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Sevilla, preparada para la Carrera Nocturna

Cae una red que llevaba hachís al Reino Unido oculto en naranjas

La Guardia Civil detiene a 18 personas en una operación desarrollada entre Málaga y Sevilla

F. P. A.

27 de octubre 2016 - 05:03

Dieciocho detenidos y casi dos toneladas y media de hachís intervenidas es el balance de la operación Rajado-Puntalero, el último golpe de la Guardia Civil contra el tráfico internacional de esta droga. La investigación se ha desarrollado principalmente entre las provincias de Málaga y Sevilla, desde donde la red enviaba la droga al Reino Unido camuflada entre naranjas.

La operación se inició cuando una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico interceptó una furgoneta en la autopista A-7, en Málaga. Cuando los agentes iban a identificar al conductor, éste salió del vehículo y huyó a la carrera, dejando la furgoneta abandonada en la carretera. Al inspeccionar la misma los guardias comprobaron que había 32 fardos que contenían 1.034 kilos de hachís.

A raíz de este alijo, el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Málaga comenzó a investigar al conductor. Una vez identificado éste, los agentes lograron conocer la procedencia y el destino de la droga, así como que la organización estaba asentada también en la provincia de Sevilla, concretamente en Alcalá de Guadaíra, Los Palacios y Villafranca y Dos Hermanas. Por ello, en la investigación también han participado los agentes del EDOA de Sevilla.

Esta información permitió la identificación y detención posterior de todos los miembros de la banda. La organización había creado dos empresas de importación y exportación de productos cítricos para realizar envíos de naranjas de forma legal y periódica desde España hasta el Reino Unido. La droga era envasada al vacío en una casa de Alcalá de Guadaíra y luego trasladada a dos naves industriales ubicadas en polígonos de Los Palacios y Dos Hermanas. Allí, el hachís se camuflaba entre cajas de naranjas que introducían en unos palés que se colocaban en la parte central del remolque. El resto de la carga eran palés de naranjas sin droga.

De esta manera, los narcotraficantes dificultaban la localización de los estupefacientes en caso de un control policial. Al estar envasada al vacío y ubicada en el centro del camión, los perros detectores de droga no eran capaces de marcar el hachís. Tampoco levantaban sospechas ante una posible inspección fiscal, ya que la partida de naranjas era completamente legal y tenía todos los permisos en regla.

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