Aceras contra el peatón

Caminar por Águilas, Fabiola, San José, Zaragoza, Murillo o Calatrava se convierte en un deporte de alto riesgo. En algunos tramos de esas céntricas calles hay aceras que no superan ni los treinta centímetros de anchura, lo que obliga al peatón a tener que contar con el arte circense del equilibrio como papel fundamental para no verse obligado a pisar la calzada.

Todo se complica aún más para personas con carritos para niños, movilidad reducida o sillas de ruedas. Se ven obligados a cruzar de una acera a otra para sortear los múltiples obstáculos. Una auténtica odisea, sobre todo cuando enfilan una calle que tiene una acera ancha que al momento se estrecha. Ciudadanos tiene preparada una moción que presentará mañana en el Pleno municipal con la intención de mejorar el tránsito peatonal y la accesibilidad. La plataforma única es su apuesta, ya que valoran como eficaces las experiencias que se tienen en algunas zonas de la ciudad y otros municipios de la ausencia de nivel entre la acera y la calzada, lo que provoca un efecto disuasorio en los conductores al ver cómo los peatones circulan a la misma altura que sus vehículos. "Si el conductor observa que no hay acera se retrae", considera Javier Millán, portavoz municipal de la formación naranja.

En Águila, vecinos y comerciantes tienen asumida la incomodidad. "Llevo viviendo aquí más de 35 años y ya uno termina acostumbrándose. Recuerdo la dificultad con mi hijo cuando era un bebé y tenía que llevarlo en carrito", señala María Luisa, que vive la esquina con Cabeza del Rey Don Pedro. En la transitada calle que une Recaredo con la Plaza de la Alfalfa los peatones pasan más tiempo por la calzada que por la acera. No les queda otra. "Con lo estrechas que son las aceras, es casi imposible caminar con bolsas de la compra. Cuando salgo con el perro procuro tirar por calles paralelas ya que es imposible pasearlo por Águilas", narra Ana, una joven que no soporta que el sonido del claxon de los coches se meta en su vivienda.

El empleado de un bar garantiza que la señal de tráfico nadie la respeta y que está harto de ver cómo los peatones se golpean con los retrovisores de los coches que circulan. "Los transportistas nos la vemos y nos la deseamos para llevar los pedidos a los locales porque no se puede andar por las aceras", apunta Rafael, que trabaja para una multinacional de refrescos. Los puntos más conflictivos de Águilas se encuentran en los tramos entre Cabeza del Rey Don Pedro y Caballerizas, y entre la Plaza de Pilatos e Imperial.

"Aunque afecta a muchos sectores del centro, pretendemos que se empiece por Águilas. Muchos vecinos y comerciantes me paran por la calle para solicitarme que hagamos algo con un problema histórico", subraya Francisco Moraga, concejal municipal de la formación naranja. A escasos metros hay calles que ya cuentan con experiencias en la utilización de plataformas únicas. Es el caso de Don Remondo, Jesús de las Tres Caídas o la Plaza de la Encarnación. Los resultados son bastante satisfactorios.

En la recepción del Hotel Abanico cuentan que son numerosos los clientes que dejan observaciones lamentándose del trabajo que les cuesta acceder con las maletas. "Hay broncas todos los días entre peatones y conductores sobre quién tiene la prioridad. Y raro es el día que no se produzca un accidente", apunta Jorge Castilla, gerente del establecimiento. El plan de plataforma única elaborado por Ciudadanos otorga prioridad a las calles que cuenten con aceras de menos de 80 centímetros o el desnivel entre la calzada y acera sea mayor a los 20 centímetros.