El historiador Alfonso Lazo ingresa en la Academia de Buenas Letras

Literatura

El profesor de la Universidad de Sevilla y colaborador del Grupo Joly leyó su discurso de ingreso en la Casa de los Pinelo

Alfonso Lazo saluda al resto de académicos tras recibir su medalla y diploma que acredita su ingreso en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
Alfonso Lazo saluda al resto de académicos tras recibir su medalla y diploma que acredita su ingreso en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. / Víctor Rodríguez

El historiador Alfonso Lazo Díaz han ingresado este domingo en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. En el acto de ingreso, celebrado en la Casa de los Pinelo, Lazo pronunció un discurso titulado Lectores de libros y núcleos civilizatorios. Una reflexión contemporánea, que fue contestado por el también académico José Antonio Gómez Marín, en el que incidió en la importancia de la lectura y su carácter civilizatorio frente a la barbarie de la sociedad de masas.

El que también fuera profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla y diputado del PSOE en el primer Gobierno de Felipe González, y actualmente colaborador de los periódicos del Grupo Joly, se convierte así en académico numerario de esta institución en la que ocupa la vacante del fallecido Manuel Olivencia Ruiz, catedrático de Derecho Mercantil y comisario de la Expo 92.

No faltaron las referencias a su persona en el discurso del nuevo académico, que tuvo a bien recordarlo al comienzo de su disertación justo en el momento en el que destacó la "vital importancia" de la conservación de los ritos y rituales para la supervivencia de los pueblos. "Que las grandes instituciones y altos lugares donde esos rituales residen pueden convertirse en núcleos civilizatorios cuando amenaza la barbarie" -pronunció marcando ya desde el inicio el eje vertebrador de su discurso- para, a continuación, hacer referencia, precisamente, a la Academia de Buenas Letras, como lugar "donde se conservan con cuidado esos ritos", siendo uno de obligado cumplimiento para los que ingresan en ella el "hacer referencia al que fue su antecesor y dejó al marcharse un lugar vacante". Lazo, aunque manifestó que no llegó a conocer a Olivencia en persona, destacó de él su excelencia como persona. "Hombre equilibrado, aunque no equidistante", de "ideas firmes" y "un gran lector enamorado de los libros". Una mención ésta últimaque llevó a Lazo a recordar a su abuelo materno, don Manuel Díaz Caro, "director hace muchos años de esta Real Academia".

El historiador Alfonso Lazo durante su discurso en el salón de la Casa de los Pinelo.
El historiador Alfonso Lazo durante su discurso en el salón de la Casa de los Pinelo. / Víctor Rodríguez

Volviendo al tema principal de su discurso, tal y como ya lo avanzaba en una entrevista publicada por los periódicos del Grupo Joly donde colabora, Alfonso Lazo es "optimista" en el progreso de la Historia de la Humanidad, pero no habla de un progreso en línea recta sino "con altibajos", destacando con ello la "barbarización interna" de la época actual, que califica como una "sociedad del espectáculo, en la que se ha dejado de leer". Es aquí donde empieza a profundizar en su discurso durante el cual ha recurrido a la mención de numerosos intelectuales como el filósofo alemán Peter Sloterdijk, María Zambrano o José Ortega y Gasset, por citar algunos. Precisamente de Peter Sloterdijk parte la defensa de los "lectores de libros como eje alrededor del cual durante siglos ha girado la civilización europea", y matiza "digo ha girado porque los lectores entendidos como núcleo civilizador han perdido hoy toda su influencia".

A partir de aquí, el nuevo académico hace referencia al "fin de la meritocracia intelectual" con el establecimiento mediático de la cultura de masas con la difusión de la radio y la televisión y, "más aún –matiza– con las últimas revoluciones de las redes informáticas". Se trasladó entonces 400 años atrás en la historia para recordar el "hundimiento de la cultural occidental" ya desde la caída de Roma. Momento a partir del cual habla de brutalización colectiva y bruticia moral", en palabras del profesor honorario delColegio de Francia, Paul Veyne, que han derivado a lo largo de la historia en una "barbarización" que nace desde dentro de nuestra misma sociedad, "tal vez, como una mutación histórica", reconoce Lazo.

"Vivimos en una sociedad de masas igualitarias en la que se ha dejado de leer"

Para el historiador, actualmente "vivimos el tiempo de la sociedad del espectáculo, de la frivolidad, la mediocridad y la estulticia". Frivoliza en este punto en el hecho en que estos parámetros hayan llegado incluso "a contaminar"reconocimientos como el Premio Nobel de Literatura. Reproduce aquí las palabras del escritor Aquilino Luque en su obra Memoria, ficción y poesía. "Para caer en gracia a la Academia sueca no se trata de escribir mejor o peor, sino de proyectar cierto perfil o no proyectar ninguno", y concluye, añadiendo por su parte –y, provocando tímidas risas entre los asistentes al acto–, "sin tener en cuenta elpremio Nobel de la Paz, casi siempre otorgado a tontos del capirote". Tras estas referencias, Lazo profundizó en su percepción actual de la sociedad que considera, "de masas igualitarias" en la que "se ha dejado de leer".

"La lectura es una acción individual, mientras que la sociedad del espectáculo requiere multitudes concentradas, ya sea en lugares abiertos, ya sea delante del televisor: gritan, reclaman, aplauden, protestan y, si es preciso, linchan", pronunció Lazo, antes de hacer mención a la labor civilizadora a la que también se unió el periodismo. Un sector, del que elogió su papel dentro de la academia, y que considera que junto al de las redes sociales, también viven "aterrorizados" por el "poder de las multitudes" conduciendo a un "totalitarismo moral, intelectual y, al final político" con "la muchedumbre como absoluta depositaria de la verdad".

Continuó Lazo ahondando en la defensa de una "única civilización" frente a la multitud de culturas para hilar con su convicción del progreso del hombre a largo plazo, invocando "el papel histórico de una Real Academia" que lleva el título de Buenas Letras y que, manifiesta, ve "como un refugio de los lectores de libros a la espera de un nuevo Renacimiento y una nueva Ilustración que sin duda han de llegar".

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