Amador, tres décadas de estafas
El falso capitán detenido hace unos días en Carmona deja un reguero de víctimas, casi todas ellas mujeres de entre 60 y 80 años, a las que robó joyas y dinero
Decía que era del PP y hablaba con Casado, y que tenía una yeguada y enseñaba a montar a caballo a las nietas de Botín
En 1992 estuvo viviendo casi un mes sin pagar en un hotel de Barcelona alegando que seguía al comando Barcelona de ETA
Amador Ariza lleva más de tres décadas estafando. Deja tras de sí un reguero de víctimas a las que ha sacado dinero de innumerables maneras: haciéndose pasar por capitán de la Guardia Civil, por alto cargo del PP, por empresario de éxito y por hombre con influencia y buena posición. En los últimos años estafó sobre todo a mujeres de entre 60 y 80 años, divorciadas o viudas, con muchas de las cuales inició relaciones amorosas.
A una de ellas le llegó a pedir matrimonio delante de sus amigos en una fiesta en un hotel de Madrid. Así conseguía hacerse con dinero y joyas de las mujeres. Luego desaparecía de sus vidas. La Policía Nacional lo detuvo hace unos días en Policía NacionalCarmona, después de que sobre él pesaran numerosas reclamaciones judiciales emitidas por diferentes juzgados de toda España. Ya se encuentra, por fin, en prisión provisional.
La Policía ponía fin así a una frenética actividad delictiva durante décadas por parte de este profesional de la estafa. Amador Ariza, de 63 años y natural de la Puebla de los Infantes, fue en su día agente de la Guardia Civil, pero nunca fue oficial ni suboficial y dejó de pertenecer al cuerpo a mediados de los años ochenta. A pesar de eso, utilizó mucho su paso por la Benemérita para cometer estafas de todo tipo.
En 1992 estuvo casi un mes viviendo a cuerpo de rey en un hotel de Barcelona, donde dejó pendiente una cuenta de 455.000 pesetas, según una crónica de la época publicada en La Vanguardia. "Cabo primero Ariza, de la Guardia Civil, en funciones de lucha antiterrorista". Pidió una habitación doble. "Voy a pasar aquí una temporada y algunas veces recibiré visita". Fue lo que dijo en la recepción cuando llegó al establecimiento, en el que estuvo alojado sin pagar una sola peseta entre el 3 y el 24 febrero.
Durante su estancia, la dirección del hotel comenzó a recelar a medida que iba subiendo la cuenta y nadie la pagaba. "Tranquilos. De un momento a otro el Cuerpo me enviará una provisión de los fondos reservados". Dos días después de marcharse, el hotel recibió una llamada de un hombre que se identificó como comandante de la Guardia Civil y confirmaba que la Benemérita se haría cargo de todos los gastos. Ese mismo día, el director del hotel presentó una denuncia por estafa.
En las tres semanas que estuvo hospedado allí, fingía que recibía faxes de Moncloa y hablaba abiertamente de ETA. Llegó a decir que estaba siguiendo al comando Barcelona. "Ya sabe, la Idoia esa de los cojones que se ha peleado con el Urrusolo y quiere volverse a Francia", decía a los empleados del hotel sobre los supuestos movimientos en la cúpula de la organización terrorista. Incluso coincidió allí con varios policías que acudieron a un torneo internacional de boxeo amateur.
Con el paso de los años, Ariza volvería a utilizar la estrategia del guardia civil para sus timos. Ante las mujeres a las que embaucaba se presentaba como capitán en la reserva. Así, les pedía dinero a sus víctimas para comprarles coches intervenidos que se iban a subastar públicamente, y que él podría conseguir a buen precio. Una vez obtenido el dinero, cambiaba de móvil y no volvía a aparecer.
Contactaba con las mujeres a través de Facebook y Badoo. En la primera de estas redes sociales pueden contarse más de 15 perfiles con su nombre y con distintas fotos suyas. Aparece en varias de ellas con caballos, en el campo o con la Virgen del Rocío. También llegó a decir que tenía una yeguada, y que daba clases de equitación a las nietas del banquero Emilio Botín. Y en ocasiones simulaba hablar por teléfono con Pablo Casado, cuando éste era presidente del PP. O decía que tenía contactos con la aristocracia. Otras veces aseguraba que era ingeniero agrónomo y que trabajaba para una empresa importante de Huelva. También aseguró ser abogado penalista.
La detención de Amador llega después de varios intentos de juzgarle, a los que nunca compareció. En junio de 2021, la Audiencia Provincial de Madrid ordenó su busca y captura después de que no se presentara a un juicio por delito continuado de estafa y hurto. Tres de las afectadas le esperaban ese día en los juzgados, según informó en ese momento la agencia Europa Press.
"Este señor lleva treinta años engañando a mujeres y tendría que estar en la cárcel. Es un maestro de la estafa. No se arrima a gente joven. Sabe el perfil de mujer al que tenía que engañar", relató una de las víctimas. Con una de las mujeres a las que estafó mantuvo un noviazgo de tres meses y llegó a pedirle la mano en una fiesta por todo lo alto celebrada en un hotel de la Gran Vía madrileña, que finalmente tuvo que pagar la afectada. La factura del evento fue de 2.810 euros. Desapareció el día que le entregó una sortija con un topacio para supuestamente hacerle una réplica.
Antes le había pedido 3.500 euros para una "oportunidad de inversión". Fue tal el grado de confianza que el estafador se ganó de la víctima que ella le dio las llaves de su casa. Además de la joya con el topacio, se llevó dos pulseras de oro y otro anillo con rubíes y diamantes. Entre las alhajas y la fiesta que tuvo que pagar, la víctima le reclama casi 14.000 euros, según el escrito de la Fiscalía.
Otra de las mujeres que lo llevó a juicio entabló una relación con Amador a través de Facebook en el año 2018. Se presentó como miembro del Partido Popular y fingía que hablaba con el presidente delante de ella. "En una ocasión estaba cenando con unos amigos y este individuo se levantó y simuló que le llamaba Pablo Casado. Me comentó que vivía con un diputado del PP. Todo era mentira. Era un profesional del engaño".
Esta víctima le dio 13.500 euros para comprar un coche de alta gama, con la promesa de devolvérselos. Unos días después, la convenció para que le entregara tres relojes y un collar de cuernos de jabalí. Se llevó también una cadena dorada y dos anillos. La mujer sólo pudo recuperar la cadena.
Una de las afectadas relató en su día al diario El País cómo había sido víctima de la estafa de este dandi. Ella siempre llevaba en la muñeca un cordón de oro, que se compró con uno de sus primeros sueldos. Amador contactó con ella a través de la aplicación de citas Badoo. "Me convenció para que le dejara el cordón para que un joyero amigo suyo le colocara un colgante de la Virgen del Rocío". La mujer le entregó otras dos pulseras más con el mismo fin. Nunca volvió a ver sus joyas. Denunció el caso ante la Guardia Civil, pero allí le dijeron que no podían hacer nada, pues ella le había entregado las piezas sin que mediaran coacciones ni amenazas.
Las historias se repiten. A otras les dijo que les iba a implantar un microchip para tener localizadas las joyas en caso de pérdida. O que el coche le había dejado tirado y necesitaba dinero. Cientos de excusas con las que lograba sus objetivos. Este periódico contactó con otra de las mujeres a las que estafó, que no quiere volver a hablar del asunto porque cree que podría perjudicar a su hijo, militar de profesión. Antes de que se le pregunte, la mujer deja claro que no mantuvo una relación con él.
Varias de las mujeres afectadas consiguieron llevar el caso a los tribunales y Amador ha conseguido eludir los juicios hasta ahora. Tiene al menos dos procedimientos abiertos en Madrid, pero también cuenta con antecedentes en Sevilla.
La Fiscalía le pide cuatro años y seis meses de cárcel por sendos delitos continuados de estafa y hurto. Dice el Ministerio Público en su escrito que se presentaba ante sus víctimas como "un hombre de categoría, con dinero y contactos" y que se "aprovechaba de la necesidad de compañía de las mujeres".
La actividad estafadora del falso capitán Ariza llevó a sus víctimas a organizarse a través de grupos de WhatsApp y Facebook, en los que difundían imágenes de Amador alertando de que se trataba de un estafador. Probablemente estas mujeres lograran así evitar otras estafas. El sospechoso cambiaba continuamente de cuentas de Facebook. Tiene activas más de 15. Sus víctimas se dedicaban a rastrear la red para alertar a posibles víctimas en el momento en que detectaban una nueva cuenta.
Lo mismo hacía con los teléfonos móviles, que cambiaba a menudo para así cortar toda la relación con las víctimas. "Cambiaba continuamente de teléfono, decía que los perdía", contó una de las personas a las que estafó. Las afectadas llegaron a localizarlo en Carmona antes de que fuera detenido en esta ciudad por la Policía Nacional.
Amador Ariza, de 63 años, nació en La Puebla de los Infantes, un pequeño pueblo ubicado entre la comarca de la Vega del Guadalquivir y las primeras estribaciones de la Sierra Norte. En los últimos años se movió por Lora del Río y Carmona. Siempre presumía de su sevillanía, y de hecho en la crónica de La Vanguardia sobre su estancia gratuita en el hotel de Barcelona en 1992 hay referencias a su origen. "¿El cabo Ariza? ¿Ariza? Ah, sí, uno de la Guardia Civil que hace no sé qué de terrorismo. Un tío muy salao. De Sevilla. Venía mucho por aquí, pero ya no se le ve", contaba el dueño de uno de los bares que frecuentaba entonces en la Ciudad Condal, muy cerca de la estación de Sants.
La Policía Nacional lo detuvo en Carmona. En el momento de su arresto le constaban casi una decena de reclamaciones por juzgados de diferentes provincias españolas. Tras su detención ingresó provisionalmente en prisión. Por el momento, ya no podrá dejar de presentarse a los juicios.
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