Asenjo: "Fuera de la Iglesia, las cofradías son asociaciones culturales"
Monseñor Asenjo
El arzobispo se muestra enojado y sorprende al afirmar que la fecha en que la Esperanza de Triana votó en contra del traslado del Tres Caídas a Madrid en 2011 "no pasará a la historia como gloriosa"
Enojado, molesto y apenado. Admitió que tenía dudas sobre la conveniencia de hablar, pero el arzobispo terminó rompiendo y no tuvo reparos en referirse al rotundo rechazo del cabildo general de la Esperanza de Triana en trasladar al Cristo de las Tres Caídas a Madrid para participar en el vía crucis que presidirá el Papa en agosto de 2011. Se refirió a la normativa diocesana vigente que define la naturaleza jurídica de las cofradías -"Las hermandades son asociaciones públicas de fieles"-, denunció la "falta de eclesialidad" que percibe en el mundo de las cofradías y, por consiguiente, en la "falta de formación".
Para Asenjo lo único que legitima a las hermandades es su inserción en la Iglesia, "fuera de ella su identidad se desvanece y serían meras asociaciones culturales". Al menos así lo manifestó ayer tras la rueda de prensa en la que presentó los datos económicos de la Archidiócesis de Sevilla del año pasado.
El arzobispo dijo que " es importante que el obispo tenga un juicio cristiano y ejerza pedagogía pastoral". "Respeto la decisión pero no la comparto", expresó. "Con humildad y sin acritud creo que la decisión adoptada no ha sido la más brillante. La fecha del pasado viernes no pasará a la historia de esta venerable hermandad como una fecha gloriosa", agregó.
Asenjo explicó la secuencia de los hechos, desde el día que el arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Rouco Varela, se dirigió por carta a la corporación de la Madrugada del Viernes Santo, carta que estuvo acompañada de otra firmada por monseñor Asenjo, que destacó positivamente la actitud en todo momento del hermano mayor, Adolfo Vela, y contó que se buscó con éxito la financiación y el seguro.
Tras recordar que Sevilla no estará presente en este histórico vía crucis, dijo preocuparle "el déficit de eclesialidad que revela esta decisión". Al final va a tener que dar por bueno el dicho de un hermano mayor: "La Iglesia es una cosa y otra muy distinta las hermandades y cofradías". Lo que consideró un "disparate eclesiológico porque las hermandades y cofradías no son entes autónomos ni independientes. Son asociaciones públicas de fieles que tienen por finalidad el culto, la vida cristiana y el servicio a los demás, y siento que no se haya tenido esto en cuenta en el caso de la Hermandad de la Esperanza de Triana".
La formación cofrade también fue cuestionada. "Esta decisión significa que en el campo de la formación cofrade queda mucho camino por recorrer. Lo único que legitima y acredita a las hermandades es su inserción en la Iglesia, fuera de ella su identidad se desvanece y serían meras asociaciones culturales como otras tantas", afirmó tajante.
A pesar de todo, Asenjo declaró que "no pierdo la esperanza en ir dando pasos para acentuar los rasgos que definen la identidad cofrade, y entre ellos la eclesialidad y la inserción en la Iglesia diocesana".
¿La decisión de la hermandad habría sido otra de haber estado monseñor más cerca de la corporación esos días? La respuesta fue concisa. "El arzobispo no debe ser un cacique". Asenjo no consideró que la decisión fuera "una derrota ni de Rouco, ni del hermano mayor ni mía. Tengo la conciencia tranquila".
No quiso marcharse sin justificar, tres meses después, su ausencia en la Hermandad del Silencio el pasado Jueves Santo. "Esa mañana visité a las hermandades y a la una de la tarde me dirigí a la residencia para compartir el día con los sacerdotes ancianos y enfermos. Ésa es la verdad de los hechos, lo contrario es pura fábula".
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