La Virgen del Rocío, con la corona de las Tristezas de la Vera Cruz
Recreación
La corporación vuelve a recrear una estampa de antaño con la cesión de esta pieza
La dolorosa del Rocío portó la corona para su bendición y hasta 1958
La Virgen del Rocío, como en 1960, con la corona de la Caridad del Baratillo para su besamanos
La hermandad de la Redención sigue caminando hacia julio de 2025. Al igual que en recientes ocasiones, como en el mes de diciembre, la corporación ha vuelto a recrear una estampa que se remonta a sus orígenes fundacionales. La Virgen del Rocío porta para este tiempo, sobre sus sienes, una corona de la Virgen de las Tristezas, la misma que lució para su bendición en 1955 y que mantuvo hasta 1958. La junta que preside Manuel del Cuvillo, y la comisión de la coronación, sigue avanzando en la materialización de este proyecto, cuyo objetivo es agradecer y homenajear a aquellas hermandades del Lunes Santo que apoyaron al Beso de Judas en sus inicios.
En concreto, esta imponente presea fue realizada por Manuel Seco Velasco allá por 1953, y fue cedida por la hermandad de la Vera Cruz (que precisamente se había reorganizado una década antes) en aquel diciembre de 1955 cuando fue bendecida la Virgen del Rocío, meses después de la fundación de la cofradía. Hasta el momento, la dolorosa de Castillo ha portado hasta tres coronas diferentes: la de los Dolores de San Vicente en noviembre, la de la Caridad del Baratillo para su besamanos y actualmente la de las Tristezas de la Vera Cruz.
La hermandad de la Redención vio aprobadas sus primeras reglas en junio de 1955 por mediación del cardenal José María Bueno Monreal. Semanas después la corporación se dirigió al imaginero Antonio Castillo Lastrucci para encomendarle la tarea de tallar una imagen de dolorosa, María Santísima del Rocío, que fue posteriormente retocada y modificada por Francisco Buiza. La Virgen se entregó a la hermandad en octubre de 1955 y estuvo expuesta en la casa rectoral de Santa María la Blanca, siendo bendecida por el cardenal José María Bueno Monreal el 4 de diciembre, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada. Los padrinos de la bendición fueron el gobernador civil Alfonso Ortiz y Meléndez Valdés y su esposa. Al acto acudieron treinta y tres hermandades penitenciales de Sevilla.
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