Cajasol ya ha invertido 120 millones de euros en la construcción de la torre
La entidad tiene, además, otros 46 millones de euros comprometidos · El presidente de Ayesa, José Luis Manzanares, calcula un coste de 50.000 euros por cada día que las obras del rascacielos estén paradas.
Los datos económicos sobre la Torre Cajasol van trascendiendo con cuentagotas, pero dan una idea muy clara de la dimensión del problema. En total, la entidad financiera promotora de este rascacielos ya ha invertido 120 millones de euros y tiene otros 46 millones comprometidos. Es decir, se puede decir que Cajasol ya ha gastado más del 50% de un proyecto que costará unos 300 millones de euros.
Otro dato importante lo desveló este martes el presidente de Ayesa (empresa que construye la torre), José Luis Manzanares, quien aseguró en Radio Sevilla que cada día que las obras estén paradas costará a los promotores unos 50.000 euros. "Supondría un monumento al fracaso", dijo Manzanares, quien también hizo hincapié en que "si la Unesco hubiera detectado riesgo al patrimonio ya habría parado las obras". Para el presidente de Ayesa, una paralización de los trabajos podría suponer la suspensión de pagos en unas 42 empresas que trabajan en el proyecto.
Lo que sigue siendo una incógnita es cuál sería la indemnización que tendría que pagar el Ayuntamiento de Sevilla a Cajasol para paralizar definitivamente unas obras para las que concedió una licencia de obra de cuya legalidad apenas hay dudas. Nadie se atreve a dar una cifra, que podría ser astronómica (algunos calcularon hace tiempo que el coste sería de 200 millones de euros). De hecho, el Ayuntamiento ha pasado en los últimos días de un tono casi amenazante a otro mucho más conciliador y negociador. No están las arcas municipales para tales gastos. Las fuentes jurídicas consultadas por este periódico no tienen ninguna duda: cualquier solución pasa por una indemnización "considerable" a Cajasol.
Respecto a una posible rectificación del proyecto de César Pelli para rebajar la altura de este edificio de 178 metros de altura, fue el decano del Colegio de Arquitectos de Sevilla, Ángel Díaz del Río, el que consideró tal extremo como una "aberración arquitectónicamente hablando". Asimismo, otras fuentes consultadas por este periódico estimaron que dicho cambio supondría una elevación importante en los gastos financieros del proyecto, así como la reelaboración de sus fases y, por tanto, de su calendario. En principio, la torre debe estar acabada en marzo de 2013. El plan de viabilidad establece 40 años para la recuperación de la inversión, lo que supone que la rentabilidad futura de este edificio no está sujeta a la actual coyuntura de crisis. Está claro que, de producirse un recorte en su altura, estructuras tan importantes y costosas como los cimientos quedarían desproporcionadas.
Cajasol ya ha hecho ver al Ayuntamiento que le sale más rentable emplearse a fondo en la defensa del proyecto ante los 21 miembros del Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco que enfrascarse en un pleito que le puede salir muy caro. Eso sí, los detractores dan por hecho que, de seguir adelante con las obras, Sevilla entrará en la temida lista de Patrimonio Mundial en Peligro. La solución definitiva se sabrá el próximo mes de junio tras la reunión en San Petersburgo de dicho comité.
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