De Villaverde a Sevilla: cuando la Virgen de Aguas Santas visitó al Cristo de San Agustín
Curiosidad
La patrona de Villaverde del Río viajó la capital hispalense en 1566 y coincidió con el venerado crucificado
La imagen estuvo en el Hospital de las Cinco Llagas y fue entronizada en el altar mayor de la Catedral
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Uno de esos sucesos que merece la pena reseñar y divulgar entre los cofrades. La historia de la religiosidad popular sevillana es vasta y diversa, y cuánto nos sorprenderíamos al echar la vista atrás algunos siglos. Cuánto ha cambiado y, en el fondo, cuántas semejanzas y analogías podemos hallar en las crónicas y en los textos.
El próximo mes de diciembre recibiremos en la capital a veneradas patronas de algunas localidades de la archidiócesis, como Setefilla, Consolación de Utrera o Valme. Pero no han sido las primeras ni únicas imágenes que, por un motivo u otro, han recorrido las calles de nuestra ciudad. Nos marchamos hasta el siglo XVI, concretamente a 1566, año en que tuvo lugar un hecho singular que requiere de la presencia de la provincia para comprenderlo en todo su contexto.
Sevilla padecía, desde hacía meses, un acusado capítulo de sequía. Aquel invierno había sido duro, y a mediados del mes de febrero se tomaron diversas medidas. La comunidad del convento de San Agustín acordó organizar una procesión con el Santo Crucifijo, una de las imágenes esenciales para comprender la devoción popular de la ciudad de Sevilla, que gozaba de una devoción sin parangón. El 25 de marzo, junto a la Virgen de Gracia, se realizó dicha procesión hasta la Cruz del Campo, con la circunstancia de que apenas recorridos unos metros "comenzó a llover, pudiendo llegar la comitiva hasta dicho humilladero, pero durante el regreso al convento fue tan fuerte el aguacero que la procesión no pudo volver formada, y siguió lloviendo por 17 días consecutivos", indica el perfil dedicado a difundir la historia de esta icónica talla, conformado por un grupo de cofrades interesados en revitalizar este crucifijo.
Resulta que por aquellos días, también con el objeto de implorar por la lluvia, visitó la ciudad la Virgen de Aguas Santas, patrona de Villaverde del Río. Se trataba de la primera vez que esta emblemática imagen pisaba la capital, y para ello recibió culto en el Hospital de las Cinco Llagas, "no se sabe si en calidad de visita o refugiándose de la lluvia. El 30 de marzo, días después de la procesión del Santo Cristo, el cabildo eclesiástico decide que la imagen de la Virgen vaya a la Catedral y sea recibida al final de la calle Francos", y que señalasen el día “quando les paresciere que haze bueno”. Como curiosidad, se añade en las actas que la imagen había de ser ubicada en el altar mayor de la seo, hasta tanto "que el tiempo esté asentado y las calles estén para ello”.
La Virgen de Aguas Santas estuvo en el corazón catedralicio desde el 11 al 22 de abril, fecha en que se llevó en procesión hasta el convento de San Agustín acompañada de cuatro veinteneros y otros tantos capellanes. Una vez alcanzados los extramuros, se celebró una función de acción de gracias conjunta con el Santo Crucifijo, "y todo el pueblo acudió a dar gracias". Una circunstancia verdaderamente excepcional que, salvando los contextos, se repetirá a final de año con la visita de otras titulares que han vertebrado durante siglos la religiosidad de nuestra tierra.
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