Carcaño se niega una vez más a decir dónde está el cuerpo de Marta
Juicio del caso Marta
El asesino confeso mantiene por completo su última versión del crimen, en la que culpa a su amigo íntimo Samuel Benítez de deshacerse del cadáver en un coche de un familiar suyo.
Miguel Carcaño Delgado se negó ayer una vez más a decir dónde está el cuerpo de Marta del Castillo. La de ayer era una de las últimas oportunidades antes de que finalice el juicio para que el asesino confeso revelase a la Justicia y a los padres de Marta qué hicieron con el cadáver de la joven. Pero Miguel negó hasta en cuatro ocasiones, a preguntas del fiscal del caso y de su propia abogada, que conozca el destino del cuerpo, y para ello no dudó en volver a cargar toda la responsabilidad en el que fuera su amigo íntimo Samuel Benítez.
Con tono muy tranquilo y aparentemente colaborador -respondió a todas las preguntas del fiscal y los abogados del caso-, Miguel Carcaño volvió a defender, punto por punto, su cuarta y última versión de los hechos, la que ofreció en una declaración judicial en septiembre de 2009 y en la que admitió que mató a Marta con un cenicero y de un único golpe tras una "acalorada" discusión.
Miguel llegó a esta declaración en el juicio con el guión muy bien aprendido y con la idea de defender la tesis de que la muerte de Marta fue en realidad un homicidio imprudente, que conlleva una pena máxima de cuatro años y no los 20 años que se le piden por el asesinato. También negó que Marta fuese violada, algo que se inventó por "venganza" al Cuco y porque creía que así evitaría un juicio ante un jurado popular. El acusado dio muestras evidentes de que sabía qué responder a cada respuesta y sólo incurrió en algunas pequeñas contradicciones cuando se le interrogaba sobre los horarios.
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Cuando el fiscal Luis Martín le hizo la última pregunta y la más trascendente, la relativa al paradero del cuerpo, Miguel respondió de forma lacónica pero contundente. "No lo sé", le respondió al representante del Ministerio Público, al que tan sólo unos segundos antes había reconocido que fue cambiando durante la instrucción el destino del cuerpo porque "no sabía" dónde estaba el cadáver y "tenía que buscar una salida" porque la Policía le estaba presionando para que revelara qué hicieron con Marta.
En esta segunda sesión del juicio, el principal implicado volvió a acusar de encubridores a sus amigos Samuel Benítez Pérez y Francisco Javier García Marín, el Cuco -al que metódicamente siempre se dirigía como "el menor"-, y a exculpar a su hermano, Francisco Javier Delgado Moreno, y a la novia de éste, María García Mendaro.
La exculpación de su hermano ha sido una constante a lo largo de las distintas declaraciones del asesino confeso desde que fue detenido.
Miguel Carcaño reconoció ayer que su hermano se hallaba en el piso de León XIII cuando él y Marta llegaron al domicilio sobre las 20:25 aproximadamente del 24 de enero de 2009, pero los tres sólo coincidieron durante unos cinco minutos, puesto que su hermano se marchó del piso de inmediato. Fue entonces cuando, según el relato de Miguel, comenzó una discusión con Marta porque ésta quería "reanudar la relación" que ambos habían tenido y él estaba en ese momento saliendo con Rocío, la menor con la que convivía en Camas. "Nos acaloramos, me enfadé más de lo normal, cogí el cenicero y le di un golpe", aseguró Miguel, que a preguntas de su abogada, Paloma Pérez, explicó que no tenía intención de matar a Marta, sino de "dejar de discutir". La agresión se debió a su estado de "nervios", porque ambos estaban muy alterados y no sabe "lo que le pasó".
Tras ese golpe con el cenicero de un conocido bar de copas, Marta cayó al suelo, Miguel "se asustó", comprobó con el tensiómetro que había fallecido y en ese momento se presentó en el piso el Cuco, con el que habían quedado para ir más tarde de botellona. Miguel relata que pidió al menor que fuera a telefonear desde una cabina a Samuel. El menor regresó en unos cinco minutos y en un cuarto de hora llegó Samuel con un Opel Astra de color granate propiedad de un tío suyo.
El asesino confeso dice que sacaron el cuerpo de Marta en la silla de ruedas, sin envolverlo en una manta o utilizando bolsas de basura -cómo había dicho en otras declaraciones- y lo llevaron hasta el coche. Dice Miguel que serían sobre las 21:15 cuando sacaron el cuerpo y que a su regreso a la vivienda para limpiar con "amoniacal" su dormitorio es cuando le vio el testigo considerado como la pieza clave de la investigación. Sin embargo, este vecino de Miguel sitúa ese encuentro poco antes de las dos de la madrugada, lo que desmonta esta versión de Miguel.
La única novedad que Miguel Carcaño introdujo en la declaración de ayer, y que hasta ahora no había dicho, se refiere a que, según el asesino confeso, la noche del crimen el Cuco dejó su bicicleta en el piso de León XIII, en concreto en la cocina del inmueble, y no fue a recogerla hasta la mañana siguiente.
Miguel Carcaño aseguró que incriminó al Cuco en la violación y asesinato de Marta por "venganza", después de que el menor hubiese implicado a su hermano en los hechos. Sin embargo, esta implicación se produjo un mes después de que el menor se retractara ante el juez de la declaración en la que acusó a su hermano, como le hizo ver el fiscal del caso. Carcaño insistió en que fue "a echarle más delitos" al Cuco por haber inculpado a su hermano y añadió que, como la versión de los hechos "no le cuadraba" y el propio juez instructor le había expuesto los "fallos" que tenía su testimonio durante la reconstrucción de los hechos que se grabó en su casa, fue cuando decidió implicarse él mismo de la violación. "Lo tenía todo perdido, me daba todo igual", afirmó Carcaño, que agregó que su intento de suicidio fue real y que esa declaración se produjo tras consumir "heroína" la noche anterior en la cárcel.
Miguel le dijo al fiscal que se "inventó todos los detalles" que figuran en su declaración sobre la violación y en la reconstrucción, a pesar de la minuciosidad con la que describe todas y cada una de las acciones que realizaron con Marta. También se inventó el detalle de la "navaja" con la que supuestamente intimidaron a la joven y que fue recuperada en el husillo de una alcantarilla cerca de su casa. "Me deshice de la navaja para no tener problemas porque en mi casa se hacían muchas fiestas", dijo Miguel.
Para tratar de dar credibilidad a su versión de que es Samuel quién realmente sabe dónde está el cadáver, Miguel dijo que contó que la tiraron al río porque así se lo "sugirió" su amigo en una llamada telefónica que él le hizo sobre las 00:00 o 00:05 del 25 de enero, en la que éste le dijo que habían estado cerca de la pasarela de Camas.
Miguel situó a Samuel como el verdadero cerebro que está detrás de la desaparición del cuerpo. El asesino confeso relató que desde la noche del crimen hasta que fue detenido, en la mañana del 13 de febrero de 2009, sólo habló en una ocasión con Samuel, el 26 de enero, cuando ambos se hallaban prestando declaración como testigos ante la Policía, que les dejó un momento a ambos a solas. "Samuel me dijo que no dijera nada y que no tuviéramos contacto", precisó.
Una de las constantes a lo largo de la instrucción y que Miguel reiteró ayer fue el intento de exonerar de cualquier responsabilidad a su hermano, Francisco Javier Delgado, y a María García Mendaro. A preguntas del abogado de los padres de Marta, Miguel dijo que "nunca" le contó a su hermano lo que había ocurrido con la joven. "Le mentí en todo momento para no implicarlo, porque me habría intentado ayudar pero también habría llamado a la Policía", precisó.
Quizás el detalle más sincero que ofreció Miguel Carcaño después de ocho declaraciones anteriores y cuatro versiones distintas de los hechos está en que reconoce su culpa en la muerte de Marta y quiere que sus dos amigos admitan su participación. "Samuel me ayudó. Igual que yo asumo mi responsabilidad, quiero que los demás asuman la suya, lo que hicieron", afirmó Carcaño en respuesta a la pregunta del letrado de Samuel sobre por qué implica a éste en el caso.
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