Alerta entre los vigilantes por el incremento de las agresiones de bandas
La Guardia Civil identifica a los asesinos del empleado en la planta fotovoltaica de Marchena, a los que buscan en Rumanía
La oleada de robos de cobre, hierro, chatarra y materiales de obras que sufre la provincia de Sevilla desde hace unos años por parte de bandas organizadas de delincuentes ha puesto en alerta a los vigilantes de seguridad. Después de la última agresión al vigilante David Piña Sanz en las obras de construcción de un supermercado en Amate, el pasado septiembre, los sindicatos de los trabajadores de la seguridad privada están organizando una concentración para denunciar las carencias que sufren en el sector.
Muchas de las personas que custodian de noche obras, plantas fotovoltaicas o polígonos industriales se encuentran solas y sin armas. Como en el caso de David Piña, los vigilantes sólo disponen de una defensa reglamentaria y unos grilletes. A veces las empresas de seguridad no se hacen cargo ni siquiera de las linternas ni de los gastos de telefonía móvil de sus empleados, que en muchas ocasiones no cuentan ni con un sistema de comunicación mediante walkie-talkies.
Pese a que las Fuerzas de Seguridad sólo hablan de episodios puntuales de violencia hacia los vigilantes, los profesionales del sector aseguran que las agresiones han ido en aumento a medida que han crecido los robos de cobre. "No disponemos de estadísticas porque el Ministerio del Interior no nos las facilita y las tiene bloqueadas, pero la percepción que tenemos es que cada vez hay más casos y que los delincuentes son cada vez más organizados y más violentos. Si una persona está de noche sola en una obra con una porra y unos grilletes, poco puede hacer ante gente que le sorprenda armada", explicó ayer a este periódico el portavoz del Sindicato de Trabajadores de Seguridad (STS) en Sevilla, Antonio Fernández Acacio.
CCOO confirma esta tendencia y alertó del incremento de las agresiones tras el ataque a David Piña. El incremento del precio del cobre ha provocado un crecimiento enorme de los robos en los últimos tres años. En Sevilla, por ejemplo, desaparecen más de 300 kilos de este metal cada día. Tanto, que han proliferado bandas de delincuentes organizadas y especializadas en estos robos, la mayoría de ellas formadas por ciudadanos de Europa del Este que se mueven por varias provincias. Para los vigilantes, estos grupos no dudan en comportarse de manera muy violenta si son sorprendidos por un empleado de seguridad.
En la provincia de Sevilla han sido asesinados dos vigilantes en menos de dos años y medio. El primero fue Jerónimo Luna, tiroteado cuando realizaba un servicio de traslado de fondos en El Viso del Alcor. Su asesino huyó con 100.000 euros y todavía permanece en paradero desconocido. La segunda víctima mortal fue José Antonio Jiménez Ceferino, de 32 años y natural de Camas, que fue agredido brutalmente en la planta fotovoltaica de Marchena la noche del 25 de noviembre de 2009. Este joven pasó casi dos meses en coma y finalmente falleció el 19 de enero de 2010.
La Policía rumana está buscando en este país a los autores del crimen. La Guardia Civil identificó a los agresores por unos restos de ADN que se encontraron en la ropa de la víctima. Los asaltantes tenían antecedentes en España precisamente por robos de cobre y fue esto lo que llevó a los investigadores a identificar con certeza a al menos dos de los autores. Los agresores atacaron a Jiménez Ceferino con suma violencia, hasta el punto de que llegaron a clavarle un punzón en el ojo. Esta herida hizo que posteriormente desarrollara un absceso o infección en el cerebro. Además, sufrió fractura de cúbito y radio, de la órbita ocular y un traumatismo craneoencefálico como consecuencia de los numerosos golpes recibidos. Los mismos guardias civiles que investigaron el crimen se mostraron sorprendidos de la violencia desproporcionada empleada por los agresores, puesto que el vigilante se encontraba solo y desarmado en las instalaciones de la planta, situada a cuatro kilómetros del casco urbano de Marchena.
Tras golpearle repetidas veces, los delincuentes dejaron al vigilante malherido y esposado con sus propios grilletes en la planta fotovoltaica, donde fue encontrado a primera hora de la mañana. Los agresores se llevaron su teléfono móvil y su coche, que apareció luego quemado en un paraje cercano.
Jiménez Ceferino fue condecorado a título póstumo por la Policía Nacional el pasado 4 de octubre. La Guardia Civil solicitó al juzgado encargado del caso que tramitara una orden internacional de búsqueda y captura, después de que los investigadores sospecharan que los agresores podrían haber regresado a su país de origen. Ahora es la Policía rumana quien trabaja para apresar a estos delincuentes.
El ataque sufrido recientemente por Piña, que consiguió salvar su vida pero sufrió heridas graves, ha provocado que el sector de los vigilantes de seguridad se plantee la necesidad de contar con más medidas de protección. Los sindicatos, que hasta ahora sólo habían organizado actos de homenaje a los trabajadores fallecidos, pretenden ahora organizarse para solicitar más medidas de protección y mejoras laborales en el sector.
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