Arco de la Macarena: La restauración de la puerta de los reyes

Arranca la rehabilitación de la puerta norte de la ciudad con la licitación de los trabajos arqueológicos

El Arco de la Macarena con la basílica y la Plaza de la Esperanza Macarena.
El Arco de la Macarena con la basílica y la Plaza de la Esperanza Macarena. / Antonio Pizarro

Una importante puesta a punto. El Arco de la Macarena, la puerta por la que entraban los reyes a la ciudad de Sevilla, será sometido a una importante restauración durante cuatro meses. La intervención se centrará en solucionar una serie de patologías que afectan a las fábricas, la reparación de los pináculos, la renovación de la impermeabilización y la mejora de los acabados, con materiales más adecuados a las características e importancia de esta construcción. Previa a esta rehabilitación y consolidación, se realizará un estudio y un análisis arqueológico. Se trata, por tanto, de un paso previo determinante que ya está en marcha. La actuación está valorada en 204.000 euros. El Ayuntamiento ha incluido esta intervención sobre el Arco de la Macarena en la relación de proyectos públicos de inversión a desarrollar en el marco del Plan Municipal Extraordinario de Inversiones a partir de la enajenación de parcelas del Patrimonio Municipal de Suelo.

Con unas dimensiones aproximadas de 13 metros por 9,15 y una altura en la azotea de 10,5 metros, el Arco de la Macarena se sitúa en el extremo occidental de tramo de muralla almorávide, construido como una ampliación de la cerca preexistente en el año 1134. Junto a la cercana Puerta de Córdoba y el Postigo del Aceite, es uno de los accesos antiguos de la ciudad que han permanecido en pie. Originariamente, su posición era acodada respecto a la muralla, lo que ofrecía una mayor seguridad.

Como se detalla en la memoria descriptiva del proyecto de conservación, la de la Macarena era la entrada de la muralla situada más al norte de la ciudad y la más grande de todas. Desde este punto partía el denominado “Camino de Extremadura”. Esta puerta tiene su origen en la ampliación de las defensas realizada por el sultán Ali ibn Yusuf, en el siglo XII.

En origen, según recoge el proyecto, la puerta de la Macarena era un pequeño fortín, por lo que era la mayor de cuantas formaban el conjunto defensivo de la ciudad. Este pequeña fortaleza se componía de un arco almenado sobre el que figuraba la leyenda: “Extremo serás del mundo/ Sevilla, pues en ti vemos /juntarse los dos extremos”. Este arco daba acceso a una plaza cuadrada que contaban con otros dos más enfocados hacia el campo. Entre ellos había dos torres fortificadas, cuyo centro ocupaba la puerta fuerte almenada, y después de ella otra de menores dimensiones, que era la que daba la entrada final a la ciudad.

Vista del Arco y el lienzo de muralla desde la azotea de un edificio.
Vista del Arco y el lienzo de muralla desde la azotea de un edificio. / José Ángel García

Ningún eco existe de aquello. Ya en el siglo XVI se modificó su aspecto original. En las renovación llevada a cabo en 1723 por el alcalde Alonso Pérez de Saavedra y Narváez, conde la Jarosa; y en la efectuada en 1795 por el arquitecto municipal José Chamorro, se sustituyen los elementos islámicos por otros de estética clásica, otorgándole la imagen contemporánea.

En la actualidad, la Puerta de la Macarena se configura como “un gran arco con pilastrones almohadillados y rematado por una cornisa sobre la que se dispone un frontón curvo mixtilíneo donde se situaba el fresco dedicado a la Virgen de los Reyes, que aún se conservaba en 1866”. En la última reforma destacable, culminada en 1923, fue cuando se sustituye la pintura de la Virgen de los Reyes por el azulejo que ahora luce de la Virgen de la Esperanza, al que acompañan los escudos de España, Sevilla y la propia hermandad.

La importancia que esta entrada tenía para la ciudad era superlativa. Con le excepción de Felipe II, era la puerta por la que accedían los monarcas que visitaban por primera vez la ciudad. Así lo hicieron Alfonso XI en 1327, Isabel la Católica en 1477, Fernando el Católico en 1508, Carlos I e Isabel de Portugal en 1526 y Felipe IV en 1624. Este hecho hizo que la calle San Luis, un eje patrimonial de primer orden, fuera llamada calle Real hasta el siglo XIX.

El azulejo de la Virgen de la Esperanza instalado en el año 1922.
El azulejo de la Virgen de la Esperanza instalado en el año 1922. / Antonio Pizarro

La propuesta de actuación sobre el Arco ha sido ya aprobada por la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, y será licitada inmediatamente después a la contratación de los estudios arqueológicos.

Estos estudios de carácter arqueológico deberán analizar las estructuras emergentes utilizando técnicas de fotogrametría para conocer con precisión éstas a partir de fotografías específicas del elemento. El equipo al que se adjudiquen finalmente estos trabajos deberá estar integrado por arqueólogos que tengan una experiencia mínima de varios años en análisis paramental y ceramología (análisis de materiales utilizados). La investigación a desarrollar desde el punto de vista arqueológico se ha valorado en 8.130 euros, y el adjudicatario que resulte de este contrato tendrá que realizar los trabajos en un plazo de quince días. Al tiempo que avanza la licitación de este contrato, la Gerencia de Urbanismo ha iniciado el proceso administrativo para adjudicar las obras propiamente de restauración del Arco.

Placas que detallan las sucesivas intervenciones en el Arco.
Placas que detallan las sucesivas intervenciones en el Arco. / Antonio Pizarro

La restauración del Arco de la Macarena se encuadra en la estrategia más amplia de la rehabilitación del tramo de la muralla comprendido entre la Puerta de Córdoba y el propio Arco, sobre cuya cara intramuros se realizan en este momento trabajos de conservación.

Las obras previstas sobre el Arco se centran principalmente en la reparación de los pináculos de remate y en mejoras de impermeabilización de la cubierta. La Gerencia de Urbanismo procederá también a la reparación de las diversas patologías que afectan a las fábricas, tanto en las de ladrillo como en las tapias. De esta forma, se sustituirán las piezas deterioradas, se repararán las fisuras existentes y, se repondrán las faltas.

Con motivo de estos trabajos se aprovechará también para eliminar las reparaciones puntuales realizadas anteriormente con morteros de cemento, así como las pinturas aplicadas con productos acrílicos. Asimismo, se restaurarán los paños de azulejería, mediante limpieza y eliminación de depósitos, algas y demás elementos perjudiciales, consolidación de la superficie vítrea y protección final.

Perspectiva trasera de la antigua Puerta de la Macarena.
Perspectiva trasera de la antigua Puerta de la Macarena. / Antonio Pizarro

Se procederá también a la restauración de la policromía aparecida en la cornisa, mediante la consolidación química del revestimiento, inyección de mortero de cal en zonas con desprendimientos, eliminación manual de capas de cal sobre la policromía y la reintegración con pigmentos naturales de las pérdidas de pintura. También se intervendrá en las columnas de piedra, limpiándolas mediante aplicación de papetas.

Por último, se aplicará un revoco de mortero de cal acabado con un estuco y rematado mediante un enjalbegado de cal, proporcionando un acabado más acorde con el carácter de Bien de Interés Cultural del monumento.

Detalles constructivos del Arco de la Macarena.
Detalles constructivos del Arco de la Macarena. / Antonio Pizarro

Una restauración integral que se acometerá en cuatro fases

El Ayuntamiento ha planteado la obra de recuperación de la Muralla de la Macarena en cuatro fases. El proyecto de restauración y consolidación del tramo intramuros comenzó en enero tras adjudicarse por 738.438 euros. El Gobierno se hace cargo de algo más del 40%. La intervención va dirigida, principalmente, a garantizar una adecuada conservación de este Bien de Interés Cultural, manteniendo sus valores. Para ello se actuará sobre los elementos de carácter estructural que presentan daños. Se conservará el aspecto original de las fábricas de tapial, restaurándolas de modo que se mitigue su degradación, pero conservando a la vez su pátina y el potencial narrativo de las trazas impresas sobre las mismas. Se aplicarán tratamientos epidérmicos en toda el conjunto.

Trabajos ya iniciados en la cara interior de la muralla.
Trabajos ya iniciados en la cara interior de la muralla. / Antonio Pizarro

La segunda fase, ya en licitación, es la del Arco. La tercera será la restauración de la Puerta de Córdoba, la única que se conserva con sus características originales. El Ayuntamiento va a colaborar para ello con la Hermandad de San Hermenegildo. La cuarta fase, con un presupuesto de 1,8 millones, es la correspondiente a la cara exterior de la muralla, la barbacana y el espacio entre ambas zonas. El Estado aportará para ello 800.000 euros. La rehabilitación culminará con la apertura a las visitas gracias al plan Turístico de la ciudad.

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