La ventana
Luis Carlos Peris
Claro que el cambio mata, pero ayudado
Comprar un electrodoméstico eficiente energéticamente supone pagar hasta un 30% menos en la factura de la luz. Desde el 1 de marzo frigoríficos, congeladores, lavadoras/lavadoras-secadoras, lavavajillas, pantallas electrónicas (monitores y televisores) y vinotecas cuentan con un nuevo etiquetado de eficiencia energética en todos los países miembros de la Unión Europea, que ha puesto orden en el mercado. Un nuevo reglamento (2017/1369) que ha entrado en vigor ha cambiado también el tipo de ensayo que se realiza para calificar el nivel de eficiencia de cada producto, lo que supone que un frigorífico que antes era A+++ ahora puede aparecer con la letra C, D o E.
El principal cambio para el consumidor es que los electrodomésticos más eficientes y de menor gasto de energía ya no tendrán el caos anterior de etiquetas A+, A++ y A+++, con el que no había forma de distinguir cuál era mejor que otro. Ahora hay siete niveles, de la A a la G para que el consumidor pueda distinguir mejor la eficiencia de uno respecto de otro, y la mayor parte de ellos se concentran entre la C y la G.
Los fabricantes señalan que este cambio de letras a la baja no va a significar que el producto de alta eficiencia vaya a desaparecer de la noche a la mañana. "El producto es el mismo, tiene el mismo consumo, la misma eficiencia. Lo que sucede es que como se mide con una norma distinta y se coloca en la escala de la A a la G atendiendo a unos criterios distintos, ese producto que ayer era A+++ hoy es C, D e E. En definitiva, lo que cambia es la escala y el método de medición", recalca Alberto Zapatero, director nacional de la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Electrodomésticos (ANFEL), que representa a más de 50 marcas comerciales.
Tanto el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico como los fabricantes de electrodomésticos recalcan que no es posible comparar las antiguas etiquetas con las nuevas porque los criterios y los ensayos han cambiado.
La etiqueta nueva no solo informa del consumo energético de un electrodoméstico, sino también del consumo de agua, de la capacidad del electrodoméstico, del nivel de ruido, etc. Todos esos elementos hacen que reciba una letra superior o inferior, explica Mar Blázquez, subdirectora adjunta de Eficiencia Energética de la Secretaría de Estado de Energía, del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
La A clasifica a los productos de menor consumo y mayor eficiencia energética, y la G engloba a aquellos de mayor consumo y menor eficiencia energética. Las letras D y E se sitúan en un nivel intermedio entre ambos extremos.
En España el 30% de la factura de la luz en los hogares corresponde a los electrodomésticos. Por tanto, tener en cuenta la eficiencia energética de lo que compras va a tener una incidencia directa en tu factura. La experta aconseja echar cuentas porque el precio más alto que pueda tener un electrodoméstico más eficiente se amortiza muy rápido al ahorrar en la factura de la luz.
Los productos de segunda mano fabricados en Europa no tienen que llevar la nueva etiqueta, a diferencia de los que vengan del exterior y se comercialicen por primera vez en Europa.
"Con este cambio en la regulación los ensayos de consumo energético se adaptan mejor a un uso real del electrodoméstico por parte del consumidor. Por ejemplo, en una lavadora antes se medía el consumo energético en un programa estandarizado con un lavado a 60 grados, pero esa no es la realidad del mercado europeo porque casi nadie lava a 60 grados. Ahora se hace la norma de medición con un ciclo combinado de varias temperaturas. Es una modificación total", explica Alberto Zapatero, en nombre de fabricantes e importadores de electrodomésticos.
Lo mismo afirma el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. "No son comparables las letras nuevas con las letras antiguas porque han cambiado los ensayos sobre su eficiencia energética para hacerlos más cercanos al uso normal y han aumentado los requisitos de eficiencia energética", en palabras de Mar Blázquez, subdirectora adjunta de Eficiencia Energética de la Secretaría de Estado de Energía.
En los frigoríficos, por ejemplo, antes el ensayo para analizar su eficiencia energética se hacía con la puerta siempre cerrada, lo que arrojaba un consumo energético que no era real. "Ahora como los ensayos se ajustan más al uso real, los frigoríficos se abren o se cierran un determinado número de veces mientras dura el ensayo. Y al abrirlo y cerrarlo el frigorífico consume más y salen más kilovatios hora porque el ensayo ha cambiado", aclara Blázquez.
Este nuevo procedimiento de ensayos genera que el consumo anual de ese frigorífico que refleja la etiqueta nueva puede ser ligeramente superior en unos pocos kilovatios año respecto a lo que marcaba la antigua etiqueta.
La experta recalca la importancia de una buena comunicación del cambio para que el consumidor no se sienta inseguro o incluso se pudiera sentir engañado. "Es importante recalcar que un modelo de frigorífico o lavadora que se vendía en febrero es el mismo que se vende ahora con la nueva etiqueta aunque la letra sea distinta. El consumidor tiene que saber que la eficiencia es la misma. Lo que cambia es la letra porque los ensayos ahora son distintos y las exigencias son mayores", insiste Blázquez.
Los fabricantes de electrodomésticos celebran especialmente el cambio de la normativa europea que se utiliza para medir la eficiencia energética de los productos porque la norma anterior es de hace varias décadas y estaba obsoleta. Valoran que la Comisión Europea ha modificado la clasificación energética para que el consumidor vuelva a tener una amplia elección dentro de los modelos que hay en el mercado, en una escala de letras de la A a la G, y ha definido de nuevo las escalas en las que se clasifica el índice de eficiencia energética.
"El sector celebra el cambio de etiquetado energético porque soluciona un doble problema, el de los consumidores que solo tenían hasta ahora tres clases de categoría superior (A +, A++ y A+++) que no les permitía elegir de forma adecuada sobre la base del consumo energético, y el del fabricante, que tampoco podía diferenciar sus productos, ya que casi todos estaban en A++ y A+++ y necesitaban una escala más amplia. Esa situación no incitaba al fabricante a hacer nuevas inversiones en productos y desarrollos tecnológicos para seguir mejorando y diferenciarse de sus competidores", aclara Zapatero.
Otra novedad de la etiqueta es que también incorpora un código QR que al escanearse con el teléfono móvil ofrece al consumidor descargarse las características técnicas del producto. Ese código remite a una base de datos europea donde todos los fabricantes europeos están obligados a volcar esa información para que la pueda ver el consumidor, explica la experta de Eficiencia Energética de la Secretaría de Estado de Energía.
Hornos, calderas y aires acondicionados se seguirán vendiendo con las antiguas etiquetas de eficiencia energética. Aún no tienen las nuevas etiquetas porque los detalles de su nueva regulación están en estudio por parte de la Comisión Europea. Se espera que la normativa para estos últimos productos se apruebe a finales de 2021 o para 2022.
En las fuentes de iluminación (lámparas y bombillas) el cambio de etiquetas entra en vigor el 1 de septiembre, con lo que hasta entonces seguirán con etiqueta antigua.
Los puntos de venta tienen hasta el 14 de marzo para cambiar sus etiquetas antiguas y poner las nuevas, pero no se admite que un modelo de electrodoméstico tenga las dos etiquetas a la vez.
El temor de los fabricantes, importadores y distribuidores (en estos últimos están el Corte Inglés, Media Markt, Carrefour, etc) es que el consumidor pueda frenar sus compras por este cambio de etiquetado, que vaya a la tienda donde antes había electrodomésticos A+++ y ahora ve el mismo producto con las letras C o D, o eran A++ y ahora son E. "La inquietud y preocupación del sector es que el consumidor frene su decisión de compra pensando que el electrodoméstico eficiente ha desaparecido, que pueda causarle desconfianza el hecho de que no hay categoría A y decida no comprar", explica Zapatero.
El ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico es consciente de esta inquietud que se suma a la situación económica actual generada por la pandemia, y espera que se pueda solventar de la mejor forma posible con la ayuda de las campañas de divulgación.
Este temor ha llevado a algunas marcas a ofertar sustanciales rebajas de electrodomésticos con el nuevo etiquetado que antes eran A++ y ahora tienen la letra E. Marcas tan conocidas como Bosch y Balay están lanzando ofertas de hasta 200 euros menos en electrodomésticos con el nuevo etiquetado en sus páginas web.
Anfel no entra a valorar las estrategias comerciales de sus asociados, pero recalca que para tratar de tranquilizar al consumidor se han lanzado una gran campaña de comunicación para explicar el cambio de etiquetado energético y recalcar que "el electrodoméstico eficiente sigue estando en el mercado".
El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico recalca que el consumidor debe saber que la mayor parte de electrodomésticos estarán entre las letras C y G. "Se ha aumentado mucho la exigencia para los de clasificación A y B. De la A no va a haber casi ningún electrodoméstico y de la B va a haber pocos. Por tanto los electrodomésticos que antes estaban clasificados como A+, A++ y A+++ ahora van a estar entre la C y la G", detalla Mar Blázquez, subdirectora adjunta de Eficiencia Energética de la Secretaría de Estado de Energía, del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Europa permite seguir vendiendo electrodomésticos con etiquetas antiguas de aquí hasta el 30 de noviembre de 2021 solo en el caso de productos que el fabricante ha decidido quitar del catálogo y se retirarán del mercado. La legislación europea da nueve meses adicionales para la venta de esos productos, que estarán disponibles en las tiendas junto a los del nuevo etiquetado.
El sector no teme un problema de stock de estos productos porque quedan muchos meses para que se vendan y porque el mercado de electrodomésticos subió en ventas en 2020 pese a la caída de marzo a mayo, lo que permitió que se vendieran los productos que estaban almacenados.
Más información en la web del ministerio y en la web de la OCU.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios