Australia, el único ejemplo
En Brisbane y Melbourne la obligación del casco dejó al mínimo la cifra de usuarios de las bicis públicas.
La asociación ciclista de Sevilla incluye en su web un interesante informe sobre los efectos del casco obligatorio en los sistemas de bicis públicas de alquiler y ofrece datos sobre la experiencia de Australia, el único país del mundo, junto con Nueva Zelanda, donde el casco es obligatorio para los ciclistas en las vías urbanas.
Según este estudio, realizado en febrero pasado, las ciudades australianas de Brisbane y Melbourne, de las más pobladas del país, han buscado soluciones imaginativas para facilitar el uso del casco a los usuarios de sus sistemas de bicis públicas y el resultado es que el casco ha frenado la cifra de clientes potenciales.
Frente al uso diario masivo de la bici pública en Sevilla (5,9 usos por bici al día), Barcelona (5,8) y Valencia (9,1), en las ciudades autralianas el alquiler diario de bicis es mínimo: no pasa de 0,3 a 0,4 alquileres diarios por bicicleta. Las encuestas a sus clientes desvelaron que la población usaba tan poco estos sistemas en Brisbane y en Melbourne por la obligación de usar el casco como principal factor disuasorio. Los ayuntamientos de Brisbane y Melbourne intentaron paliar este inconveniente alquilando cascos junto con las bicicletas (Brisbane), pero el sistema no ha tenido éxito por los robos (el 70% de los 1.500 cascos dispuestos por el ayuntamiento de Brisbane fueron robados) y por razones de salud, principalmente el temor a contraer parásitos.
Melbourne ha optado por vender cascos retornables en máquinas expendedoras junto a las estaciones de bicis públicas, sin que ello haya supuesto hasta el momento ninguna mejoría en el uso del sistema.
A Contramano se basa en estas experiencias para argumentar que el casco obligatorio reducirá usuarios en el sistema de bici pública de Sevilla (Sevici), así como en el resto de ciudades españolas donde funciona por "la incomodidad que supone acarrear el propio casco antes y después del alquiler".
Otro argumento contrario al casco es su impacto en el cicloturismo y el turismo. En su informe sobre este punto, A Contramano recalca que la Federación de Ciclistas Europeos ya rechazó en 2007 España para hacer rutas cicloturistas por la poca accesibilidad de los trenes españoles para las bicicletas y la obligatoriedad del casco para circular por vías interurbanas.
Según la entidad ciclista sevillana, "imponerlo en las ciudades podría tener sobre el cicloturismo urbano el mismo efecto negativo que sobre el cicloturismo de naturaleza, e incluso el efecto podría ser superior, dada la vulnerabildad de los sistemas de bicicletas de alquiler". Suiza, Alemania y Francia son líderes en el ranking mundial de competitividad turística y en el cicloturismo, y no obligan al casco.
Un informe jurídico de enero pasado realizado por Francisco J. Bastida para la entidad califica el casco obligatorio como medida "desproporcionada y contraproducente al frenar los beneficios sociales de la bicicleta y favorecer la continuidad de los perjuicios ciudadanos que causa el tráfico de los vehículos a motor". Y añade que podría impugnarse ante los tribunales porque la Ley de Tráfico, de rango superior, no obliga al casco en las ciudades.
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