La Virgen del Rosario se consagra como pilar devocional de Ciudad Jardín

La dolorosa, tras recibir la Granada de Oro, recorrió las calles de su barrio arropada por cientos de fieles

Algo más de ocho horas estuvo en la calle la imagen titular de la cofradía de la Milagrosa

Doce horas de peregrinar con la Virgen de las Angustias y el Pueblo Gitano

La Virgen del Rosario en su procesión extraordinaria
La Virgen del Rosario en su procesión extraordinaria / Bm La Puebla Del Río

Sobran motivos para afirmarlo, pero a la lista se suma uno más y casi definitivo: la Milagrosa es presente y futuro de las cofradías sevillanas a pesar de sus insultantes veinticinco años de vida tras la reorganización. Su titular, la Virgen del Rosario, se afianza como referente devocional del barrio de Ciudad Jardín, que se echó a la calle para arropar a la dolorosa en una jornada con aires de Sábado de Pasión.

Casi hasta última hora no se desveló la novedosa e inédita presentación de la imagen: diadema (recientemente remozada) y manto bordado verde, cedido para la ocasión por la hermandad de la Salud de la Rinconada. Una decisión acertada puesto que la pieza imprimía al conjunto más presencia y rotundidad. A buen seguro la corporación estudiará, en cuanto sea viable, un manto para la dolorosa que siga las líneas de sus personalísimas caídas y así cerrar la estética de este paso de palio.

Así estaba el Hospital de San Juan de Dios para la misa estacional
Así estaba el Hospital de San Juan de Dios para la misa estacional / Hermandad

A las cuatro y media de la tarde se abrían las puertas de la parroquia de la Milagrosa, tras el aviso previo de modificación de itinerarios -tanto de ida como de vuelta- dadas las circunstancias de algunas calles que aún acusan los efectos de la borrasca Bernard, especialmente en lo que concierne al patrimonio verde y arbolado. En silencio y acompañada por una tenue y limpísima luz de otoño, el palio alcanzó el Hospital de San Juan de Dios a escasos minutos de las cinco y media en punto, hora establecida para el inicio de la misa estacional presidida por D. Ramón Valdivia. De espaldas al exterior, frente por frente a la fachada, las andas quedaron ubicadas justo en la puerta principal de acceso al complejo hospitalario, por cuyo patio central se dispusieron decenas de sillas, todas ellas ocupadas.

Guillermo García, Hermano Superior de la Orden, fue el encargado de depositar en el pecho de la dolorosa la Granada de Oro, motivo esencial de esta procesión extraordinaria, un gesto que reconoce la labor social y el compromiso de la hermandad de la Milagrosa con esta institución y afianza los lazos entre ambas entidades. Cuando el sol poco a poco se retiraba por la inmensa llanura de Eduardo Dato y sus cielos encendidos comenzó a moverse de nuevo el paso de palio a los sones de la marcha A mi Virgen del Rosario, interpretada por la Banda de la Puebla del Río, que con el nivel de interpretación desplegado durante la procesión justificó nuevamente su extraordinaria salud musical.

La noche abrió definitivamente sus alas negras por la calle Alfonso XI, lugar en el que se retiraron las diferentes representaciones que formaron puntualmente parte del cortejo, permaneciendo desde entonces el generoso grupo de hermanos con cirio. A partir de ese momento la procesión se convirtió en un ejercicio de confirmación de identidades, en la voluntad de conformar esa vinculación barrio-hermandad que se esculpe con el tiempo y con la paciencia.

De vez en cuando resulta hasta necesario, en especial para las retinas habituadas al centro, acompañar y participar de nuestras hermandades más allá de la frontera del casco histórico, porque la ciudad en sí misma posee escenarios decididamente evocadores y singulares para recrearse viendo cofradías. Esas villas de reminiscencias británicas, el entramado urbanístico y la impresión de saberse en un espacio diferente proporcionó un atractivo añadido a esta procesión. En definitiva, son calles y ambientes ideales para despedir un paso de palio a los sones de La Estrella Sublime. Precisamente el grupo de orquesta y púa CordoPhonia interpretó esta composición musical en el tramo final del recorrido.

Hizo también lo propio la siempre exquisita Agrupación de la Redención, que en la desembocadura de Rodrigo de Castro se colocó tras el palio para interpretar algunas marchas dedicadas a la dolorosa de Francisco Buiza, que cumple sesenta años en la ciudad y de la que ha granado un fruto robusto y duradero. Pasada la medianoche se perdían por los naranjos adolescentes de Ciudad Jardín los últimos compases de Sevilla Cofradiera, un barrio que convertido en hermandad de pleno derecho. No será hoy Domingo de Ramos pero la Milagrosa ha escrito una página más en su prometedora historia. Un cuarto de siglo camino de toda una vida.

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