Abandono, suciedad y tensiones en el distrito Macarena
Cinco asociaciones de vecinos del distrito levantan la voz contra la gestión municipal y aseguran que ha empeorado en el último año
Venta de alcohol a deshoras, peleas y falta de limpieza son los principales problemas
Un policía local de Sevilla abronca a una vecina que denunció la presencia de indigentes en sus calles
La maleducada respuesta de un policía local de Sevilla a una vecina de la Macarena que denunció la presencia de indigentes acampados en su calle no es más que un reflejo de la indefensión que padecen los residentes de un distrito, que además llevan tiempo denunciando el deterioro, el abandono, la suciedad y la inseguridad que sufren. "No creerá usted que los colchones los han comprado las personas sin techo, ¿verdad?", era la contestación del inspector de la comisaría del distrito, que después reprochaba a los vecinos que no tiraran sus colchones en un punto limpio.
Cinco asociaciones de vecinos del distrito Macarena coinciden en que la situación se agrava cada día y la inacción del Ayuntamiento de Sevilla es evidente en toda la demarcación. Los representantes vecinales del Cerezo, la Barzola, la Carrasca, el Torrejón y Hermandades del Trabajo aseguran que la "seguridad y la falta de limpieza" son los dos asuntos principales que marcan el día a día de sus barrios.
"Necesitamos una solución global, no un parcheo, si se ataca en una zona se van a otra", apunta el presidente de la asociación de La Carrasca, Manuel Noguera. Este representante vecinal explica que las últimas intervenciones de la Policía Local en las inmediaciones del albergue ha llevado a los indigentes y personas que paraban en aquella zona próxima al Parlamento a su barrio y a otros de las inmediaciones.
"Tenemos problemas evidentes desde el mediodía hasta la noche", explica este vecino, que asegura que son bastantes los locales que incumplen la prohibición de vender alcohol después de las diez de la noche. "Esto genera peleas, trapicheo de drogas, coches a gran velocidad...", añade Javier Mur, representante del Cerezo. "Los vecinos hemos pasado informes de todas las tiendas que incumplen estos horarios, de los comercios que están abiertos a deshoras, ni la Policía ni el Ayuntamiento pueden decir que no lo saben. Por ejemplo, tenemos 32 peluquerías en el Cerezo, muchas de ellas abiertas de madrugada en las que no hay clientes. ¿Cómo se explica eso? O que una frutería esté abierta a las doce de la noche".
Cuentan que la noche del 25 al 26 de mayo hubo una pelea con machetes en La Carrasca. "El problema es el mismo. Se empieza bebiendo a las tres de la tarde y se acaba con una bronca y destrozando todo el mobilario urbano. Además, orinan y defecan en la calle", asegura Noguera. No han sido los únicos incidentes en la zona. El representante del Torrejón, Rafael Suárez, lamenta que en su barrio se acumulen las latas y desperdicios en la puerta de un bazar chino.
El Cerezo es el barrio con una mayor presencia de inmigrantes de la zona. "Tenemos muchos bares y viene gente de todas partes. Mi barrio lo conocen incluso en Madrid. Es verdad que quedan pocos vecinos de la primera generación y los que están entrando son inmigrantes. Esto no es ningún problema, sí lo es que se pongan a consumir alcohol en la calle hasta altas horas de la noche. Y luego está la comunidad musulmana, formada por muchos jóvenes que están todo el día en la calle y se terminan perdiendo".
En mayo de 2023 murió apuñalado un joven marroquí tras una discusión por un porro con unos colombianos. El joven residía en un coche abandonado y aparcado en una plaza del barrio. "El coche no lo han retirado hasta hace un par de meses, se ha pasado casi un año ahí". Desde entonces, el parque infantil del barrio está cerrado y sin uso, pues las familias denuncian que acaba siendo utilizado por indigentes y personas que consumen drogas en plena calle.
"En nuestros barrios tenemos de todo. Casas tuteladas, dispensa de metadona, comedores sociales... Toda la cuestión asistencial a personas sin hogar está centralizada en el distrito Macarena. A las autoridades les da miedo meterle mano a la descentralización de los albergues. El distrito Macarena no puede atenderlos a todos. En el momento en que se lleva a otro lado hay un conflicto vecinal, como ya pasó en el Cerro", explican los vecinos de la Macarena, en referencia a la oposición de los vecinos de este barrio a la construcción de un centro social en la avenida de Hytasa, que terminó siendo paralizado.
Con el buen tiempo proliferan los indigentes durmiendo en la calle, como ocurre en León X, que es de donde partió la queja respondida de forma chulesca por el inspector de la Policía Local. En el Torrejón hay al menos cuatro personas pernoctando en la vía pública. Al representante de este barrio, además, lo han dejado fuera de la última reunión con el distrito, celebrada el pasado 6 de junio.
Pablo Lobo, presidente de la asociación de vecinos de La Barzola, señala la presencia de indigentes también como uno de los problemas del barrio. "Están llegando indigentes a la plaza, y por las noches los jóvenes consumen alcohol y ponen la música a todo volumen", explica el representante de esta zona, que es además un caso peculiar porque los bloques son en parte de titularidad municipal. "Hemos solicitado la retirada de bancos porque los vecinos no los usamos".
A ello se le une el deficiente asfaltado, que ha provocado ya incluso caídas, así como algo bastante común en toda Sevilla, la falta de poda de los árboles, que a veces se meten directamente en las ventanas de los pisos, con la consiguiente entrada de insectos en las casas. Una de las calles del barrio, Gonzalo Núñez de Sepúlveda, se ha deteriorado mucho y se ha convertido en un lugar dedicado al tráfico de drogas.
Los representantes vecinales coinciden en que la situación "ha ido a peor" con la llegada de José Luis Sanz a la Alcaldía. Al menos antes se sentían escuchados y había una comunicación fluida. "Antes por lo menos yo iba al distrito me escuchaban y la delegada venía bastante por aquí, pero ahora sólo han venido una vez y me contestaron algo que no me gustó. 'Lo que no te han hecho en cuatro años cómo quieres que lo hagamos nosotros'. Pues ahora les toca a ellos. Y ya llevan un año, no dos meses", apunta Rafael Suárez.
Antes del 6 de junio sólo habían mantenido una reunión con el distrito. "Nos dieron muy buena impresión, eso sí, son políticos y saben hablar muy bien. Pero las cosas han empeorado. En la Hermandad del Trabajo nos encontramos lo mismo que en la Carrasca o el Cerezo, gente durmiendo en la calle, inseguridad, robos, peleas, quema de coches... Todavía no habían quitado uno de los que quemaron a mediados de mayo. Dicen que han retirado 600 coches abandonados y no sabemos dónde, porque aquí no ha sido", explica Ramón Pizarro, que representa a la primera fase de la Hermandad del Trabajo.
"No hay presencia policial ninguna. Una furgoneta camuflada blanca, con tres municipales, vino a echar a los niños que estaban jugando en el colegio, pero a una pelea en un bar no vienen. Preguntan si hay sangre, y al rato llaman por si ha terminado la pelea", apuntan los representantes vecinales. "El problema es que no puede vender alcohol así, le hacen la competencia a los bares y siguen vendiendo a partir de las diez de la noche. Se debe cortar eso. En El Cerezo hemos conseguido cerrar dos locales, pero hay 14 más".
"No me explico qué hacen los coches de la Policía parados en el distrito, en la puerta. No se ve ninguno patrullando. Y nos ha pasado que hemos llamado y no ha aparecido nadie. La última vez llamé a las cinco de la tarde y llegaron a la una de la mañana, cuando el problema estaba resuelto. Había dos borrachos con un altavoz chillando e insultando a los vecinos. Uno bajó, les partió la cara y les quitó el altavoz. Pero queremos evitar el enfrentamiento con los vecinos. Llamamos varias personas y no fue nadie", relata Javier Mur.
Los representantes vecinales recuerdan que dentro del distrito Macarena hay dos zonas diferenciadas, la que da al río y la del interior. "Hay dos sectores, el malo que somos nosotros y el bueno, que es el que da al río. Allí van los políticos a hacerse la foto, quizás porque aquellos pisos valen 300.000 ó 400.000 euros y los nuestros 100.000. Es muy duro".
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