El Ayuntamiento desmantela los bares clandestinos de la calle Castellar
La Policía montó un amplio dispositivo en la madrugada del sábado y desalojó a las 400 personas que llenaban los locales del antiguo Corralón · Los vecinos llevaban años denunciando molestias y actividades ilegales
Tras un rosario de denuncias vecinales, el Ayuntamiento ha comenzado este fin de semana a desmantelar los bares clandestinos de la calle Castellar. La intervención se produjo por sorpresa y se repitió en las madrugadas del sábado y del domingo. Según relataron a este periódico algunos vecinos que se despertaron en la madrugada sobresaltados por los gritos de los expulsados, la calle fue cortada en sus dos extremos y tomada literalmente por la Policía para desalojar a las 400 personas que llenaban estos establecimientos ilegales y consumían bebidas y drogas. Los residentes esperan que con esta actuación se ponga fin de una vez por todas al calvario que sufren desde que algunos colectivos comenzaron a reunirse en el antiguo Corralón de los Artesanos, generando con ello ruidos, inseguridad y molestias, haciendo imposible la convivencia.
Los hechos tuvieron lugar entre las 04:30 y las 06:00 del sábado. Un gran dispositivo, formado por Policía Local y Policía Nacional, tomó literalmente la calle Castellar. Los agentes accedieron a los locales clandestinos de los corralones situados entre los números 48 y 52 para desalojar a todas las personas que se encontraban dentro, y para que la unidad de medio ambiente procediera a clausurar unas actividades que carecen de cualquier tipo de licencia. Una dotación de los Bomberos también se desplazó hasta el lugar debido al mal estado en el que se encuentran estos edificios para levantar expediente. La actuación se volvió a repetir en la madrugada del domingo, esta vez para que los locales no volvieran a ser ocupados de manera ilegal.
Los vecinos consultados por Diario de Sevilla mostraron su satisfacción por la actuación policial que tanto tiempo llevaban reclamando. Cuando ya prácticamente habían perdido la esperanza, se ha producido esta acción conjunta desarrollada puesta en marcha por el distrito Casco Antiguo en colaboración con las áreas de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento. La propia delegada del distrito, Amidea Navarro, manifestó el pasado mes de julio que estaban estudiando las medidas oportunas para desbaratar los bares encubiertos de Castellar, aunque reconoció que la solución era complicada: "La situación no es sencilla. Durante este año, nos hemos reunido en numerosas ocasiones con los vecinos de esta calle, quienes nos han trasladado sus quejas y nos han mostrado su preocupación. Seguiremos trabajando para que se cumplan las normas y para garantizar en todo momento el derecho al descanso de los vecinos".
La Línea Verde de la Policía lleva meses inspeccionando gran parte de estos locales por incumplir la normativa, especialmente por no disponer de licencia de actividad, poner música, organizar conciertos en directo, dispensar bebidas o alimentos, superar el aforo, o saltarse los precintos anteriores de manera continuada. Varios de estos establecimientos han sido sancionados hace pocos meses. Muchos de ellos no tienen ni siquiera nombre, ya que se constituyen como lugar de encuentro de un grupo de jóvenes que, con el tiempo, va ampliando su actividad y comienza a dispensar bebidas y comidas sin control para todos los que allí se citan durante los días del fin de semana. La mayoría de los atestados levantados por la Policía Local hacen referencia a una inspección a "actividad con cocina y música sin denominación comercial".
Estas actuaciones en el Corralón se vienen produciendo desde hace tres años, aproximadamente. Aunque apenas quedan inquilinos, desde el cambio de propiedad, el inmueble ha sido ocupado por estas asociaciones juveniles "antisistema", puntualizan los vecinos. El primer escrito exponiendo los hechos, como informó este periódico, se produjo el 29 de abril de 2011. Desde entonces, los residentes han visto cómo se ha ido agudizando la situación y, aunque la Policía se presentaba cuando denunciaban, no conseguían acabar con estas actividades ilegales. Antes de recurrir a las denuncias, trataron de llegar a un entendimiento con el propietario y los inquilinos, pero fue infructuoso.
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