Tribuna Económica
Carmen Pérez
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Tribunales
Un juez de Sevilla ha condenado a un centro médico privado a pagar una indemnización de 43.563 euros a un paciente que quedó atrapado dos horas en un escáner de resonancia magnética y tuvo que ser rescatado por los Bomberos, puesto que los trabajadores cerraron las instalaciones dejándole olvidado en su interior. Como consecuencia de este episodio, la víctima, que no había padecido ninguna patología mental previa, sufrió un trastorno de estrés postraumático por el que tuvo que recibir tratamiento ansiolítico y no recibió el alta médica hasta dos años después.
Los hechos se remontan al 6 de abril de 2011, cuando el paciente acudió sobre las ocho y media de la tarde al Centro Médico de diagnóstico por la imagen (Cemedi), ubicado en la isla de la Cartuja, para someterse a una resonancia magnética nuclear.
La sentencia del juzgado de Primera Instancia número 14 de Sevilla señala que el personal encargado de dicho centro "se olvidó" de que esta persona se encontraba dentro de la máquina correspondiente, por lo que permaneció allí por espacio de unas dos horas. Cuando el paciente logró salir eran las diez y media de la noche, comprobando que el centro estaba "oscuro y cerrado, sin personal alguno", por lo que tuvo que esperar una hora más hasta que fue finalmente rescatado por la Policía Local y los bomberos.
El abogado Antonio Hierro, que representó al paciente en el juicio, destacó este jueves que la sentencia reconoce "de forma correcta" la omisión del centro médico, al tratarse de una "clara situación de negligencia concretada en el olvido dentro de la máquina de diagnóstico de resonancia magnética y posterior cierre del centro médico", lo que provocó la "necesaria intervención" de la Policía Local y los bomberos.
El letrado recordó que estos hechos dieron lugar a un "trastorno psicológico por estrés postraumático" que se prolongó durante más de dos años, entre abril de 2011 y octubre de 2013, "quedando determinada claramente la relación causa-efecto entre la precitada omisión negligente y los daños a la víctima".
Tras ser rescatada, la víctima manifestó a los bomberos que había perdido la noción del tiempo puesto que antes de entrar en la máquina había tenido que quitarse el reloj y dejar su teléfono móvil. Por eso, se había puesto a contar hasta cien, hasta que repitió la misma operación varias veces y fue cuando sospechó que algo no iba bien. El hombre comenzó a gritar y al no obtener respuesta alguna decidió salir como pudo de la máquina de escáner y entonces comprobó que lo habían dejado solo, momento en que saltaron las alarmas del centro médico.
En la audiencia previa por este juicio, el centro médico se allanó parcialmente a la demanda y ofreció una indemnización al actor de 20.715,60 euros, pero el juez ha fijado finalmente la cuantía de la compensación por los daños y perjuicios sufridos en esos 43.563 euros, al estimar que la curación no se produjo hasta más de dos años después de que tuvieran lugar los hechos.
La psiquiatra que atendió a la víctima desde mayo de 2013 manifestó en el juicio que durante el periodo de curación esta persona se vio "limitada para la realización de sus actividades cotidianas, aludiendo igualmente a la constancia en la historia clínica de un breve periodo de mejoría durante el cual abandonó el tratamiento, produciéndose posteriormente una recaída importante". Según la doctora, en ese periodo una mejoría pero no una remisión del trastorno que padecía esta persona y descartó que el abandono voluntario del tratamiento influyera en la prolongación del periodo de curación.
En su momento, desde el centro médico ya apuntaron que lo ocurrido podría deberse a un "error humano" por parte de un trabajador que debió creer que el paciente ya se había marchado. También explicaron entonces que el paciente podría haberse quedado "dormido" en el interior de la máquina.
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