Acretismo placentario, cuando dar a luz pone en riesgo la vida
Hospital Virgen del Rocío
El Hospital Virgen del Rocío ha resuelto con éxito el tercer parto de alto riesgo debido a una complicación en la inserción y localización de la placenta
Oleksandra cursaba la semana 24 de su embarazo cuando una complicación en la placenta puso en riesgo su vida y la de su hijo. Afortunadamente, esta paciente de 37 años le diagnosticaron placenta accreta (insertada en el útero, lo que impide que se desprenda de forma fisiológica durante el momento del parto) a tiempo y el control de su gestación y de su alumbramiento permitió que el pasado 28 de julio diera luz a su pequeño Matey sin mayores complicaciones que las inherentes a un parto con cesárea. Hoy, poco más de dos semanas después, la madre y el bebé se encuentran en perfectas condiciones.
Detrás de este final feliz, y del de otras dos mujeres que se encontraban en una situación similar, está la unidad de Ginecología y Obstetricia y la de Medicina Maternofetal, Genética y Reproducción del Hospital Virgen del Rocío, referente a nivel a nivel andaluz, y cuyo director es el doctor Guillermo Antiñolo.
"Con esta paciente, se nos presentó es una doble anomalía. Por un lado, la placenta era previa, pero además era accreta y en este caso era un extremo porque se trataba de una placenta percreta. El gran problema de esta situación es que derivan en hemorragias catastróficas muy difíciles de controlar si no se diagnostican con anterioridad y el parto no es desarrollado de una determinada manera, que incluye una extirpación controlada del útero, precisamente, para evitar una hemorragia catastrófica que puede poner en riesgo la vida de madre y feto", explica el doctor.
El acretismo placentario consiste en una fuerte adhesión de la placenta en la pared del útero, lo que conlleva un elevado riesgo de sangrado en el parto que puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé. Desde el servicio de Medicina Maternofetal, Genética y Reproducción, que ha hecho el seguimiento del embarazo y ha coordinado el trabajo multidisciplinar desarrollado por profesionales de Enfermería, Medicina Maternofetal, Ginecología, Urología, Anestesiología y Neonatología, señalan que la atención a esta patología gineco-obstétrica resulta "todo un desafío, es poco frecuente y presenta importantes dificultades en su diagnóstico y su manejo clínico".
Esta patología puede traer consigo una elevada tasa de complicaciones tanto para la madre como para el feto relacionadas con el sangrado masivo que puede ocasionar y que se relaciona con problemas de coagulación, fallo de órganos e incluso la muerte fetal o materna. Por todo ello, un pronto diagnóstico de este problema y un manejo controlado de la situación resulta fundamental.
"Nosotros hemos desarrollado una técnica que es específica para este tipo de situaciones y que consiste en aislar el útero de su vasculatura y evitar así una hemorragia o reducir al mínimo las posibilidades de que se produzca. Para ello, una vez hemos aislado el útero, extraemos el bebé en un breve espacio de tiempo, no superior a los cuatro minutos. Todo esto hay que hacerlo con muchísimo cuidado porque en cualquier momento en una placenta de este tipo puede sangrar todo. Es una situación muy compleja que si no anticipas el diagnóstico y no manejas bien el caso, normalmente se pone en serio riesgo la vida de la madre y del feto, por supuesto", explica.
Una vez diagnosticado el acretismo placentario, los pasos a seguir pasan por programar el parto (normalmente a las 34 semanas de gestación) y practicar una cesárea en la que se extrae el bebé y el útero en bloque con la placenta incorporada. Se trata de una intervención de alta complejidad, pero que hasta ahora, los resultados obtenidos por la unidad que dirige el doctor Antiñolo han sido muy positivos en buena parte, señala el doctor, "gracias a su abordaje multidisciplinar".
El buen trabajo realizado permitió que, poco después de una semana de dar a luz, Oleksandra ya empezara a hacer su vida normal, prácticamente sin molestias. "A los pocos días ella empezó a encontrarse muy bien. Siente algo de dolor, pero estamos muy contentos con el equipo médico que nos ha atendido ya que nos dijeron que se trataba de un parto muy peligroso y que la vida de mi mujer y mi hijo corrían peligro en un cincuenta por ciento", afirma Víctor, el marido de la paciente. El bebé sí tuvo que quedar ingresado tras el alta de la madre en la unidad de Neonatos del Virgen del Rocío "donde ha evolucionado de forma fantástica", destaca el doctor. "Normalmente estos bebés no suponen complicaciones. Los tratamos y hacemos un seguimiento para que nazcan en las mejores condiciones", afirma.
Este tipo de anomalías placentarias tiene además una complejidad añadida y es que puede involucrar otros órganos vecinos más allá del útero como es el caso de la vejiga y, en algunas situaciones, incluso se invade la pared del abdomen. De ahí la importancia del equipo multidisplinar necesario para el desarrollo de esta técnica. "Normalmente estas las placentas previas que son percretas o accretas se sitúan por la parte que está la vejiga y, a veces, puede invadir una parte de la misma por lo que hay que tener mucho cuidado porque ésta está pegada al útero y si llega a romperse, es inseparable o ha llegado a ser invadida por la placenta hacen falta los urólogos. No obstante, estos especialistas trabajan con nosotros para poder tener bien localizados los uréteres y no llegar a cortarlos cuando cortamos los vasos necesarios para poder aislar el útero, lo que generaría una morbilidad materna que luego habría que resolver", matiza.
El éxito de la técnica desarrollada por el doctor Antiñolo y su equipo vuelven a situar al Hospital Virgen del Rocío a la vanguardia andaluza en Reproducción. El nacimiento del pequeño Matey es el tercero que esta unidad soluciona con éxito, pese a las complicaciones que lo rodean.
"La verdad es que las tres intervenciones con este tipo de anomalía que hemos tratado han ido muy bien y madres y bebés están muy bien, con resultados excelentes. Es verdad que esta última ha sido la más severa y particularmente grave pero las anteriores han sido igualmente muy delicadas porque todas partían de la misma situación: una placenta previa con un cuadro de hemorragia catastrófica", argumenta el doctor Antiñolo, que a su vez se siente un "privilegiado" por poder formar parte de un equipo y un hospital "donde los problemas se solucionan".
"Es un privilegio lo que podemos hacer. Primero porque solucionas problemas que tienen muy mal pronóstico y eso te permite mejorar la atención que haces y además poder atender casos como éste, que son pocos, pero muy delicados. Y luego también porque pone en valor el trabajo en equipo con otras unidades que contribuyen muchísimo a obtener buenos resultados tanto para el bebé como para la madre. Podemos decir que estas mujeres están tranquilas porque vienen a un sitio donde los problemas se pueden resolver", afirma orgulloso de su trabajo.
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