Alianza de guitarra y pandero

Calle Rioja

Francisco Fernández, junto a una fotografía en la que aparece Pasos Largos llegando a la cárcel de Málaga.
Francisco Fernández, junto a una fotografía en la que aparece Pasos Largos llegando a la cárcel de Málaga.

30 de agosto 2010 - 05:03

UNA de las novedades de la próxima Bienal de Flamenco serán las tertulias que tendrán lugar en la taberna Pasos Largos, que abrió el pasado 16 de junio. Sus dos socios, Paco Fernández (Galaroza, Huelva, 1963), y Pilar Garitagoitia (Zaldíbar, Vizcaya, 1969) eligieron el apodo de Juan Mingolla Gallardo (1870-1934), el último bandolero de la sierra de Ronda, aficionado a la caza furtiva, con tres años de penurias en la guerra de Cuba.

Pasos Largos buscaba refugio en las cuevas de la serranía y ahora su nombre recibe a los parroquianos en una cueva muy acogedora. Un local en Feria esquina con Relator que fue antes concesionario de coches y chocolatería. El escenógrafo Gonzalo López Narbona lo diseñó, con esparto corredero y puertas hechas con chapas de encofrado.

Los socios se llaman primos. Paco llegó a Sevilla desde una sierra más de cosarios que de bandoleros en 1985 para trabajar en Mercasevilla. Allí vendió plátanos y muy pronto pasó a descargarlos en el puerto. Con los años se dedicó al tema inmobiliario. A Zaldíbar, el pueblo de Pilar, le decían en los años veinte Madrid Txiki "porque iba la gente bien, tenía aguas sulfurosas y ferrosas y un balneario donde después pusieron un manicomio". En el Duranguesado, el pueblo siguiente antes del límite con Guipúzcola es Érmua. Pilar se vino a Sevilla en1990 para estudiar Derecho. Se dedica al arte floral.

Una historia de norte y sur. En el vano de una ventana interior hay una guitarra por si alguien se atreve -"me aficioné al cante escuchando a Manolo Curao en la radio", dice Paco el Largo-, y pronto la acompañará un pandero vasco, regalo de Imanol, mánager de Kepa Junquera y amigo personal de la socia vizcaína. Por el bar corretean Curro, hijo de Paco, y Abene (Pilar es euskera), hija sevillana de Pilar.

Las mesas y las sillas son de Galaroza, "uno de los pocos sitios donde se sigue haciendo la típica silla sevillana", dice Paco. De su pueblo vendrán también cuando lleguen las temporadas respectivas la seta y los productos de la matanza. Con esa salvedad patriótica, comentan que todos los productos que se consumen proceden de establecimientos de la calle Feria. Un reciclaje que simbolizan la presencia de Antonio, frutero, Miguel Ángel, carnicero, o Paco García Chaparro, artesano y vecino de la taberna, a la que regalará un azulejo.

Javier Ocaña es el cocinero de una cocina "con algo de diseño sin tonterías", según Paco el Largo. La taberna no sólo acogerá tertulias posteriores a los cinco espectáculos de la Bienal que tendrán lugar en el teatro Alameda. No hace límites a los gustos de su clientela. Esponsorizará al Triaca, tercer equipo más antiguo de la ciudad, cuyo entrenador, Pipo, futbolista legendario de la Alameda, es asiduo visitante.

La familia de Paco tenía en el pueblo una tienda de ultramarinos. Siempre quiso tener un local como éste "para darle caché a la calle Feria". Repite de memoria la frase que a esta calle dedica Chaves Nogales en su biografía de Juan Belmonte, el hijo más famoso de la popular arteria. "Estuvimos a punto de ponerle Belmonte a la taberna y quería investigar en la iglesia de Ómnium Santórum la partida de nacimiento del torero, pero el nombre ya estaba cogido".

Recordó una fiesta en el Rocío, unas sevillanas que cantaba una gente de Ronda. "Hablaban de la muerte de Pasos Largos". Desde ese día, su estela le persigue. Esa ética de los bandoleros, novela negra de una España negrísima, como aquel forajido de El Burgo, Jesse James de la serranía, que en sus andanzas recorría la fina línea que separaba el bien del mal: el que liberaba a dos guardias civiles a los que había capturado y después les devolvía su armamento para evitarles un castigo de sus superiores; el que secuestraba a un hacendado malagueño que años después pretendió contratarlo como guarda.

En Pasos Largos hay vino de la semana, carnes al peso, txipirones en su tinta y bibliografía de bandidos. Falta una parada de diligencia. A dos pasos (cortos) están las paradas del 13 y el 14.

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