Lección de vida de un maestro de americanistas
calle rioja
Reconocimiento. El alcalde, Juan Espadas, descubre una placa en la casa de
la calle Gerona donde nació en enero de 1937 el catedrático Luis Navarro García
Nació justo un año antes que el Rey emérito y nadie sabe tanto de virreyes como él, como Luis Navarro García (Sevilla, 5 de enero de 1937). Una mujer, Milagros García, lo trajo al mundo en esta casa de la calle Gerona, entonces número 9, hoy 15; otra mujer, María del Pópulo Antolín, lo sacó de esta casa para casarse el 30 de marzo de 1963 en la Capilla Real. Las dos extremeñas: su madre, la esposa de un empleado de Correos que hacía el servicio ferroviario en la ruta de Mérida, de Fuente de León; su esposa, a la que conoció como estudiantes de la Universidad, de Almendralejo.
De la cuna a la boda, por medio, una guerra, una posguerra, tiempos de penuria y ostracismo que curtieron su piel con una teoría ética de la relatividad. Juan Espadas, alcalde de Sevilla, descorrió el paño que desde ahora muestra al viandante por esta hermosa calle que en esa casa nació este "maestro de americanistas".
De aquellos años duros, que recuerda sin rencor ni victimismo, un símbolo, cada vez que iba con la cartilla de racionamiento al establecimiento que tenían asignado, El Rinconcillo, un clásico que data de 1670 y que en aquellos años de la infancia de Luis era mitad bar mitad tienda de ultramarinos. Palabra muy hermosa y ajustada para quien se dedicó al americanismo.
Con las restricciones de rigor, un puñado de amigos y familiares de Luis Navarro se colocaron en la acera de los pares, junto al colegio Santa Ángela de la Cruz que Luis Navarro recuerda haber visto construir desde su balcón. Segundo de los ocho hijos de Daniel Navarro y Milagros García, fue el único junto a su hermana Eulalia que nació en esta casa de la calle Gerona. "Entonces imperaba el matrolocalismo, la madre iba a dar a luz donde vivía su madre, en nuestro caso a Mérida, pero yo vine en plena guerra".
Recuerda perfectamente al niño de 10 años que vio a escasos metros de su casa el revuelo de coches y curiosos el 12 de octubre de 1947, la primera boda de Cayetana de Alba "cuando era la duquesita de Montoro". Ese año visitó Sevilla Evita Perón desde aquella América a la que tantos años y tesis doctorales ha dedicado, aunque el acontecimiento fundamental en su vida de ese año fue el nacimiento de su hermana María del Carmen, la pequeña de los ocho, de la que Luis fue padrino, ahijada que no se quiso perder este regalo de inmortalidad para quien ya tiene una glorieta con su nombre en el Archivo de Indias.
Aquel 5 de enero de 1937 hubo Cabalgata de Reyes Magos en Sevilla. A Melchor lo representó José María del Rey; a Gaspar, Joaquín Romero Murube; y a Baltasar, Antonio Adelardo García. Luis Navarro García nació en un enjambre de poetas: en su misma calle residió como estudiante Juan Ramón Jiménez; en el palacio de Dueñas nació Antonio Machado; su hermano Manuel se casó en San Juan de la Palma; Fernando Villalón vino al mundo en la casa-palacio que ahora es convento de las Hermanas de la Cruz, a las que todos los días se las ve por esta calle de ida o de vuelta en sus menesteres por aligerar el dolor o la soledad de tantos olvidados de este mundo.
La pandemia obligó a retrasar la colocación de la placa. Ocurre en el año que conmemorará los quintos centenarios de la muerte de Magallanes en su viaje a las islas de las Especias, viaje que Navarro García relata como un Julio Verne asesorado por Humboldt, y de la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlán.
"También es el segundo centenario de la independencia de México. Agustín de Iturbide quiso hacer del país una monarquía liberal, pero querían ser una República, como Estados Unidos. Acabó fusilado, como Maximiliano".
Luis Navarro García nunca ha estado en Gerona. Su amigo Juan Benjumea, compañero en el instituto San Isidoro, se la recomienda encarecidamente. A este merecido homenaje de "la ciudad agradecida", como se lee en la placa, acudieron los pregoneros de la Semana Santa Joaquín Caro Romero y Charo Padilla. Luis Navarro García cogió el AVE de la infancia Sevilla-Gerona, deuda con el Episodio de Galdós en el callejero, y recordó por orden cronológico a los ocho Navarro García: Salvador, Luis, Asunción, Antonio José, Eulalia, Teresa, Mercedes y Carmen. Ya faltan Antonio José y Teresa, que fue monja en las Teresas. Los ocho niños que vivían con el cartero de ferrocarriles, doña Milagros y la tía Dolores.
Salió para casarse en 1963, el año que mueren Cernuda, Kennedy y Juan XXIII. Como vecino de Gerona vivió el tránsito de las aulas en la calle Laraña a la Fábrica de Tabacos. La casa sigue prácticamente igual. En la entreplanta vivían don Ventura y doña Eulalia, los propietarios de la casa. El hogar donde Luis Navarro García vivió su particular descubrimiento de América.
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