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El Ayuntamiento de Sevilla lleva casi diez años sin medir los ruidos por la noche

Los inspectores de Medio Ambiente sólo trabajan hasta las tres de la tarde y la Policía Local no tiene sonómetros

Las multas son por incumplir otros requisitos, como poner música sin licencia o exceso de aforo

Infierno acústico en la Cartuja

El concierto celebrado el pasado sábado en el Pabellón de la Navegación. / José Ángel García

El asunto de las mediciones de ruido en Sevilla atraviesa una situación surrealista desde hace casi diez años, que en la práctica se traduce en una completa indefensión para los ciudadanos damnificados. Los técnicos de Medio Ambiente, encargados de medir las emisiones acústicas, sólo realizan las mediciones en días laborables y en turno de mañana, pues no trabajan ni por las tardes ni por las noches.

Al no percibir horas extraordinarias ni productividades, sólo miden de lunes a viernes y hasta las tres de la tarde, una franja horaria en la que difícilmente podrán encontrar una discoteca sobrepasando los niveles de decibelios permitidos por ley. O un lugar tradicionalmente afectado por la botellona, en el que con suerte sólo podrán hallar los restos de las botellas que los jóvenes que participaron en la concentración la noche antes dejaron sin recoger en la zona.

La situación permanece así desde el año 2013, a pesar de las varias denuncias que particulares y entidades han interpuesto contra el Ayuntamiento para que corrija esta anomalía. Mientras tanto, son los policías locales los que se encargan de las inspecciones nocturnas, pero lo hacen sin sonómetros, por lo que no pueden acreditar si el volumen de la música o ruido de un establecimiento, fiesta, botellona, obra o simplemente un perro ladrando supera el máximo de lo permitido.

Lo único que los agentes pueden hacer es dejar constancia de que han inspeccionado un bar y que han constatado que no está adecuadamente insonorizado, carece de doble puerta y el ruido pasa a la calle. También revisan la documentación, si hay exceso de aforo, que haya salidas de emergencias y éstas estén libres, que los extintores estén homologados y no caducados, etcétera. Y esto lo hacen habitualmente. Por ejemplo, el pasado fin de semana realizaron nueve inspecciones de este tipo. La Policía Local tiene una pequeña unidad, llamada Línea Verde, formada por ocho agentes, que se dedica a estas cuestiones. De estas inspecciones se pasa un informe a la Gerencia de Urbanismo para que sean sus inspectores los que se encarguen de realizan las mediciones.

Son estos técnicos quienes deben medir la intensidad del sonido y comprobar en cuántos decibelios sobrepasa lo autorizado. Salvo contadísimas excepciones en los últimos años, estos funcionarios no trabajan por las noches. Antiguamente sí lo hacían, y salían de forma conjunta con la Policía Local. Pero se interrumpió hace años y así sigue.

Una sentencia del TSJA

La situación debería solucionarse pronto, al menos si se atiende a las sentencias que ya existen sobre el asunto. Primero fue un juzgado de lo Contencioso-Administrativo y después el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) quien obligó al Ayuntamiento de Sevilla a que realice una medición de ruidos en horario nocturno, después de que el Consistorio presentara un informe con unos datos que habían sido recabados en horario de mañana, entre las ocho y media y las diez y media.

La sentencia, de 2018, corresponde a un litigio que se remonta al año 2011 y se refiere al ruido que emiten unos aparatos de aire acondicionado de un edificio con funcionamiento las 24 horas del día, con el consiguiente perjuicio para los vecinos. El juez de lo Contencioso-Administrativo número 8 de Sevilla condenó al Ayuntamiento a que comprobara si los ruidos de las máquinas de climatización sobrepasaban o no los límites permitidos, y le dio un plazo de tres meses para que esa medición se realizara por las noches.

El Consistorio recurrió la decisión y la la Sección Tercera de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJA en Sevilla dictó una sentencia en la que desestimaba el recurso del Ayuntamiento, al que imponía, además, el pago de las costas procesales, con un máximo de 400 euros.

Los jueces explicaban que las mediciones deberían hacerse en el momento más desfavorable de contaminación acústica, tal como consta en la ordenanza municipal contra el ruido del propio Ayuntamiento de Sevilla. Esos momentos más desfavorables suelen ser, en la práctica totalidad de los casos, por la noche.

La única opción que tienen los ciudadanos para solicitar una medición de ruido es hacerlo a través de la Junta de Andalucía, a la Delegación Territorial de la Consejería de Medio Ambiente. Han de hacerlo presentando antes allí un expediente de inacción del Ayuntamiento de Sevilla. Los inspectores de la Junta suelen hacer las mediciones en unos tres meses.

Multa al Maquiavelo

A falta de mediciones exactas, hay que buscar otras vías para poder multar a los establecimientos que incumplen la normativa de ruidos. Por ejemplo, la carencia de licencia para poner música. Por este motivo fue sancionado recientemente el quiosco-bar Maquiavelo, en el Muelle de las Delicias. La actividad de este establecimiento generó un buen número de quejas de los vecinos de Los Remedios desde el pasado mes de octubre. Los residentes denunciaban que el local ponía música a todo volumen hasta altas horas de la madrugada.

El Ayuntamiento pudo multarlo porque el quiosco-bar carecía de licencia para poner música, a excepción de un permiso temporal que tuvo del 15 de julio al 15 de noviembre de 2021 en horario de cinco de la tarde a nueve de la noche. El expediente municipal, que se activó a raíz de una pregunta del grupo municipal de Adelante, deja claro que el local cuenta con una declaración responsable presentada el 18 de mayo de 2021 que le permite una "actividad de quiosco-bar con cocina y sin música", que en el vigente catálogo andaluz se denomina "establecimiento de hostelería sin música".

El expediente cita las tres denuncias puestas por la Policía Local al establecimiento. La última fue el 12 de octubre de 2021, a la 1.55 horas, cuando tenía abierta la actividad con elementos musicales no contemplados en la licencia. Había hasta 42 altavoces diferentes (según los responsables) instalados y repartidos por todo el establecimiento. La actividad se desalojó con 522 personas dentro.

La anterior denuncia, del 1 de octubre de 2021, se produjo a las 00.17 horas. Se denunció por excederse en las condiciones establecidas en la licencia. Los agentes hicieron constar que el local tenía equipos de música. La primera denuncia es del 4 de julio de 2021 a las 00.25 horas, por tener abierto al público con música en el exterior sin tener licencia para ello.

A raíz de estas tres denuncias por infracciones graves, el servicio de Disciplina Ambiental de la Gerencia de Urbanismo le abrió un expediente sancionador y le impuso una multa de 3.000 euros. En ese documento consta la "trascendencia al existir denuncias vecinales por las molestias generadas como consecuencia del ruido generado, así como la intencionalidad en la comisión de éstas (las infracciones), pues los hechos son reiterados y exceden ampliamente el horario permitido". De haber tenido licencia para poner música, difícilmente se hubiera podido comprobar in situ si el volumen de la misma sobrepasaba el permitido.

Cierre del Flow Latino

Pocos días después de la multa al Maquiavelo, la Policía Local de Sevilla cerró el bar Flow Latino, en la calle Virgen del Refugio, en Los Remedios. El establecimiento contaba con una orden de clausura de Medio Ambiente por no respetar los límites de sonido e incumplir el horario establecido para desarrollar su actividad. También se le impuso una multa de 3.750 a su titular.

Los vecinos de la zona aseguran que la situación de este local no había cambiado desde hacía diez años atrás, cuando el negocio estaba en manos de otras personas. Los residentes grabaron peleas y denunciaron la inseguridad que se generaba en las inmediaciones del establecimiento, además de las dificultades para conciliar el sueño que tenían.

La Policía Local acudió al negocio el 15 de enero sobre las once y veinte minutos de la noche. Media hora después, levantó un acta de precinto por una orden de clausura impuesta por el servicio de protección ambiental de la Dirección General de Medio Ambiente, Parques y Jardines. Dicha orden procede de una resolución dictada un mes antes, el 9 de diciembre, tras una inspección en el bar realizada el día 1 de ese mes.

Allí, los inspectores constataron la modificación de los componentes del equipo de audio de la instalación musical, que carecía de limitador de la presión acústica. Los vecinos habían realizado una medición particular en una vivienda situada justo encima del local, pero no fue una medición oficial hecha por el personal municipal. En ella, se alcanzaron los 48 decibelios, cuando la normativa prohíbe pasar de los 30 a partir de las diez de la noche. Además de esto, Urbanismo apuntaba que se incumplían los horarios, pues estaba abierto hasta primera hora de la mañana.

El concierto en la Navegación

El pasado fin de semana, fue un festival celebrado en el Pabellón de la Navegación el que provocó las quejas vecinales por el elevado volumen de la música, que se escuchaba a más de 500 metros. En este caso, como pudo ocurrir también con el Maquiavelo, la cercanía del río tiene un efecto amplificador, pues las ondas sonoras rebotan en la lámina de agua. El sábado se celebró en la explanada del pabellón un concierto organizado por una marca de whisky irlandés, en conmemoración del día de San Patricio. El pabellón pertenece a la Junta de Andalucía.

"La escandalera fue insoportable", aseguró la presidenta de la asociación de vecinos Puerta de Córdoba, Lola Dávila, que representa a los residentes de la zona más cercana al pabellón. "La música llegaba hasta aquí porque superaba el límite establecido", señaló Dávila, que aseguró además que "el recinto donde se organizó carece de licencia para la música en directo".

Fuentes del Pabellón de la Navegación explicaron a este periódico que sí tienen licencia para actos culturales y recreativos, y que esto incluye la música en directo. Igualmente, indicaron que no es la primera vez que se celebran actos de este tipo en el pabellón, ni tampoco es el primer evento tras la pandemia. Además, las fuentes añadieron que la fiesta acabó a las once de la noche, la hora prevista.

Este periódico ha intentado recabar la versión del Ayuntamiento de Sevilla sobre la falta de mediciones de ruido por la noche y si está previsto que se encuentre una solución al problema, pero por el momento no ha obtenido ninguna respuesta.

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