Artesanos: Entre el fin de la crisis y la competencia desleal

Las hermandades empiezan a encargar más trabajos, pero no siempre apuestan por obras de calidad.

El dorador Javier González trabajando en unos candelabros de guardabrisas.
El dorador Javier González trabajando en unos candelabros de guardabrisas.
Juan Parejo

13 de marzo 2016 - 05:03

Una mejoría engañosa. Los artesanos que trabajan para la Semana Santa perciben un cambio de tendencia: la crisis parece que se va dejando atrás, aunque se sigue estando muy lejos de la lluvia de encargos de la primera década de este siglo. Los grandes estrenos de esos años dorados han dejado paso a obras de restauración y mantenimiento o a trabajos muy fraccionados. El coste de la mano de obra, que es de lo que fundamentalmente viven los artesanos, ha bajado bastante. Por contra, las materias primas han aumentado su precio considerablemente. Las hermandades aprietan sobremanera a la hora de elegir un presupuesto, generando con ello, una competencia desleal que es denunciada con fuerza por buena parte de estos gremios.

Uno de los tallistas más reputados de la actualidad es Francisco Verdugo, quien está inmerso en el tallado del futuro paso para el Nazareno de la Humildad de la Hermandad del Cerro del Águila. Asegura que esta nueva alegría que se percibe es bastante engañosa y es muy crítico a la hora de valorar cuál es la situación de los artesanos: "Las hermandades encargan trabajos, pero bajo mi punto de vista entre nosotros hay una gran competencia desleal". Verdugo cree que es muy necesario denunciar lo que está pasando para que todo el mundo sea consciente de ello: "En las hermandades hay muy poco conocimiento artístico y poco interés. El 90% se decantan por los presupuestos más baratos y las obras que se hacen son muy mediocres. Juegan con nosotros y el problema es que nos dejamos".

Los materiales con los que trabajan tienen el mismo coste para todos, así que Verdugo se pregunta dónde se puede recortar. La respuesta la ofrece él mismo: "En la mano de obra. Por ahí veo yo el aumento de los encargos. Los precios, debido a la crisis, los hemos tenido que bajar. Todos nos hemos ajustado. Pero otra cosa es tirar el trabajo. Muchos artesanos le hacen daño al gremio con esta actitud y las hermandades son colaboradoras necesarias".

El coste de un paso en madera ha bajado en torno a un 25% durante los años de la crisis. Un porcentaje muy alto. Además, el precio de la madera ha tenido una importante subida recientemente. El metro cúbico de cedro ha pasado a costar 2.100 euros (sin IVA), cuando antes estaba a 1.550. Todos estos sobrecostes los tienen que asumir los propios artesanos. "Nosotros vivimos las 24 horas para esto. Yo creo que en las hermandades faltan valores. Juegan con nosotros. Nuestro trabajo está en manos de personas que no tienen ni idea y apuestan por una obra de alguien que ha tirado el precio. Yo no sé cómo se puede hacer eso. Es un sueño que las cofradías valoren a los talleres por su calidad artística".

En resumen, Verdugo percibe esta "mejoría camuflada y adulterada". Y añade que también hay que luchar, puesto que muchas corporaciones no quieren pagar el IVA y, además, deben afrontar los impagos, que no son pocos. "Al final trabajamos por amor al arte. Hay mucho descontrol en todo, pero yo lucho por mi honradez profesional y trato de defenderla".

Los talleres de orfebrería tampoco viven una situación muy boyante. "Más o menos seguimos igual. Vivimos el día a día". Quien así se expresa es Ángel Delgado, del taller de orfebrería de los Hermanos Delgado López, uno de los más importantes de Sevilla. De este obrador familiar de la calle Goles han salido piezas tan importantes como el palio de la Virgen de la Aurora de la Hermandad de la Resurrección, o las realizadas para la Hiniesta, entre otros trabajos.

"Los trabajos van entrando con cuentagotas. Son pequeñas cosas, no hay obras de envergadura". Si hace unos años las hermandades se embarcaban en grandes proyectos y renovaban todas las piezas de orfebrería de un paso en pocos años, hoy es una utopía. "Yo creo que eso no volverá", lamenta este orfebre. En el taller de los Hermanos Delgado trabajan actualmente cuatro personas, los tres hermanos y una de sus hijas. En los tiempos de vacas gordas llegaron a tener hasta a diez personas.

A falta de nuevos proyectos, las cofradías encargan piezas sueltas que se puedan ir haciendo con comodidad, como una tanda de candeleros: "A largo plazo tenemos proyectos, pero no están iniciados. Ahora se dilatan mucho más. En vez de hacer doce varales como antes, se hacen uno o dos al año". El precio de la plata actualmente se mantiene estable, aunque son pocos los encargos que se ejecutan con este noble metal: "Ahora mismo está asequible, pero ha habido momentos en los que estuvo muy cara y se nos hacía muy cuesta arriba. En cualquier caso, de plata se están haciendo pocas cosas. Por ejemplo, un paso que estamos haciendo para Córdoba se empezó en plata y se está continuando en metal plateado".

Como ha sucedido en otras artesanías, los orfebres también se han visto obligados a mantener los presupuestos de antaño pese a las subidas y los incrementos que han padecido: "Al final te llevas el mismo sueldo pero trabajando mucho más".

Javier González, de Artesanía del Dorado de Hermanos González, percibe los mismos problemas que el resto de colegas. "Los presupuestos se mantienen a nuestra costa. Trabajamos mucho más. Yo no me subo el sueldo desde hace seis años". En cualquier caso, quiere pensar que las hermandades van dejando atrás el miedo y poco a poco se retoma la normalidad: "Parece que se va moviendo todo un poco más. Las hermandades tienen como mínimo que conservar su patrimonio. Algunas lo han dejado aparcado durante estos años y se han dado cuenta de que no puede ser".

Este taller de dorado, uno de los que más prestigio tiene, y por tanto más trabajo, divide sus encargos, prácticamente por igual, entre restauraciones y obras de nueva factura. Uno de los encargos que tendrán que afrontar tras la próxima Semana Santa es la restauración del paso de misterio del Prendimiento, de la Hermandad de los Panaderos. Esta actuación se acometerá en tres años. "Estamos muy contentos por la importancia que tiene. Le vamos a devolver todo el esplendor que ha perdido con los años. Va a recuperar muchos detalles".

Los doradores han soportado en los últimos años una gran subida en el precio del oro, aunque actualmente, se encuentra en una situación estable. En el taller de González trabajan actualmente cuatro personas, aunque para el próximo año, con los trabajos que hay previstos, tendrán que ampliar la plantilla.

El bordador Francisco Carrera Iglesias ha sabido sortear la crisis con una labor de diversificación. En los últimos años ha ido ampliando sus tradicionales trabajos para las hermandades con otros para firmas de alta costura, como Gastón y Daniela, Del Pozo Internacional, Loewe, Colour Nude o Joseph Font: "La realidad es que no hemos notado mucho la crisis. Hemos trabajado para firmas de moda y en ese sentido no hemos tenido problemas. De 2011 hasta ahora ha ido mejorando la situación".

Carrera Iglesias coincide plenamente en que la crisis ha contribuido a la proliferación de talleres de muy dudosa calidad: "Hay algunos que regalan los trabajos. Más que bordar hacen manualidades. Hay mucha competencia desleal. Al final, la calidad está muy por debajo de la exigida. La mayoría de las personas no tienen esa cultura y no distingue la calidad".

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