El 'Brexit' en la universidad: ¿el fin de los 'erasmus' en el Reino Unido?
Incertidumbre europea
La Hispalense y la Olavide garantizan la permanencia del centenar de alumnos que se encuentran en las islas británicas
Ambas instituciones reconocen la incertidumbre que existe sobre el futuro de estas becas para el próximo curso
Después de dos años, un continente entero sigue pendiente de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. La primera ministra británica ha pedido esta semana una prórroga hasta el 30 de junio. Un compás de espera que no hace sino aumentar la incertidumbre sobre los efectos que el Brexit tendrá en determinados ámbitos. Uno de ellos es el académico. En concreto, los estudiantes universitarios que cuentan con una beca Erasmus en las islas británicas y aquéllos que la han solicitado para los próximos años.
La incertidumbre se ha apoderado de estos jóvenes las últimas semanas. En la capital andaluza tanto la Universidad de Sevilla como la Pablo de Olavide transmiten un mensaje de tranquilidad. Los alumnos que se encuentran este curso en las islas británicas seguirán recibiendo ayudas. A partir de ahí, se estudiarán las distintas vías de financiación en función de los escenarios que resulten de las negociaciones entre Londres y Bruselas.
En este punto, conviene recordar que el tratado negociado entre ambas partes establece un periodo transitorio para prorrogar las becas Erasmus hasta 2021. Sin embargo, dicho documento está ahora en la cuerda floja, por lo que todo lo pactado puede saltar por los aires. Ahí es donde la inestabilidad se adueña de las instituciones académicas, debido, principalmente, al escaso margen de maniobra y a la necesidad de dar respuesta a los estudiantes que ya han solicitado algunos de los países que integran el Reino Unido para estudiar en sus universidades los próximos cursos. Ante tal situación, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue) convocó una reunión el 14 de marzo para analizar las distintas alternativas en función del desarrollo de la negociación en el ámbito comunitario.
La vicerrectora de Internacionalización de la Universidad de Sevilla, Carmen Vargas, trasmite “tranquilidad” a los estudiantes, pues se trata, en última instancia, de un asunto de negociación entre el gobierno británico, el español y las propias instituciones académicas. En palabras de Vargas, la prórroga solicitada por la primera ministra inglesa, Theresa May, “retrasaría el problema, pero no lo solucionaría”. “Después de dos años, a día de hoy no se sabe qué va a pasar”, abunda la vicerrectora.
Para Carmen Vargas, “lo más probable es que se acabe con una salida sin acuerdo”, el peor de los escenarios para las relaciones entre la UE y el Reino Unido. Si esto fuera así, los estudiantes que se encuentran ahora con una beca Erasmus en las islas británicas tienen garantizada su financiación hasta que termine el curso, una fecha que coincide con la prórroga solicitada por May. Debe incidirse en que el 80% de dichas ayudas se abonan antes de que los jóvenes se marchen al extranjero, por lo que sólo queda pendiente un 20%. Por tanto, los 87 alumnos de la Hispalense que estudian este curso en universidades británicas podrán concluir su estancia sin problema de financiación.
La duda surge con los 95 que ya han solicitado acudir a este destino a partir del próximo otoño. Vargas aclara que, pese a que no se alcance un acuerdo y el Brexit sea “duro”, “si el Reino Unido quiere seguir pagando el programa Erasmus, puede continuar, como ya ocurre con Suiza, incluida en este plan pese a no formar parte de la Unión Europea”. Éste sería el mejor de los casos.
Si finalmente el Gobierno británico se niega a contribuir en la financiación de los erasmus, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades se compromete a aportar unos fondos con los que contribuir a estas becas. No obstante, dicho propósito está condicionado por la situación política que vive España, con unas elecciones generales convocadas dentro de un mes, en pleno proceso de negociación del Brexit. Por tanto, también la incertidumbre afecta a esta vía.
Como último recurso, las universidades cuentan con un plan de contingencia para hacer frente a los distintos imprevistos que surjan durante el curso. Con estos fondos no sería necesario cambiar los presupuestos que se aprueban cada año. “Se trata del plan propio de docencia, que incluye un apartado para financiar los estudios en destinos extracomunitarios, en los que se añadirían los países afectados por el Brexit”, aclara Vargas.
La vicerrectora de Internacionalización hace hincapié en la tranquilidad que debe imperar en estos momentos, en perturbar lo mínimo posible la estancia de los estudiantes. “Ellos entraron con unas reglas de juego y ahora se las pueden cambiar. Son los más perjudicados con este asunto”, añade Vargas, quien destaca que uno de los “lobbys” que más se ha posicionado contra el Brexit ha sido el sistema universitario del Reino Unido. “Existe una gran colaboración entre sus universidades y las del resto de Europa, especialmente en investigación. A ellos no les interesa la salida de la comunidad, pues tendrán que subir las tasas para hacer frente a la previsible bajada que sufrirán en las matriculaciones”, apostilla.
En la Universidad Pablo de Olavide también reconocen que se vive con “incertidumbre” lo que pueda ocurrir con este asunto y su afección a los programas de movilidad de estudiantes y a los proyectos de investigación. “Aún no se han despejado las dudas que existen sobre la continuidad de las becas Erasmus”, aseveran fuentes de la institución académica.
En caso de que se produzca una salida con acuerdo, las universidades británicas seguirán participando hasta el final del actual programa (junio de 2021) y se negociaría su participación para el próximo ciclo (2021/27).
El problema surgiría con un Brexit duro. En tal caso, como explican fuentes de la UPO, cabría la posibilidad de alcanzar acuerdos puntuales y parciales que darían cobertura a la participación en las becas hasta que acabe el curso 2020/21. En este punto, como ya advirtió la US, la Comisión Europea anunció que las movilidades iniciadas antes del 29 de marzo (fecha inicialmente prevista para salida del Reino Unido) estarían garantizadas.
Para el próximo curso, todas las universidades españolas ya han seleccionado a los estudiantes para participar en este programa. También se les han asignado sus destinos. Según la Pablo de Olavide, “en este momento no se puede garantizar la elegibilidad de estas movilidades para la financiación europea, aunque los ministerios competentes aseguran que aún hay posibilidades de una salida con acuerdo global o parcial”. Por tanto, desde las altas instancias europeas se recomienda “esperar un tiempo antes de poner en marcha los distintos planes de contingencia en caso de que se llegara a un Brexit duro”.
Por parte de la UPO hay 38 estudiantes que han elegido las islas británicas para su estancia este curso y el próximo. Los alumnos del Reino Unido que esta universidad sevillana recibió en septiembre y que permanecerán hasta finales de junio son 43. Debido a la incertidumbre que existe, actualmente se desconoce cuántos llegarán el próximo otoño.
Para despejar las dudas, la Comisión Europea, el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie) y las instituciones académicas están trabajando en diferentes planes de contingencia para garantizar dicha estancia en el Reino Unido, que tienen asignados 515 estudiantes andaluces.
Queda, por tanto, esperar si se alcanza un acuerdo entre Londres y Bruselas para que el Brexit sea lo menos duro posible. En el peor de los escenarios, puede que el Reino Unido siga financiando este intercambio. En caso contrario, la ayuda puede venir por parte del Estado español (pendiente de unas elecciones generales) y si estos fondos no los aportase el Gobierno central o fueran insuficientes, las universidades cuentan con planes de contingencia para hacer frente al gasto, al menos, el próximo curso, para el que ya hay alumnos a los que se les ha asignado este destino.
La investigación, la otra gran perjudicada
Si hay un ámbito universitario realmente afectado por el Brexit -además del programa Erasmus-, ése es el de la investigación. El número de publicaciones conjuntas entre las universidades del Reino Unido y España alcanzó las 66.000 en el periodo comprendido entre 2008 y 2017. Los acuerdos que se logren son esenciales para mantener proyectos de esta índole, como Horizonte 2020, que representa el 47,5% de las iniciativas de coordinación financiadas por investigadores españoles y el 30,6% de todos los proyectos liderados por socios británicos. Conviene recordar también los datos de españoles que se han titulado recientemente en universidades del Reino Unido. En el curso 2016/17 lo hicieron 8.700. Un curso antes las islas británicas acogieron casi 5.000 estudiantes Erasmus, una cifra que ahora podría verse seriamente mermada. Por otro lado, en las instituciones de enseñanza superior de este conjunto de países trabajan 4.400 españoles, mientras que el Reino Unido envía el 12,4% de sus estudiantes a España.
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