La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
El Palquillo
La Semana Santa con niños es otra forma de ver los pasos y esperar el pasar de los nazarenos. Una manera diferente en la que hay que poner en práctica las dos advocaciones del segundo paso de la Hermandad de la Cena: Humildad y Paciencia.
Lo primero es entender que no se puede abarcar todo y lo segundo, que irremediablemente querrán esperar al amigo o amiga del colegio que sale en esta o aquella cofradía y pedirán la interminable letanía caramelos-estampitas-cera.
Una vez sentadas las premisas, para evitar agobios y niños engullidos por la bulla, siempre es mejor planificar las salidas de cada día con previsión y buscar una buen bolsa donde meter bocadillos y agua.
A priori, es preferible siempre apostar por espacios amplios como las avenidas y plazas y por la primera hora de la tarde frente a la noche, aunque siempre hay excepciones. Todo ello teniendo en cuenta siempre las posibles salidas por las bocacalles.
Las hermandades de vísperas casi no presentan problemas, aunque en los últimos años cada vez hay más público. El primer reto llega el Domingo de Ramos. Ese día en el que si no estrenamos se nos caen las manos. En esta jornada hay dos retos inevitables: la Paz por el parque y la Borriquita.
En el primero, lo mejor es no luchar contra lo inevitable y entender que la ropa, zapatos y calcetines recién estrenados se llenarán inevitablemente del albero del parque de María Luisa y en el segundo caso, muchas veces es preferible otra opción si en el Salvador comienza a congregarse demasiado público.
San Roque por Recaredo hacia Puñonrostro o la Cena por Gerona hacia Doña María Coronel o La Estrella por Reyes Católicos son otras opciones que se pueden tener en cuenta para el Domingo de Ramos.
La hermandad del Polígono de San Pablo por su barrio o Luis Montoto y el Cautivo del Tiro de Línea antes de entrar al centro de la ciudad son dos opciones perfectamente llevaderas para ir con niños. El Rocío camino de la Campana por la calle Almirante Apodaca justo antes de la Plaza de San Pedro. Esta es una buena opción para quienes estén de vacaciones.
Si están trabajando estos días o quieren huir del calor, se puede optar por el recorrido de vuelta al Polígono de San Pablo o al Tiro de Línea, incluso alargando un poco más la tarde, el Beso de Judas en la Plaza de San Leandro. Con un poco de suerte, Las Aguas en la salida de la calle Zaragoza hasta San Pablo puede ser un punto al que acercarse, siempre que se tengan en cuenta las posibles salidas de evacuación.
El Cerro por Ramón y Cajal y la Avenida de Carlos V, San Esteban en San Pedro o San Benito por Juan de Mesa son dos lugares que se prestan a ver las cofradías con los niños. Eso sí, a primera hora de la tarde. Para quienes prefieran salir a la calle cuando el sol empieza a dejar respirar, pueden intentar el Cerro por la calle Eduardo Dato o el Dulce Nombre por Fray Ceferino González y los Estudiantes por la calle San Fernando.
La Sed por cualquier punto antes de entrar en el centro de la ciudad y el Carmen Doloroso o San Bernardo de regreso son las tres cofradías del Miércoles Santo que tienen recorridos por espacios más amplios o con mejores zonas de salidas.
La salida o entrada de los Negritos con toda la amplitud de la Avenida de Recaredo o las Cigarreras sale del puente de San Telmo y Montesión por la Alameda.
Despertar a los niños el Viernes Santo para ver algunas de las de Madrugada cada vez gana más adeptos por lo que hay que armarse de paciencia para poder ver la Macarena o la Esperanza de Triana. Más fácil es poder acercarse a los Gitanos por la zona de Ponce de León.
Si es de los que despiertan pronto a los niños para ver si llega a alguna de la Madrugada, es mejor parar a descansar en casas y salir de nuevo a la calle en una jornada que suele estar más tranquila. El Cachorro antes de entrar en la Magdalena o la O por Reyes Católicos son lugares a los que ir con los pequeños. La Mortaja en Jesús de las Tres Caídas.
Además de las habituales de esta jornada, este año hay un Santo Entierro Grande. Por lo que hay una nueva oportunidad de intentar ver los pasos a los que la bulla no nos ha dejado llegar.
Eso sí, que los niños no se pierdan el Resucitado para terminar la Semana Santa.
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