Cae un miembro de la banda del hacha por atracar al menos 17 farmacias
La Policía considera al Gordito como el responsable de la oleada de atracos que sufren las boticas desde hace meses.
La Policía Nacional ha detenido a uno de los atracadores más activos de Sevilla, que se había especializado en desvalijar farmacias. Se le considera el responsable de la oleada de robos a mano armada que han sufrido estos negocios en los últimos meses en la capital andaluza. Por el momento se le ha podido imputar casi una veintena de robos, once de los cuales fueron cometidos en farmacias del distrito Nervión. Su segundo lugar preferido era el distrito Macarena, donde desvalijó hasta seis boticas. La Policía investiga ahora si participó en algún atraco más y si contó con la ayuda de otra persona o actuó siempre en solitario.
El detenido es un viejo conocido de la Policía. Era uno de los miembros más peligrosos de la banda del hacha, una organización criminal procedente de la barriada de la Bachillera, que llegó a desvalijar prácticamente un comercio al día en Sevilla hasta que fueron arrestados, a finales del año 2008. Su identidad es Luis Antonio T. R., tiene 30 años y más de una quincena de antecedentes. Se le conoce como el Gordito. Siempre ocultaba su rostro con un casco de motorista, para dificultar así su identificación tanto para posibles testigos como en las grabaciones de las cámaras de videovigilancia con la que están equipadas la mayoría de estas tiendas.
Solía entrar en las boticas por la tarde, a horas en los que los comercios estaban vacíos o tenían poca actividad, y también suponiendo que en las cajas estaría la recaudación de toda la jornada. Una vez dentro, amenazaba a los empleados, a los que obligaba a abrir la caja registradora y entregarle el dinero que había en el interior. Los investigadores creen que operaba en solitario. Siempre llegaba a los comercios en un ciclomotor robado, en el que huía con el botín. De esta manera también dificultaba su identificación.
Hasta que cometió un error. En una ocasión llegó a una farmacia en una Vespa de su propiedad, que estaba registrada a su nombre. De esta manera, los investigadores empezaron a trabajar con la hipótesis de que el atracador de farmacias podía ser el Gordito, un tipo que se había llevado un tiempo parado, posiblemente coincidiendo con su estancia en prisión tras la desarticulación de la banda del hacha. Tras una compleja investigación, la Policía logró detenerlo la mañana del jueves. Junto a él han sido arrestadas varias personas más por tráfico de drogas. El juez lo envió el pasado fin de semana a prisión.
El Gordito era uno de los atracadores más violentos de la banda del hacha, un grupo de delincuentes juveniles que desvalijó comercios por toda la ciudad hace casi una década. La Policía llamó así a la banda porque el hacha era el arma preferida por los atracadores para amenazar al personal de los negocios en los que irrumpían. Fueron detenidos a mediados de diciembre de 2008, después de que cometieran 29 atracos en un mes, es decir, casi uno al día. El grupo operaba principalmente en las zonas de Macarena y Nervión, los dos distritos en los que el Gordito ha vuelto a actuar.
Los atracadores del hacha tenían una peculiaridad: robaban a todas horas. No tenían una franja horaria definida, podían entrar en un comercio por la mañana, en otro por la tarde y en un tercero de madrugada. Pero siempre lo hacían con el establecimiento abierto al público. Desvalijaron todo tipo de locales: bares, panaderías, peluquerías, gasolineras, farmacias, tiendas de ropa, almacenes y pizzerías. También llegaron a robar a algunas mujeres mediante el método del tirón. Los barrios de Pino Montano, San Jerónimo y San Lázaro eran sus escenarios preferidos, quizás por ser los más cercanos a su lugar de origen: la barriada de la Bachillera.
Además de hachas, los atracadores utilizaban navajas, cuchillos y machotas para intimidar a empleados y clientes. El modus operandi era siempre el mismo. Actuaban en grupo de entre dos y cuatro personas. Uno o dos de ellos cometían el robo mientras que los otros esperaban en el exterior realizando labores de vigilancia y facilitando la huida. Siempre se protegían los rostros con cascos, como hace el Gordito ahora, o con pasamontañas, y utilizaban guantes para no dejar huellas. En algunos atracos llegaron a apropiarse de un botín de 13.000 euros, aunque en otros sólo se llevaron 300. El día que los detuvieron, los atracadores del hacha habían irrumpido en una panadería de Polvillo en el barrio de Los Príncipes, de la que sustrajeron casi 5.000 euros. Por entonces, Luis Antonio T. R. tenía 21 años y ya sumaba 12 arrestos. Sus compañeros de fechorías eran Aram S. V., Montserrat T. T. y Antonio D. N.
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