La Virgen de la Presentación del Calvario, por primera vez junto a San Juan en un triduo inédito
La dolorosa preside el altar mayor de la Magdalena acompañada del discípulo amado en una estampa única
Solo existe un antecedente: el quinario de 1988, pero nunca ha ocurrido en un triduo
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La parroquia de la Magdalena siempre merece una escapada y un rezo, pero en esta ocasión con más motivo por la singularidad que nos muestra una de sus cofradías. La hermandad del Calvario celebra en estos días el triduo en honor a Nuestra Señora de la Presentación, su titular mariana, en el marco de la festividad de su advocación de cada 21 de noviembre. Por tal motivo, el pasado lunes la imagen fue trasladada al presbiterio del templo y, desde el citado jueves, preside el altar mayor del mismo en un aparato de cultos levantado para la ocasión.
Pues bien; la estampa que se nos ofrece es del todo inédita. Por primera vez, en un triduo, la Virgen de la Presentación aparece acompañada de San Juan Evangelista, ubicado a su izquierda. Solo existe un antecedente en relación a esta iconografía: ocurrió en el quinario del año 1988, cuando la Virgen fue colocada al pie de una cruz y acompañada del discípulo amado. No estaba el Cristo del Calvario, puesto que en aquel momento el crucificado de Ocampo se encontraba en proceso de restauración. Habitualmente, en los quinarios, las tres imágenes se disponen en el mismo altar, pero jamás había sucedido en los cultos a la dolorosa. Dicha iniciativa, que parte directamente de la junta de gobierno y en la persona del hermano mayor, José María Carnero, nos regala por tanto una instantánea cargada de significado y que, quién sabe, si la veremos repetida en más de una ocasión, tanto en cultos internos... Como en una futura estación de penitencia.
No es de extrañar que ambas imágenes se complementen perfectamente y el conjunto resulte de lo más acertado. Aunque no existe documentación acerca de la autoría de la Virgen, parece que la realización de la imagen se hace de forma conjunta con la de San Juan que posee esta hermandad, compartiendo ambas la misma estilística, el mismo canon y la misma altura, por lo que cabe aventurar que las dos fueron talladas para componer entre ambas un conjunto concreto, y debidas a la gubia del malagueño Juan de Astorga. De hecho, las imágenes permanecen juntas desde que se tiene constancia documental de ellas por vez primera en los años centrales del siglo XIX, situadas en un altar lateral de la iglesia de San Ildefonso, a los pies del Crucificado del Calvario. En este sentido, las dos imágenes, junto a otras de las tres «Marías», conformaron el repertorio iconográfico del Calvario que, junto al Crucificado, constituyó el paso de misterio de esta hermandad tras su reorganización, en 1888.
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