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Las Atarazanas de Sevilla se abren al barrio del Arenal

El proyecto contempla un segundo acceso por la calle Dos de Mayo y el derribo del pabellón del cuerpo de guardia de la calle Temprado

Exposiciones en la entreplanta; cafetería y tienda, abajo

La fachada de las Atarazanas a la calle Dos de Mayo que se hará permeable. / José Ángel García

Una reutilización contemporánea del edificio. Así define la actuación en las Reales Atarazanas de Sevilla el proyecto básico y de ejecución de conservación y adecuación para el nuevo centro cultural promovido por La Caixa y cuya gestión corresponderá a la Fundación Cajasol. El documento contempla no sólo la preservación del astillero alfonsí, sino que persigue crear un nuevo contenedor cultural que permitirá la reactivación del barrio del Arenal, la aproximación del conjunto monumental (Catedral, Alcázar y Archivo de Indias) al río, generando nuevos flujos turísticos, culturales y económicos. El proyecto redactado por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, un documento muy técnico de más de tres mil páginas, y en el que también participa el arquitecto Francisco Jurado Jiménez (cimentación y estructuras), contempla abrir visualmente las Atarazanas a la calle Dos de Mayo, desmontar el pabellón del cuerpo de guardia para recuperar la conexión con la iglesia de la Caridad o la excavación del área que conserva la muralla islámica y las naves 6 y 7. Las grandes salas de exposiciones se situarán en los espacios disponibles de la planta alta (cota 7,55). A nivel de suelo quedaría el gran espacio multiusos, un espacio de interpretación, una tienda y librería, la cafetería y distintos espacios para personal y destinados al funcionamiento del centro cultural.

La propuesta arquitectónica para las Atarazanas mantiene libre usos el espacio medieval de la planta baja, “lo cual permite contemplar el espectáculo arquitectónico que hoy constituyen las siete naves del viejo arsenal”; consagra como sala principal de exposiciones a la planta primera del edificio de cabecera; y prepara la planta superior para la futura ubicación de otros usos vinculados al centro cultural. Son cinco las intervenciones principales que maneja el proyecto para su adecuación al nuevo uso.

Distribución de los espacios del Centro Cultural Atarazanas / Dpto. de Infografía

En primer lugar, el edificio se abrirá visualmente hacia la calle Dos de Mayo, aunque se mantendrá el acceso principal en la actual ubicación de la calle Temprado que coincide con la nave central. “Parece que puede ser coherente con la configuración histórica del edificio y su relación con el espacio público, como, por ejemplo, el uso mantenido durante el siglo XVI como lonja de pescado”. Se permitirá el acceso desde Dos de Mayo a través de dos de los ocho arcos existentes, siempre entendido como acceso secundario y como vía de evacuación. “Entendemos que si bien las restauraciones respetarán las aportaciones de todas las épocas existentes, en este caso se propondría suprimir un cerramiento añadido, cuya eliminación pudiera ser necesaria para una mejor interpretación histórica y cultural. Se podrá recuperar la vinculación histórica del inmueble con su entorno, por lo que la solución enfatizará la conexión física y visual entre la calle y la sucesión de naves, manteniendo la alineación hacia la calle mediante unas cancelas permeables”.

Continuidad con el Hospital de la Caridad

En segundo lugar, se desmontará el pabellón correspondiente al cuerpo de guardia para mejorar la legibilidad del edificio del cuerpo de cabecera, construido como Maestranza de Artillería por Carlos III a finales del siglo XVIII, además de permitir la continuidad tanto de la fachada como del jardín de la parte delantera del Hospital de la Caridad a lo largo de la calle Temprado. Esta actuación permite recuperar también el principal acceso de mercancías al edificio durante su etapa industrial. “Todo esto se hace desde la premisa de que este volumen, sin valor arquitectónico alguno, ni constructivo, ni histórico, y además en estado de ruina, supone una degradación del bien”.

El documento advierte que en la zona delantera de este espacio se encuentra un azulejo con el escudo franquista, por lo que tendría que ser retirado. “Ofrece una gran calidad artesanal y se encuentra en buen estado de conservación, por lo que se propone que sea retirado del modo adecuado para su conservación en el lugar que se estime oportuno”.

El pabellón del cuerpo de guardia que se derribará para dar continuidad al espacio. / José Ángel García

En tercer lugar, no se dispondrá ninguna construcción que altere la estructura ni la percepción del edificio mudéjar.

En cuarto lugar, la intervención asume la actual cota del edificio en la mayor parte del proyecto, ya que se considera que forma parte del proceso de transformación experimentado a lo largo de su historia para adaptación a los diferentes usos y procesos de configuración urbana del entorno. El proyecto, recogiendo una de las exigencias de Adepa, sí contempla la excavación en el sector frente a la muralla islámica y a lo largo de las naves 6 y 7 para que los visitantes puedan admirar la dimensión que tuvo en el siglo XIII.

En quinto lugar, y por la transformación de la volumetría de las cubiertas y la necesidad de resolver las conexiones entre las naves mudéjares y el edificio neoclásico, se plantea puntualmente aplicar soluciones constructivas nuevas para las cubiertas de las naves superiores, aprovechando los elementos existentes de valor arquitectónicos. “Siempre manteniendo el esquema secuencial de iluminación natural actual entre cubiertas y arcadas, con el mismo ritmo y materialidad de la trama estructural. Las zonas donde se realizan la actuaciones más exhaustivas son aquellas en las que se ha producido una mayor intervención histórica con connotaciones negativas, modificando la forma y el lugar por el que se accede actualmente a las plantas del mismo, pero siempre aprovechando las aperturas actuales sin afectar en ningún caso a las bóvedas de cañón o aristas existentes”.

Integrar el inmueble en su entorno

La fachada de las Atarazanas hacia la calle Dos de Mayo. / José Ángel García

La intervención en las Atarazanas se realiza desde una doble perspectiva: el paso del tiempo y la relación entre el inmueble y la ciudad. “Las Atarazanas constituyen el espacio civil más importante de la ciudad. Probablemente no exista en Sevilla otro espacio interior más solemne, áulico y, al mismo tiempo, desconocido que el que constituyen las vejas Atarazanas, adosadas a un fragmento de la muralla islámica”.

El proyecto concibe el que denomina “Espacio Atarazanas” como un centro cultural polivalente, con vocación de convertirse en un punto de encuentro, intercambio y de relación de todos los ciudadanos con el mundo del arte, la cultura y el conocimiento. La intervención se ha diseñado para acomodar el programa del centro cultural en los espacios disponibles de la planta alta, que presentan actualmente un gran estado de degradación, incluyendo también los espacios y vacíos de menos entidad y recualificando lo de menor valor con el objetivo de alcanzar una rehabilitación integral y de calidad para todo el conjunto.

El nuevo espacio del vestíbulo que contiene el núcleo principal de comunicación vertical (ascensores y escaleras) se localiza en el gran vacío existente para no afectar a las bóvedas o arquerías. “Por tanto, no hay ni un sólo elemento demolido ni desmontado”. En la planta baja, se restaurarán de manera integral las arquerías medievales, las bóvedas del XVIIIy sus cubiertas metálicas, “dotando al recinto del equipamiento necesario para convertir este espléndido lugar en un activo espacio cultural polivalente”. Otros recintos dedicados a la logística, librería, accesos a planta alta, administración y el centro de interpretación del monumento complementan los servicios necesarios.

Los nazarenos de la Hermandad de las Aguas formando en el antiguo astillero. / Antonio Pizarro

Refuerzo de las estructuras

Las patologías observadas en las bóvedas y las anomalías no estabilizadas del sistema estructural obligan a realizar un refuerzo de las estructuras actuales, pese a que el relleno ofrece un efecto positivo en cuanto que contribuye a dar estabilidad al conjunto. “Se trata de una intervención precisa, medida y reversible que asegurará para el futuro la estabilidad estructural del monumento”. También se reconstruyen y completan las cubiertas inclinadas.

Como resume el documento, la intervención no se reduce sólo a la preservación del edificio, sino que logra su incorporación al actual ciclo de vida de la ciudad con una reutilización contemporánea. “La propuesta considera el edificio de las Atarazanas como una yuxtaposición de estratos históricos, el resultado natural de la superposición de distintas culturas en un mismo lugar, respondiendo a la complejidad del verdadero discurso de la Historia. El proyecto asume esa complejidad y se distancia de esa actitud reduccionista que busca fosilizar la historia anclándola en un único momento temporal, lo que impediría que el monumento pueda seguir vivo e incorporar las necesarias aportaciones de valor arquitectónico”.

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