De Bolivia a Pilas: viaje de agua y papel
calle rioja
Homenaje. Pilas rinde tributo a Enrique Flores en el centenario de su viaje a Bolivia, donde creó una imprenta que a su regreso abrió su hijo hace medio siglo y ahora regenta su nieto
Desde fuera, parecía un bautizo, una reunión cofrade o rociera. En la puerta de la Imprenta Flores-Gráficas Renacimiento de Pilas, calle Juan Valladares esquina con Pineda, una bandera de Bolivia. La música no es de guitarra ni tamboril; es ritmo de imprenta, sones mecánicos de la impresora Heidelberg de más de sesenta años. La sinfonía de una historia maravillosa de la que se cumplen 25, 50 o cien años. Depende de cómo se cuente.
La historia se relata en un libro que su principal protagonista, Enrique Flores García, sevillano, se trajo en un barco que salió de Buenos Aires en 1937. El libro se titula Bolivia en el primer centenario de su Independencia. En 1917, veinteañero, este sevillano decide hacer las Américas. Tira de su cuñado, José San Román. Los dos abren en mayo de 1922 una imprenta en el centro de La Paz. Es tal el éxito que en enero de 1923 tienen que abrir un nuevo local en la plaza de Murillo, una de las más importantes de la capital boliviana. Se les incorpora Tomás Flores, hermano del indiano. Llegaron a tener casi doscientos empleados. Enrique cada dos meses viajaba a Alemania en busca de nueva maquinaria para atender una demanda creciente, incluidos las ediciones de países limítrofes o los encargos de las empresas mineras e industriales.
Enrique Flores se casa con Blanca Camargo, hija de un escribiente del Gobierno boliviano. En Bolivia nacen cinco hijos: Maruja, Pepe, Elvira, Esperanza y Luis. El presidente Bautista Saavedra, bajo cuyo mandato se editó el libro del centenario, mete al país en la guerra del Chaco. Con la excusa de una visita familiar, Enrique y su esposa viajan a España en 1937 con los cinco niños. Huyen de la guerra del Chaco y se encuentran a un país en plena guerra civil. Aquí nace Tomás, el sexto vástago de la familia.
Elvira es la única superviviente de aquel viaje. Nació en 1929 en La Paz y el sábado asistió a unas bodas de oro muy especiales. Su hermano Luis Flores Camargo, conocido como Lucho, abre en 1968 en Pilas una empresa con el mismo nombre que la que abrió su padre en Bolivia. Luis nació en La Paz de Bolivia y descansa "en la paz de Pilas", dijo en el emotivo acto Manuel María Flores, uno de los cinco hijos de Luis Flores, el que mantuvo el testigo de Gutenberg que empezó en La Paz y sigue en Pilas.
Elvira estaba sentada junto a las viudas de sus hermanos Luis y Pepe Flores, dos de los pasajeros de aquel barco. Luis se casó con la pileña Enriqueta Domínguez. Pepe Flores se casó con Pilar Ramírez, madre de Blanca Flores, esposa de Joaquín Moeckel. "En mi casa tenemos sangre alemana, sangre boliviana, sevillana y sanluqueña", dice el abogado sevillano. De regreso de Bolivia, la familia se instaló en la calle Cantabria y las cenizas del suegro de Moeckel están en San Lorenzo.
Luis Flores Camargo, el continuador de la empresa, murió el 10 de octubre de 1992, dos días antes de la clausura de la Expo. El homenaje es en los 25 años de su ausencia y en los 50 de la apertura de la imprenta, cuyos destinos lleva Jesús Flores, nacido el mismo año 1968 que se pone en marcha la empresa pileña.
Lucho tuvo cinco hijos: Luis Enrique Flores, secretario general del Ayuntamiento de Sevilla, cuyo hijo no pudo acudir al acto por estar arbitrando un partido de fútbol; Mariló, profesora de Filología; Manuel María, jefe de ventas y hagiógrafo de la familia; Javier, que regenta una franquicia de McDonalds en Ceuta; y Jesús, el dueño de la imprenta. Todos tan emprendedores como su abuelo, el sevillano que se fue en plena Primera Guerra Mundial, dejó Bolivia por la guerra del Chaco y se encontró en España con una Guerra Civil.
El alcalde de Pilas, José Leocadio Ortega, psicólogo de profesión, destacó los valores de esta familia como representativos del alma de un pueblo. La calle Juan Valladares de Pilas se llenó de bisnietos, niños asombrados ante la hazaña de un bisabuelo que abrió un imperio de papel en Bolivia. Joaquín, esposo y padre de Blanca, el nombre de la mujer del indiano, dice que "es un nombre típico de Bolivia, en España es más común María de las Nieves".
Elvira, la única superviviente de aquel viaje familiar, se arrepiente de no haber vuelto a Bolivia. El único Flores que ha viajado a ese país es Luis Enrique Flores, el secretario del Ayuntamiento de la capital. "En 1945, el dictador Hugo Banzer inauguró un hospital en los antiguos locales de la imprenta".
Enrique Flores y su cuñado José San Román, con Tomás, encargado de la encuadernación y regencia, llegaron a crear un equipo de fútbol para sus empleados, el Renacimiento Fútbol Club. Al editor Abelardo Linares le gustaría esta historia de guerra y de Paz digna de un Tolstoi sureño. La imprenta seguía sonando y un violinista cortaba jamón.
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