Bodas, bautizos y elecciones

calle rioja

Simbolismo. La capilla de Belén, desacralizada e incorporada al colegio Sagrada Familia, se convirtió en colegio electoral con cabinas como confesionarios y urnas junto al altar.

Foto: Antonio Pizarro
Foto: Antonio Pizarro
Francisco Correal

23 de marzo 2015 - 01:00

COMO el voto es sagrado, nada mejor que ejercer ese derecho en una capilla. Las cabinas parecen confesionarios y los interventores merodean por el antiguo altar. La capilla de Belén, de época fernandina, relacionada con alguna leyenda de doña Inés, fue desacralizada para incorporarla al patrimonio del colegio de la Sagrada Familia, más conocida por su acróstico, Safa, que por ese nombre tan redondo y bíblico igual que la catedral de Gaudí y el libro de Marx.

A numerosos vecinos que acudieron a votar les traía muchos recuerdos la capilla que fue convertida en parroquia por el sacerdote Antonio Martín Morales, apellidos de humorista y de fotógrafo, párroco de Belén entre 1968 y 1990. María Escobar buscaba la mesa que le tocaba como vecina de la calle Vascongadas. Iba a votar en el mismo escenario donde se casó el día de los Enamorados de 1971. Aquí mismo bautizó a sus hijos Julio y Esther.

Marta está de vocal en una mesa jovencísima. "Había una lista con quinientos voluntarios", dice en un receso para desayunar. Eulogio García Alba acude con su esposa y su hijo. Este ingeniero nacido el 15-M de 1980 se bautizó en la capilla de Belén y el convite lo celebraron sus padres en el bar La Vega, frente al teatro Alameda, actual restaurante Nikkei.

Carmen Correal García tiene 20 años y es la segunda de mis tres hijos. La única que se bautizó en la capilla de Belén porque la parroquia de Ómnium Sanctórum estaba cerrada por obras. El voto es como un sacramento laico en un día de cielos inciertos y pregones ciertos. Cayetana va camino del sufragio con sus dos hijas. Concha es sevillana del mayo francés: nació el 7 de mayo de 1968 y cumple años el mismo día que Almudena Grandes, Pablo Juliá y el firmante de esta página.

Una señora con aspecto de misa de doce coge directamente la papeleta de Podemos. "A ver si éstos arreglan las cosas". Una jornada electoral es un master de Sociología. Allí están las papeletas de las diferentes candidaturas. Sólo dos las encabezan mujeres: Begoña Gutiérrez, la de Podemos, y Susana Díaz, la del PSOE. La presidenta de la Junta, convocante de la fiesta, está en una lista hecha con ganchillo de encajeras de Almagro: chica-chico-chica desde Susana hasta los chicos de la Cruz Rosa, apellidos del que cierra la cremallera.

El nombre hace al hombre. La lista de Falange Española y de las Jons la encabeza Nemesio. Pepe Cala no es supersticioso. Va de número 13 de esta candidatura con su nombre, tan literario: José de Cala y Fontquernie. Detrás de él, Piedraescrita Gallego Gallardo. Prodigio de nomenclator.

La mañana en la Alameda está llena de anécdotas electorales. Pepa extravió el DNI y quiere saber si puede votar con el carné de conducir. Joaquín Doldán, dentista uruguayo con consulta en la calle Feria, está empadronado en Ayamonte. Recuerda cuando sus padres, gallegos afincados en Montevideo, votaban por correo "a Felipito". Conchi y Valentín, profesores, han votado en la Gavidia, en el colegio electoral de la Consejería de Justicia. El mismo edificio donde tuvo su despacho Queipo de Llano y desde el que soltaba las soflamas por Radio Sevilla.

Enrique aprovechó la jornada de reflexión para ir con sus hijos al pabellón de Navegación a ver Dino-Pétrea. Estaban instalando en el edificio de Vázquez Consuegra la logística del banco de datos, oficina del escrutinio. Nada más apropiado para esta metáfora del meteorito que hará añicos a los dinosaurios de la política.

Paqui y Elisa son hermanas gemelas. Sevillanas de Almendralejo, se jubilaron como enfermeras en el Virgen del Rocío. Una es soltera, la otra viuda de un leonés. Más gemelas que nunca, una votó ayer en Los Remedios, la otra en el instituto San Isidoro. Después, quedaron para ir juntas al pregón en el Maestranza.

Belén ya no es una capilla. Da nombre a la pequeña calle que une la plaza de la Mata con la Alameda de Hércules a la altura de El Corto Maltés. Los bares eran mentideros de la jornada electoral llenos de niños, futuros votantes que ya tendrán 18 años. "La edad de las cositas". La genial ocurrencia es de mi hijo Paco.

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