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La Alicantina reabre en el Salvador como "bar de barrio" para los sevillanos

Hostelería

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Últimos preparativos para la apertura de La Alicantina. / José Ángel García

Un reencuentro con los sevillanos en un bar de barrio. Se trata de la finalidad que persigue el Grupo Trifulca con el antiguo bar La Alicantina, cuyas riendas ha tomado y que se reabrirá este miércoles. Tras meses de reformas, todo se ha dejado a punto para que el emblemático establecimiento -situado en la Plaza del Salvador- vuelva a disponer de su recordada carta de tapas, entre las que se incluye la famosa ensaladilla, para la que se ha recuperado la receta de elaboración tradicional.

"Queremos volver al concepto de bar de barrio". Así define este proyecto hostelero Germán Franco, director gastronómico del citado grupo empresarial, participado también por Rafael Cebolla y Óscar Vega. Para ello, se cuenta con la experiencia de un equipo de profesionales que lleva bastante tiempo trabajando en los negocios de referencia de la enseña, como son los restaurantes María Trifulca, Maquiavelo o Casa Ozama.

Como jefa de cocina de La Alicantina estará María Cardona, integrante de la plantilla del María Trifulca. El anhelo por recuperar los sabores de referencia de este mítico bar llevó a los nuevos dueños a reunirse con los antiguos propietarios. En concreto, con Teresa Pérez García, viuda de Manuel Postigo, tabernero con el que comenzó la etapa dorada del negocio. "Nos ha pasado la receta de la famosa ensaladilla", refiere Germán Franco.

Mariscos y guisos

La carta de la que podrán disfrutar los clientes consta de charcutería, pescados, mariscos (género del que La Alicantina fue un referente), aliños, montaditos y guisos. Entre estos últimos se incluyen platos como las espinacas, ropa vieja, pochas con marisco o el arroz del señorito. Los productos en la mayoría de las ocasiones serán de kilómetro cero, es decir, de negocios del entorno, con el fin de que el establecimiento vuelva a ser "un bar de barrio" y se vincule por completo a él.

Su carta de vinos la componen caldos de Sevilla, Cádiz y Huelva. Tendrán especial cabida "los generosos", como la manzanilla, el amontillado y el palo cortado. Además de una gran variedad de vinos blancos para acompañar los pescados. No debe olvidarse la importancia que se le otorgará a la cerveza, con un tanque de salmuera. Se servirá en "vaso ancho, fino y frío".

Durante estos días son muchos vecinos de la zona (por desgracia cada vez menos debido a la turistificación que sufre el Casco Antiguo de la ciudad) los que se acercan al establecimiento y agradecen a sus nuevos responsables que devuelvan este bar a los sevillanos. "El negocio está enfocado a Sevilla, aunque sin cerrarle la puerta a los turistas, para que conozcan también nuestra comida más tradicional", explica Franco. Entre los objetivos del negocio, se incluye convertirlo en un lugar de encuentro y convivencia de las instituciones del entorno, como las tres hermandades que radican en la iglesia del Salvador, contigua al bar.

Nueva piel

Con este propósito, La Alicantina ha cambiado su piel. Sólo se han conservado los azulejos que recubren la pared. El resto de la decoración se ha cambiado. El responsable de la reforma ha sido Francisco Díaz, del estudio G2 Arquitectura, que ha optado por el uso de maderas nobles y de piezas de azulejos antiguos, empleados en revestir la barra, que sustituye a la anterior de metal. Con tales materiales, se crea una sensación bastante acogedora y de negocio antiguo, testigo de una larga historia. Para ello, se han cuidado al máximo los detalles: desde la indumentaria clásica de los camareros a la serigrafía de la vajilla, la caja registradora (con más de cien años) y los servilleteros.

El establecimiento -de unos 160 metros cuadrados de superficie- contará con siete mesas altas en el interior y otras 14 en el exterior, en la terraza de la Plaza del Salvador. No habrá reservas, ya que al encontrarse en una zona de gran afluencia de público se atenderá por orden de llegada. En cuanto a los precios, para que los clientes se hagan una idea, una tapa de ensaladilla costará cuatro euros y la cerveza, dos.

La plantilla de La Alicantina la componen 30 trabajadores. Germán Franco, en este punto, aborda el déficit de empleados que sufre el sector hostelero, debido muchas veces a la condiciones precarias de contratación. Ante esta carencia, el Grupo Trifulca lleva años apostando por hacer "atractiva" la profesión con turnos rotatorios, descanso de dos días después de cuatro jornadas laborales y sueldos que están muy por encima del salario mínimo interprofesional. El perfil que se busca es el de trabajador con una edad media de entre 40 y 50 años, con experiencia en el sector.

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