Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Calle Cultura en el Greco
Decenas de personas, sobre todo los niños, disfrutaron durante la mañana de este domingo de las múltiples actividades del evento Calle Cultura, que se celebró en el cruce de la avenida del Greco con la de la Soleá y la calle Sinaí. Especial interés para los más pequeños tuvo la carpa de realidad virtual, donde la cola se fue alargando a medida que avanzaba la mañana. Hubo niños que repitieron hasta seis y siete veces. "Hay que cortar una espada láser con una sopa", decía uno de los menores nada más salir de la carpa y quitarse las gafas.
A unos metros, en la acera de enfrente, otro grupo de pequeños hacía recortables. Se podía elegir entre animales y vehículos. Tortugas, burritos, ambulancias, taxis... los niños recortaban con ayuda de los mayores e iban confeccionando su obra. Hacía calor pero no mucho. En la sombra la temperatura era agradable e incluso en algunas zonas más abiertas, como en la Soleá, corría cierta brisa. Unos breakers danzaban en mitad de la calle Sinaí y unos especialistas en artes marciales practican el arte de la espada. "¡Mamá, unos samuráis!".
Los guerreros orientales se retiraron para dar paso a unos bailes por sevillanas. Eso sí interesó a la población de más edad del barrio, que aguantó al sol en el cruce del Greco. En la parte de San Pablo hay más juegos para niños. El juego de la cuerda, itinerarios con saltos con apoyo de pies y manos en el suelo, unos pequeños circuitos de ejercicios. Unos metros más adelante hay un taller de jardinería donde los niños plantan semillas o esquejes.
Aprieta el calor y el público se va retirando a los bares de la zona. A última hora llega el alcalde, Antonio Muñoz, que viene de visitar un mercadillo en Pino Montano y se para en la carpa en la que un grupo de chicos juega al ajedrez. Unos padres le explican a sus hijos, de cinco años, que ese señor es el alcalde y es quien debe ordenar el arreglo del parque infantil de Sinaí, donde juegan cada tarde y que presenta algunos desperfectos.
Uno de los niños, Álvaro, persigue al regidor, le tira de la camisa y le dice: "Alcalde, ¿vas a arreglar el parque de Sinaí?". Muñoz sonríe, le pregunta qué le pasa al parque y el pequeño abre los brazos y mira al padre. Alguien le apunta que la reparación del parque está prevista para el futuro. Otro niño, Aitor, le dice que no quiere que haya más corridas de toros. Aparece otra amiga, África. Los tres terminan haciéndose una bonita foto de recuerdo con el alcalde.
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