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Sevilla, preparada para la Carrera Nocturna

Carrillo: un verso (demasiado) suelto

El concejal socialista incrementará su protagonismo como nuevo referente político

C. M.

29 de julio 2008 - 05:03

Alguno de sus enemigos, aquellos que estiman que ha traicionado la confianza del alcalde simplemente por tener criterio propio y ejercerlo en la reciente lucha orgánica por el poder en el PSOE de Sevilla, definía hace unos días al ya ex edil de Urbanismo de forma muy rotunda: "¿Carrillo? Lo que es Carrillo es un verso (demasiado) suelto". Un versículo que no rima con nadie.

Acaso él, aficionado a la literatura, escritor, economista, amante de los temas esotéricos e iniciáticos, y experto en políticas de desarrollo local, entre otras cualidades, sea en realidad un cultivador de las rimas asonantes. Aquellas en las que son relevantes las vocales acentuadas. Tónicas. Sonidos resaltados tras el golpe de la voz. Vocales elegidas. Este edil socialista, cuyo único cargo será por ahora la portavocía adjunta del grupo municipal socialista, parece tener claro el sentido de la intensidad. De ahí que, tras una larga carrera política -milita en el PSOE desde hace un cuarto de siglo, cuando llegó a la casa común de la izquierda procedente de la familia de los antiguos comunistas-, haya decidido volar solo aunque sea a costa de determinados sacrificios personales. O quizás no tanto: en su currículum hay ejemplos de atrevimientos tales como disputar la secretaría general del PSOE al aparato -lucha en la que salió muy mal parado- o ser capaz de disentir abiertamente, sin miedo, de Monteseirín, que se posicionó en la última liza por el control del PSOE de manera prematura y casi suicida. Exigiendo además a sus hombres de confianza que incurrieran en la habitual adhesión inmediata, consiguiéndolo en casi todos los supuestos salvo en el de Carrillo, al que siempre le gustó ir por libre.

Si es cierta la frase del clásico -carácter es destino- Carrillo quizás se haya pasado media vida jugando a contracorriente: se metió en política muy joven, tras abandonar un colegio religioso -el Claret-, donde recomendaban hacer justo lo contrario, y ha terminado divorciado de Monteseirín, con quien comparte muchas vivencias y una trayectoria política muy similar. Casi se podría decir que es su hermano gemelo: bético, vicepresidente de la Diputación al mismo tiempo que él -bajo la presidencia de Miguel Ángel Pino- y compañero de aventura cuando, tras ganar las primarias en el partido, el alcalde accedió por vez primera al Consistorio. Carrillo ha sido estos años todo para el regidor: su portavoz, su soporte personal, su ideólogo y su amigo. Ahora, en cambio, escéptico y desengañado, parece decidido a jugar un papel político distinto: el de referente de la nueva mayoría surgida en el PSOE de Sevilla y, al tiempo, hombre fuerte dentro del Consistorio de la Ejecutiva regional. Dos cualidades que reforzarán su imagen pública.

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