La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¡Anda, jaleo, jaleo!
Pocas veces en esta ciudad nuestra de extremos –Betis o Sevilla, Macarena o Triana– se converge en un punto donde se llega al consenso, donde no hay lugar a la duda y todos vamos a una. La figura de Juan Robles es símbolo de ese punto de unión donde no hay dobleces y en el que todo el mundo coincide: "Es un ejemplo a seguir, un ejemplo de sevillanía bien entendida", "un trabajador humilde y que ha exportado el nombre de nuestra gastronomía tradicional internacionalmente", "capaz de reunir a políticos de todo signo en sus reservados y guardar la discreción en todo momento", "un hombre familiar que siempre puso por encima de todo a su mujer y sus hijos". Carlos Navarro Antolín, periodista y subdirector de Diario de Sevilla, ha logrado en la presentación de su libro Juan Robles, la sonrisa del tabernero reunir en el patio de la Fundación Cajasol (entidad editora de la obra) a todo ese espectro de la sociedad sevillana. Políticos, empresarios, artistas, amigos y familiares que guardan en el recuerdo como auténticas experiencias de vida su paso por la casa de Robles.
En un claro homenaje al mítico hostelero recientemente fallecido, Navarro Antolín ha conseguido agrupar, al igual que lo hiciera Robles en sus establecimientos, a todos. Presentes las dos familias, la del autor y la del tabernero. Paquita Cruzado, la viuda de Robles, sus hijos Laura y Pedro Robles (acompañados de sus cónyuges), cinco nietos y dos hermanas del empresario. Por parte del periodista: sus padres, el catedrático emérito Luis Navarro y la filóloga María del Pópulo Antolín; sus hermanos Luis y María del Pópulo, su esposa, la notario Amalia Cardenete, y sus hijos, Miguel y Manuel Navarro Cardenete.
En la mesa, el propio autor acompañado de Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol; Elías Bendodo, consejero de Presidencia e Interior en funciones de la Junta de Andalucía; Antonio Muñoz, alcalde de Sevilla, y la periodista Mariló Montero, consejera editorial del Grupo Joly, como conductora del acto. Entre los numerosos asistentes, que han llenado el aforo del patio, representantes del gobierno local, provincial y andaluz, como los consejeros Manuel Alejandro Cardenete (Educación y Deporte) y Patricia del Pozo (Cultura y Patrimonio Histórico); el presidente de la Diputación de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos; el ex alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín; José Luis Sanz, senador del PP y candidato a la Alcaldía de Sevilla; José Rodríguez de la Borbolla, ex presidente de la Junta de Andalucía, Javier Arenas, senador y ex vicepresidente del Gobierno, Ana Vielba, secretaria general de la Administración Pública de la Junta de Andalucía, y Enric Milló, secretario general de Acción Exterior de la Junta de Andalucía. Asistieron también los viceconsejeros Antonio Sanz y Ana García. No faltó Diego del Toro, alcalde de Villalba de Alcor, localidad a la que Juan Robles estaba muy vinculada por su mujer.
Del gremio de la prensa asistieron, entre otros, Jesús Vigorra, Charo Padilla, Esther Menacho, Álvaro Moreno de la Santa, Luis Carlos Peris, Francisco Correal,Luis Fontán, Cristóbal Cervantes, Juan Carlos Blanco, Julio Jiménez Heras y Diego García Cabello. Del gremio de la abogacía acudieron José Joaquín Gallardo, Joaquín Moeckel, Vanessa Villegas, María Laffite, Juan Moya Gómez, María del Mar Marín, Luis Navarro Antolín, Pedro Molina de los Santos y Emilio Moeckel, entre otros. Entre los muchísimos hosteleros acudieron el presidente de la patronal, Antonio Luque; los hermanos Enrique y Jesús Becerra, Sixto Tovar, Reyes Morales, Álvaro Peregil, Joaquín Jiménez Mora, Antonio Castro, Victoria Baco, Antonia del Toro y Ramón López Tejada. Participaron en el acto dos hijos predilectos de la ciudad: Julio Cuesta y Angelita Yruela. Y los doctores Narros y Pérez Calero.
Al acto acudió el catedrático y prologuista de la obra, Manuel Marchena. No faltaron representantes del sector de la hostelería y la empresa como Antonio Luque, presidente de los hosteleros, y Miguel Rus, presidente de la CES.
Quien conocía a Juan Robles sabía de su pasión por el Betis, y allí ha estado representándolo Rafael Gordillo, presidente de la Fundación del Betis. También de su siempre buena acogida al Sevilla FC, y el presidente del equipo, José Castro, también ha querido agradecérselo con su asistencia.
Las hermandades de Sevilla también han estado representadas con el presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez y los hermanos mayores de Los Estudiantes, Jesús Resa; Pasión, José Luis Cabello, el Gran Poder, Ignacio Soro; y la Pastora de Santa Marina, Andrés Martín. El acto contó con la asistencia de la responsable de bienes muebles de la Catedral de Sevilla, Ana Isabel Gamero, el modisto Toni Benítez, el empresario Enrique Ybarra, el catedrático José León-Castro Alonso, el presidente del Real Círculo de Labradores, Benito Mateos Nevado, los pintores Ricardo Suárez, Cristina Ybarra, Reyes de la Lastra y Nuria Barrera, el compositor Manuel Marvizón; Francisco Hervías, Jesús Rodríguez de Moya, Gregorio Serrano, Francisco Joaquín Pérez Garrido, conocido artísticamente como Paco Lola; el ex presidente del Consejo de Hermandades, Manuel Román Silva y el ex hermano mayor de Santa Marta, Antonio Távora. Y, precisamente, a una hermandad y su obra de caridad, la de San Esteban, de la que Juan Robles era el hermano número 3, se destinan los beneficios de la venta de este libro.
También han asistido al acto personalidades como Jesús Maeztu, Defensor del Pueblo Andaluz; Virginia Pérez, diputada autonómica y presidenta del del PP de Sevilla; Jaime Raynaud, adjunto al Defensor Pueblo; Juan Carlos Cabrera, teniente de alcalde; Javier Fernández, secretario general del PSOE Sevilla y alcalde de La Rinconada; Álvaro Pimentel, portavoz Ciudadanos en el Ayuntamiento y el concejal del mismo grupo, Lorenzo López Aparicio; Cristina Peláez, portavoz de Vox en el Ayuntamiento y el concejal del mismo grupo, Gonzalo García de Polavieja, y Javier Cortés, presidente de Vox en Sevilla; Juan de la Rosa, portavoz de PP municipal; Rafael Belmonte, concejal del PP; Sol Cruz-Guzmán, diputada nacional del PP; Rafael Carmona, presidente del Puerto; Asunción Rodríguez-Sacristán Cascajo, directora de la clínica Aba Salud; los académicos Carlos Infantes, Francisco Trujillo y Rogelio Reyes; José Ignacio Castillo, secretario general de la Consejería de Economía; Jaime Bretón, comisionado del Polígono Sur; Ana García, viceconsejera de Turismo, Justicia, Regeneración y Administración Local de la la Junta de Andalucía; Antonio Sanz, viceconsejero de Presidencia; María Luisa Guardiola, condesa de Peñaflor y presidenta de Andex; la alcaldesa de Huevar del Aljarafe, María Eugenia Moreno; Luis Enrique Flores, secretario general del Ayuntamiento; José Miguel Braojos, interventor del Ayuntamiento de Sevilla; Teodoro León, vicario general y deán de la Catedral; Marcelino Manzano, delegado diocesano de hermandades, Adrián Ríos, delegado diocesano de medios de comunicación y el sacerdote Antonio Elizalde.
Mariló Montero ha dado inicio al acto con una emotiva descripción de Juan Robles, donde ha rememorado al tabernero que comenzó siendo niño a trabajar detrás de una barra fregando vasos, y que, a base de "trabajo, trabajo y trabajo", creó una marca que ha traspasado fronteras. Ha reseñado el verdadero pilar de su vida: su familia, "que hoy continúa con su imperio", y cómo fue un perfecto anfitrión que recibió en igualdad de trato a todos sus clientes.
Este aplauso a la persona de Juan Robles ha continuado de manos del presidente de la Fundación Cajasol. Antonio Pulido ha afirmado que editar el libro Juan Robles, la sonrisa del tabernero, era un "deber a este hombre humilde y trabajador, una buena obra literaria escrita con los sentimientos de un buen amigo como es Carlos Navarro Antolín".
En el homenaje, coincidente con el santo de Robles, Día de San Juan, no han podido estar presentes el ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, así como la ministra de Justicia, Pilar Llop, pero ambos quisieron dejar su mensaje a través de un vídeo. En palabras de Rajoy, Robles era un ejemplo de "trabajo, esfuerzo, dedicación, ambición sana y humildad, y eso que tenía mucho de lo que presumir". Y la ministra destacó el perfil humano que el autor del libro ha trazado del empresario sevillano.
"Este gran andaluz, estandarte de la hostelería de nuestra tierra, dejó un legado que aún sigue vivo y lo seguirá estando", ha continuado Elías Bendodo, consejero de la Presidencia e Interior en funciones. En su intervención, una oda a las tabernas como lugares de encuentro, de diálogo, de acuerdos, "lugares donde todo el mundo ha sido feliz alguna vez", ha destacado los 70 años que Robles ejerció su compromiso de servir a los clientes y de dedicación al sector como presidente de la Asociación de Hosteleros de Sevilla y Provincia.
Si Montero ha recordado el paso de la reina Letizia por Casa Robles, "donde le comentó que si se quedase una semana comiendo allí estaría más gordita", Bendodo ha hecho referencia a una de las últimas e insignes visitas que ha recibido el restaurante, la del ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. "Los Red Hot Chili Peppers también eligieron a Casa Robles para comer tras su reciente concierto", ha añadido el alcalde Antonio Muñoz, quien ha iniciado su discurso refiriéndose a la familia de Robles presente en el acto y felicitando a Navarro Antolín por su buen hacer y por su acierto en la elección del título del libro. "Juan no era un persona especialmente graciosa, pero siempre mantuvo esa sonrisa, símbolo de sus buenos modales que le hacían ser el mejor anfitrión". "Gracias a este libro podemos acercarnos al hombre que fue Juan Robles. Escrito desde el respeto y el cariño, está lleno de anécdotas que nos permite conocerlo aún mejor".
Y de esas anécdotas, de su vida y obra, "porque era un artista", ha hablado el narrador de esta semblanza al hostelero más que merecida y esperada, Carlos Navarro Antolín.
Tras los agradecimientos a los presentes, el periodista ha comenzado su discurso con el relato de la fatídica mañana del 21 de marzo de 2021, cuando recibió directamente del hijo del empresario la noticia de su muerte, tras reservar una mesa en su restaurante de la calle Álvarez Quintero: "Imaginarán que se nos quitaron las ganas de almuerzo, mesa y sobremesa. Pero Pedro, a los pocos minutos, me mandó un mensaje que guardo como se conserva una flor en el interior de un libro: El mejor homenaje que le puedes hacer a mi padre es venir a comer con tu familia tal como habías pensado...".
De los valores que alberga la familia hostelera y de la capacidad de trabajo de Robles ha hablado Navarro, quien ha asegurado que "una de las últimas veces que vi a Juan estaba descargando el lavavajillas. Con 85 años no dejó de estar al frente del negocio. Lo vi agacharse hasta el final, como lo vi siempre sonreír".
Navarro Antolín ha agradecido la confianza depositada en él por parte de la familia a la hora de escribir este libro "que estaba proyectado en vida de Juan". Unas páginas que permiten conocer de cerca el carácter de un hombre que, "en palabras de su hija Laura, nunca veía la maldad en ningún ser humano... nunca se tomó vacaciones más de dos días... jamás lo vi quejarse de las sucesivas crisis, virtud que creo han heredado sus hijos", ha detallado en su alabanza el periodista.
"En su casa reímos, polemizamos, celebramos cumpleaños y trabajamos. ¡También trabajamos! En Robles, en sus salones, como en la barra del Labradores o en tantos bares de Sevilla, los periodistas nos alimentamos muchas veces de la actualidad", ha seguido para enumerar a continuación los templos de Robles en Sevilla: "De la taberna mínima de Álvarez Quintero a tantos y tantos restaurantes en el mismo entorno de la Catedral, el Laredo en la Plaza de San Francisco (que evitó que cayera en manos de una multinacional), los grandes salones del Aljarafe, el servicio de comida a domicilio, el que abastece a los aviones...".
En un recorrido por las páginas del libro, los lectores podrán encontrar testimonios de infinidad de personajes que vivieron Casa Robles de cerca, tales como Concha Velasco, el cineasta Juan Lebrón, Luis Carlos Peris o Paquiño Correal, entre otros que tuvieron la suerte y el honor de sentarse a la mesa de aquel que "pareciera que sólo se sentó para morirse aquella mañana de domingo, para alcanzar esa buena muerte que siempre le pedía a Dios. Y Dios se la concedió".
El acto se cerró con unas emotivas sevillanas compuestas por la artista onubense Ana de Caro, tituladas Me parece un sueño, acompañada a la guitarra por Víctor Guerra. Un tributo a la Virgen del Rocío, en la que Juan Robles también depositaba su fe.
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