Andaluz por cuna, carácter y cultura
VI Premio Manuel Clavero | Manuel Olivencia
Glosa de un hombre dedicado a la universidad, el derecho, la empresa y la sociedad andaluza.
Manuel Olivencia Ruiz es andaluz por nacimiento, por carácter y cultura y por amor a su tierra y a sus gentes. Nació el 25 de julio de 1929 en Ronda, lugar del veraneo familiar, desde la que a los dos meses de edad fue llevado a Ceuta, plaza en la cual su padre ejercía la profesión de abogado y en la que él vivió los años de su infancia y de su adolescencia. En 1946 se trasladó a Sevilla para cursar sus estudios de Licenciatura en Derecho, tras cuya finalización marchó a Bolonia en 1952 para realizar su Doctorado bajo la dirección de Enrico Redenti, uno de los más prestigiosos procesalistas de la época, y disfrutar del magisterio de Walter Bigiavi, figura clave del Derecho mercantil europeo del siglo XX, maestro de maestros en Italia y más allá de sus fronteras.
Por consejo de su primer maestro, don Francisco Candil, tras su regreso del alma máter boloñesa se incorporó al vivero de mercantilistas de la cátedra de don Joaquín Garrigues en la Universidad Complutense, en la que obtuvo en 1956 la plaza de profesor adjunto. En 1960 fue nombrado catedrático de Derecho mercantil de la Universidad de Sevilla, integrándose en uno de los más brillantes claustros de profesores de la Universidad Española. La relación de todos sus componentes compondría un cuadro de los más destacados juristas de su tiempo; baste aquí el recuerdo, entre otros, de don Juan Manzano, don Ignacio Lojendio, don Manuel Giménez Fernández, don Alfonso de Cossío, don Manuel Clavero, don Manuel Alonso Olea…; más tarde don Jaime García Añoveros, don Miguel Rodríguez Piñero, don Juan Antonio Carrillo,…
El joven catedrático Manuel Olivencia ocupó pronto un relevante lugar en este panel de egregias figuras; y bajo la animosa y acertada dirección de Ignacio Lojendio, en unión a Jaime García Añoveros, participó en la fundación en 1963 del Instituto Universitario de Ciencias de la Empresa (el IUCE, acrónimo que alcanzó amplia difusión en su momento), primer centro de rango universitario de Sevilla para la formación en técnicas empresariales, matriz de las que posteriormente serían en las universidades españolas facultades de Ciencias Empresariales. En la Universidad Hispalense trae causa directa del IUCE la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, creada en 1971 con tal nombre y orientación tras formal y pública petición de ello por Don Manuel Clavero en el momento de toma de posesión del Rectorado de esta Universidad, demanda que el ministro que presidía el acto se comprometió a atender, "porque no podía negarse a un rector lo primero que solicitaba". Manuel Olivencia asumió el Decanato de la nueva Facultad, continuando en él, desde 1971 hasta 1975, una línea de servicio en la Administración universitaria iniciada en 1961, al ser nombrado secretario de la Facultad de Derecho, y continuada ininterrumpidamente en este centro al pasar a desempeñar las funciones de vicedecano en 1965 decano en 1968.
No se ha limitado al ámbito académico la dedicación de Manuel Olivencia al servicio público. Ha sido subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia durante los difíciles, pero apasionantes y fecundos, años de la transición democrática (1975/1976), consejero del Banco de España (1982/1991), vocal del Consejo Rector de Radio Televisión Española, presidente de la delegación de nuestro país en la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (Uncitral), comisario general de la Exposición Universal Sevilla 1992 (1984/1991) y Embajador Extraordinario del Reino de España. Ha mantenido una activa presencia en la Comisión General de Codificación, desde 1976 como vocal permanente de la Sección Segunda (de Derecho mercantil) y desde 1978 hasta el 2000 en condición de presidente de diversas ponencias y secciones especiales a las que se encomendaron los trabajos ordenados a la reforma del arcaico y obsoleto Derecho concursal español, en los cuales ya había iniciado en 1956 una colaboración en lo que fue el Anteproyecto de Ley Concursal de 1959. Y presidió la Comisión Redactora de un Informe sobre el Gobierno de las Sociedades (conocido generalmente como Informe Olivencia).
Requiere mención especial su dedicación a la abogacía, que para él significa compromiso con la tutela y defensa de los derechos legítimos y los intereses dignos de protección. A él se consagró, siguiendo ejemplo paterno, inicialmente en un despacho casi artesanal, lo que posiblemente hoy calificaríamos de boutique jurídica, con algunas colaboraciones ocasionales y la eficaz asistencia de su inseparable Francisco Hidalgo; después en un bufete ampliado, en el cual Francisco Ballester adquirió notable relieve y resultó esencial para asumir tareas y responsabilidades que la llamada de Olivencia al servicio público le impidieron en ocasiones atender; y posteriormente en un despacho colectivo, el bufete Olivencia-Ballester, finalmente integrado en uno de los grandes despachos internacionales constituidos en España. Desde su colegiación como abogado en 1984 le acompañó en esta noble profesión su hijo Luis, quien por su atractiva personalidad y sus relevantes dotes intelectuales y humanas se ganó el afecto de cuantos le conocimos y cuyo prematuro fallecimiento el mes de abril de 2014 representó para Manuel Olivencia la más triste de todas las adversidades de su vida, nunca superada en toda su dimensión.
Junto al ejercicio forense, la dedicación a la Universidad constituye el eje vertebrador de la vida profesional de Manuel Olivencia. A los rasgos más destacados de ella ya apuntados debe añadirse que a lo largo de los años consagrados al estudio y la enseñanza (que uno y otra nunca consideró sino partes inescindibles de un mismo quehacer) ha forjado una escuela de numerosos discípulos, que estudian, enseñan y han forjado a su vez discípulos en muchas universidades. Es miembro de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y de las sevillanas de Buenas Letras y de Legislación y Jurisprudencia. Y creador de un cuerpo de doctrina recogido en un amplio conjunto de publicaciones que acreditan una autoridad universalmente reconocida en nuestra patria y más allá de sus fronteras.
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