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La Cartuja: Ni estadio ni olímpico

Quince años después de su inauguración, la mayor infraestructura deportiva de la ciudad ha logrado equilibrar sus cuentas a base de fomentar distintos usos como los inmobiliarios, los culturales y los de ocio.

Aspecto actual que presenta el Estadio de la Cartuja.
María José Guzmán

21 de agosto 2014 - 05:03

El foso de saltos de atletismo del Estadio de la Cartuja se ha convertido en un improvisado vivero donde crece la hierba. En este caso no es maleza, sino césped que se replanta aquí y se tiene a mano cuando se necesita reparar el terreno de juego. El ingenio revela por sí solo que los usos deportivos de la mejor instalación de esta índole de la ciudad son prácticamente nulos. Hoy hace justo 15 años que se celebró la primera competición del Mundial de Atletismo de Sevilla, cita para la que se concluyó a gran velocidad un estadio llamado olímpico, al menos de vocación, para más de 60.000 espectadores. Un sueño frustrado que hasta hace poco más de un año ha permanecido como apellido en el nombre de la sociedad que se encargó de gestionar dicha infraestructura.

Hoy, la Cartuja de Sevilla ni es un estadio como tal ni es (ni lo fue) olímpico. Un mastodonte que ni siquiera se asienta al 100% en término de la capital, pues más del 55% del terreno corresponde al municipio metropolitano de Santiponce. Parece un trampantojo, pero, en realidad, fue una hipoteca monumental de más de 120 millones de euros -con desviaciones presupuestarias incluidas- para las arcas públicas que nunca se ha podido o sabido rentabilizar. Desde su inauguración, por las pistas de atletismo han corrido hasta figurantes en rodajes de cine, todo menos atletas, más allá de los que entran por sus túneles en el Maratón de Sevilla. Y sólo en mantenimiento el gasto anual sobrepasa los dos millones de euros.

Desde 1997 la sociedad creada para gestionar el estadio ha venido soportando pérdidas. Diez años después el hoy gerente de la sociedad, Manuel Zafra, asumió el cargo con el objetivo de equilibrar las cuentas y conseguir que, al menos, el despropósito dejase de costar dinero a los contribuyentes. Un reto nada fácil, sobre todo porque la crisis ecómica de la que todavía no se ha salido ya se notaba. Sólo en impuestos el estadio requiere un desembolso cercano al medio millón de euros al año. Según los últimos datos difundidos por la sociedad gestora, en 2005 las pérdidas supusieron una cifra similar. Y fue necesaria una ampliación de capital para saldar las deudas aún pendientes con los constructores, que rondaban los 20 millones y añadían en concepto de intereses más de tres millones cada año. La operación se cerró en 2007, fecha en la que comenzó una nueva etapa empresarial en la sociedad que diseñó un plan estratégico para el estadio que va más allá de los usos deportivos. La Cartuja es hoy mucho más que un estadio, reza la promoción de su web.

Desde hace unos tres años la balanza comenzó a inclinarse y, a día de hoy, su explotación no genera ninguna pérdida, sí beneficios. Claro que todavía modestos, según asegura Zafra, que recuerda que la sociedad no recibe actualmente ni un solo euro de dinero público. El estadio se autofinancia y ha tenido, lógicamente, que ajustar sus gastos, incluidos los de personal, dado que ha reducido su plantilla a sólo ocho personas.

Los últimos cinco años han sido muy aciagos y sólo el negocio inmobiliario ha permitido a la instalación sobrevivir. De hecho, el alquiler de los locales ubicados en las cuatro torres del edificio facilita tres cuartas partes aproximadamente de los ingresos. Pero el equilibrio financiero tampoco se hubiera conseguido si la sociedad no hubiera rebajado los precios en algunos casos a más de la mitad. Actualmente hay empresas que están pagando a 4,5 euros el metro cuadrado, que, en los años de bonanza, llegó a cotizarse a 12 euros. La bajada media de los alquileres se cifra en un 30%, lo que ha permitido que en estos momentos el estadio esté al 96% de ocupación. Una recuperación muy ansiada después de que las mudanzas se convirtieran en práctica habitual en los últimos años.

Hoy día hay aproximadamente una decena de empresas instaladas. La última incorporación es la del centro de formación privado Cesur, que abrirá sus puertas en la isla en octubre en la torre sur-oeste y cuyas aulas ocuparán un total de 4.000 metros cuadrados. A ella se suma el hotel y empresas como Ayesa, entre otras, además de varias sedes de centros culturales. Con una gran parte se han renegociado las condiciones y se les ha ofrecido espacios adaptados para facilitar la ocupación en un recinto que, como atractivo, presenta el fácil acceso para los clientes y sus bolsas de aparcamientos.

La ausencia de citas deportivas de nivel, finalidad con la que se concibió el estadio, ha obligado a cambiar su concepto y a diversificar sus usos. El compromiso previo a la construcción de esta instalación era que los dos clubes de fútbol de la ciudad jugaran domingos alternos en la Cartuja, pero nunca fue así. Y otros eventos deportivos de máximo nivel -como la final de la UEFA de 2003, las de la Copa Davis 2004 y 2011 y otras dos finales de la Copa del Rey en 1999 y 2001- han sido excepciones en una agenda demasiado libre que en los últimos años ha incorporado no sólo grandes y pequeños conciertos, también algún rodaje y, por último, encuentros de deporte base, en los que no importa demasiado el mal estado de unas instalaciones que ya han cumplido 15 años sin apenas reformas. Los grandes eventos deportivos dependen de factores económicos, sociales y hasta políticos, asegura Manuel Zafra, que insiste en que su objetivo es buscar nuevos clientes. En 2015 está prevista la celebración de unas miniolimpiadas patrocinadas por una prestigiosa empresa.

Sin embargo, el negocio de la música es más atractivo y deja más beneficios que el deporte. Un gran concierto puede generar más de 100.000 euros de beneficios, pero su contratación tampoco resulta fácil. Sí hay otras actuaciones de menor impacto para las que la sociedad ha habilitado una sala con un aforo de 2.000 personas. En lo que resta de año, están programados los conciertos de David Bisbal y Extremoduro. Además, hay más de 10.000 metros cuadrados de espacios polivantes y modulables disponibles para grabar programas, anuncios, sesiones fotográficas y videoclips. Y otras tres salas a disposición de empresas y personal VIP, que venden su proximidad al parque tecolígico de la Cartuja.

En definitiva, el estadio es una instalación de primer nivel que compite ahora con otros espacios escénicos de la ciudad en un momento poco favorable económicamente y con un hándicap que parece ya insalvable: el abandono por parte de las administraciones públicas, que no parecen dispuestas a reciclar, como se hace con el foso de saltos, lo que fue un tremendo disparate olímpico.

Hitos y grandes momentos

Deporte: del mundial de atletismo al fisioculturismo

El partido amistoso de fútbol España-Croacia sirvió para inaugurar el entonces Estadio Olímpico de Sevilla el 5 de mayo de 1999. Antes de que se celebrara el Mundial de Atletismo, tres meses después, la Cartuja albergó la final de la Copa del Rey. Desde entonces, los eventos deportivos se han podido contar cada año con los dedos de una mano. En total, han sido 80 citas de muy distinto nivel en 15 años. En el año 2000, al margen del maratón y la nocturna de septiembre, sólo se disputó el amistoso España-Holanda, por citar un ejemplo. La agenda deportiva se fue ampliando con torneos triangulares, campeonatos de supercross, marchas cicloturistas y hasta un mundialito de fútbol 7 el año pasado. El atletismo reapareció en 2002 con la Copa de Europa. Y se celebraron algunos partidos oficiales de Liga, como el Sevilla-Real Madrid en abril de 2003 y otros del Betis en 2007, al tener clausurado su campo, y la final de la UEFA en 2003. Grandes momentos de proyección internacional fueron las dos finales de la Copa Davis, citas que contrastan con la final de la Copa Covap infantil de 2013 o la Gran Noche de los Campeones, encuentro de fisioculturismo y fitness que ha tenido lugar en el estadio este año.

Música: De luis miguel a la copla

El primer gran concierto que tuvo lugar en la Cartuja fue el de Luis Miguel, en octubre de 1999, y desde entonces se han celebrado otros 45. En 2000 la cita fue con Maná, Joaquín Sabina, Ana Torroja y Miguel Bosé, sin contar con un espectáculo de la Bienal de Flamenco. En 2001 fue Alejandro Sanz (que repitió luego en 2004, 2007, 2010 y 2013) y en 2002 el lleno llegó de la mano del fenómeno televisivo de Operación Triunfo. Como grandes estrellas internacionales han actuado en el estadio Madonna, en septiembre de 2008; Bruce Springsteen, en junio de 2009 y en mayo de 2012; y U2, en septiembre de 2011. A otro nivel, la copla sonó en la Cartuja en 2009.

Otros eventos: Exposiciones, congresos y rodajes

El estadio ha albergado desde la Feria del Corredor, en 2012, a un Salón de la Moto, una Feria Factory, presentaciones de campañas como Juego Limpio, una Muestra de Arte Cofrade, presentaciones de libros y exposiciones de coches retro. También se han celebrado en sus salones foros médicos y universitarios, exámenes de acceso a vigilantes de seguridad, cursos de verano y de entrenadores y asambleas de testigos de Jehová. Además de reuniones empresariales y asambleas de trabajadores y, al menos, una decena de grabaciones de anunicios y reportajes y rodajes de cine, como el corto La Gota (2004) y escenas del film Jappeloup (2011). Y en 2010, más de 40.000 personas siguieron la ceremonia de beatificación de Madre María de la Purísima, para lo que se trasladó la imagen de la Macarena.

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