El Yacente del Sagrario y cómo comunicar una restauración
Resulta admirable comprobar casi al completo el proceso completo de restauración, en un antes y un después modélico
Una cuestión algo más complejo de observar en las hermandades y cofradías
La Romería de El Rocío 2025 ya tiene cartelista
Es de dominio público que a nadie ha dejado indiferente el descubrimiento (con todas sus letras) del Cristo Yacente de la parroquia del Sagrario, una talla naturalmente conocida para los estudiosos pero ajena al prisma general. La imagen se encuentra hasta el próximo domingo en pública veneración para todos los fieles, devotos e incluso curiosos que deseen admirar la soberbia belleza de esta talla, que supura Roldán por todos sus rasgos y expresiones. La policromía, el cuidado anatómico, la sencillez y profundidad del rostro... Una ocasión inmejorable antes de que regrese a su lugar natural, uno de los conjuntos escultóricos más sobresalientes del barroco sevillano.
Naturalmente, los elogios hacia la Delegación Diocesana de Patrimonio no han cesado, y son compartidos con el afán y el tesón de la propia parroquia con su rector al frente, don Manuel Cotrino. No solo por el resultado de la restauración del yacente, toda una revelación artística y espiritual, sino por la forma de comunicarla. En estas últimas horas se ha compartido un vídeo de más de dos minutos en el que se ofrece una síntesis completa y absoluta del proceso de restauración, prácticamente desde el instante en que se retira del retablo hasta el último aplique. En el citado archivo se muestran imágenes de algunos miembros del equipo multidisciplinar que han acometido la restauración, compuesto por profesionales de la conservación, historiadores o carpinteros y ebanistas, que gracias a su implicación han devuelto a la obra su esplendor primigenio.
Resulta revelador y hasta despierta entusiasmo observar cada uno de los pasos, especialmente la retirada de la suciedad superficial dejando al descubierto la policromía original oculta por hollín y otros agentes externos. Otros procesos incluso pueden resultar hasta sorprendentes, como el repaso final con la brocha, pero no dejan de formar parte del cómputo global de técnicas empleadas por los expertos. Dichas imágenes han vuelto a suscitar el debate para trasladarlo a nuestras hermandades y cofradías, en relación a los métodos de comunicación sobre procesos de restauración en nuestros sagrados titulares.
A nadie se le olvida aquella impactante fotografía del Gran Poder en el taller de los Cruz Solís, o las fotografías al natural de la Piedad de los Servitas o la Esperanza de la Trinidad. Numerosas son las voces que abogan por el recelo e incluso la confidencialidad cuando una imagen es retirada del culto para su restauración, señalando el cabildo de hermanos como órgano supremo donde compartir con todo lujo de detalles la intervención en sí. Sin embargo, resultaría cuanto menos interesante que, con las herramientas de nuestros días y empleando el máximo de los respetos -por la carga devocional que encarnan algunas tallas- se ofrecieran, de ahora en adelante, documentos audiovisuales que permitieran al público general conocer a fondo la imagen. Ya abrió camino en su día con un extraordinario cortometraje la hermandad del Dulce Nombre de Bellavista, cuando fue restaurada la dolorosa titular por Darío Ojeda. Con tacto, con pulcritud, con pasión por la cultura y sin despojarla de su carácter sagrado. Solo así conseguiremos la perpetuidad de nuestros Cristo y nuestras Vírgenes, para que las generaciones venideras asuman, desde el primer minuto, la conciencia patrimonial y la preservación de un legado de siglos.
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