimos mal. En eso tenemos que mejorar muchísimo. En el último Sínodo que hubo se trató este tema. Estamos a la espera de que el Papa saque las conclusiones de este Sínodo, la exhortación donde aparezcan las líneas maestras a seguir.
-Regresa usted ahora al puesto de delegado ejecutivo de Patrimonio de la Catedral, pero en esta ocasión en un marcado contexto de crisis. ¿Qué se le exige en este cometido?
-Saber administrar lo que he recibido. Y mejorarlo. La Catedral hace tiempo que entró en una dinámica por efecto de un modelo de gestión ejemplar que se ha seguido en otras catedrales de España. En febrero estuve en Madrid, participando en las jornadas nacionales sobre patrimonio, y percibí que todo el mundo conoce la eficacia del modelo de gestión puesto en práctica aquí. Este modelo comenzó un poco antes de 1992 y creo que hemos estado mejorándolo con los años.
-¿Considera que es un modelo de gestión agotado?
-Sobre la base de este modelo tenemos que saber darle más agilidad y más contenidos a la visita cultural. No nos basta que venga mucha gente a la Catedral de Sevilla. Queremos también que haya contenidos temáticos. Hemos hecho ya intentos creando las capillas temáticas, dedicando por ejemplo una capilla a la Palabra de Dios. Podríamos aprovechar los valiosos textos de las Sagradas Escritutas que hay en la Colombina. Se trata de hacer exposiciones dinámicas, que no se quede nada obsoleto.
-¿Apunta quizás a la necesidad de darle más contenido espiritual a la denominada visita cultural?
-Sí, sí, sí. Apunto por ahí. Hay que evangelizar con el Arte. Nosotros nunca hablamos del museo de la Catedral, nunca utilizamos esa terminología. Hablamos de la visita cultural. Pues esta visita tiene que ser completada. Y no hace falta irnos muy lejos.
-¿Se arrepienten ahora de la denominación de 'visita cultural' por las críticas que ha recibido un modelo de gestión consagrado al turismo?
-No, no... Se buscó en su día la denominación de visita cultural en lugar del de visita turística...
-Le cambio entonces la pregunta. ¿Que haya que dotar de mayor contenido espiritual a la visita cultural implica una autocrítica que apunta a que se ha dado una imagen, cuando menos, distorsionada?
-Nosotros intentamos cuidar la imagen. Se quiera o no, es una visita. Yes cultural. Ocurre que dentro de esa cultura están los planteamientos religiosos. No se olvide que uno de los grandes temas de la Iglesia es el diálogo entre la fe y la cultura. Y éste es uno de los grandes temas pendientes en la Catedral.
-¿Qué opina cuando se presenta la Catedral como un 'parque temático'?
-Yo no quisiera que lo fuera. No lo es. El parque temático se convierte en un conjunto de atracciones. Lo que no se nos tiene que escapar es el modelo de visita para que la Catedral no sea un parque temático, aunque es un poco tentador. Esto hay que hacerlo muy bien. Me gustaría una visita cultural de nivel. Los esfuerzos tiene que ir en esa dirección: darle nivel a la visita. También cabe la posibilidad de que la visita cultural sea nocturna, para lo que hay que esperar a que finalice la restauración del retablo. En sus casetones está toda la historia de la Salvación. Bien iluminado por casetones, en función de la liturgia y del mensaje que queremos transmitir, puede servir para explicar esa historia. Así aprovecharíamos la gran riqueza artística y espiritual de la Catedral. No podemos vaciar de contenido lo que nuestros antepasados hicieron.
-Apunta a la necesidad de agilizar la visita cultural. ¿Eso en qué consiste? ¿En que los turistas puedan entrar más rápido? ¿En que se cuide la vestimenta de muchos de ellos? ¿En subir el precio de la visita para compensar el 8% que se ha perdido?
-Me refiero a la cuestión temática. No de parque temático. En cuanto a la vestimenta, no nos hemos planteado sacar unas normas, eso es complicado. Los vigilantes ya actúan en casos concretos. Habrá que pensar si se sube el precio de la visita, seguramente sí. El precio de la visita se calcula en función de todo lo que hacemos. Nos hemos embarcado en muchas cosas, quizás en demasiadas. Ahora mismo la situación es de guardar la ropa. No estamos sobrados de dinero en absoluto y tenemos grandes obras en marcha, como son la restauración del retablo, de la fachada norte y del facistol. La fachada y el retablo se terminan en 2014, pero todo eso son libramientos económicos que para afrontarlos nos las vemos y nos las deseamos. La Catedral de Sevilla supone el pago de un montón de sueldos, supone el mantenimiento de las bibliotecas, de los compromisos con el Arzobispado... Ahora ya no hay patrocinios. Ahora todo pivota sobre la economía del Cabildo, con alguna ayudita del Estado, como la del Ministerio de Cultura para restaurar la reja de la capilla de las Doncellas. Se necesita mucho para mantener la Catedral, muchísimo. Hay muchos gastos que no producen, que no revierten en la Catedral.
-La Catedral lleva dos años perdiendo visitantes. En el primer semestre, casi 60.000 menos.
-Recuerdo que en 2009 pensamos que iba a ser un año catastrófico, nos asustamos porque teníamos un presupuesto comprometido. Y fue un año muy bueno a pesar de la crisis. Y ahora estamos en una bajada. La Catedral cuesta cada mes 700.000 euros para poder funcionar, todos los gastos incluidos. Los meses buenos son hasta octubre. De noviembre a marzo hay que estudiar como salvamos las cuentas...
-¿Se reabrirá el Patio de los Naranjos al público, como una calle más de la ciudad?
-Ese tema no está cerrado. Hubo un pronunciamiento del Cabildo hace unos años. El Cabildo se pronunció entonces en sentido contrario. La clave está en la seguridad y en la limpieza. Por ejemplo, ¿quién asumiría la limpieza del Patio de los Naranjos? ¿Quién asumiría la seguridad? En ese patio están los servicios de la Catedral. En ese patio está la Parroquia del Sagrario. El sevillano puede entrar cuando quiera en horario de la visita. Yo no descarto que se reabra, no es un tema finito.
-¿Y usted volvería a instalar una cafetería en el Patio de los Naranjos como en 1992?
-Eso fue para la Magna Hispalensis. Aquello se sacó de madre. Era sólo para esos meses de 1992. Todos los pabellones tenían cafetería. Y la empresa que vino hizo la propuesta para la Catedral.
-Se dice que la 'Magna Hispalensis' supuso un punto de inflexión entre la Catedral y los sevillanos, quienes conocieron por fin el templo metropolitano gracias a aquella muestra. ¿Cree que el sevillano de hoy conoce la Catedral?
-El que quiere conocerla, sí. Ocurre que Sevilla tiene muchos atractivos. El Cardenal Amigo decía que la Catedral es un templo de puertas abiertas...
-Y de muchas vallas.
-Cada vez va teniendo menos. Aquí había un canónigo, don Manuel Garrido Orta, que decía que esto era Santa María de las vallas. Intentamos que haya cuantas menos vallas, mejor. Pero por motivos de seguridad hay que ponerlas. Ahora tenemos un jefe de seguridad en la Catedral que nos ayuda mucho. Estoy muy contento con su labor. Y eso es importante. Yo muchas veces he sufrido las vallas en la Catedral. Y hasta he mandado quitar vallas porque entendía que sobraban.
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