El valor de la tradición: las cruces de mayo en Sevilla
Numerosas hermandades y entidades continúan celebrando esta particular tradición
Velás, procesiones y encuentros han ocupado todo el fin de semana
Así fue la restauración de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso a cargo de Pedro Manzano
Nos remontamos al 3 de mayo del 366. Santa Elena descubre, en un acto trascendental para el devenir de la Iglesia, la Cruz de Cristo, símbolo esencial de toda la cristiandad. Es lo más elemental y lo más simbólico; el todo absoluto, nuestra creencia condensada en dos travesaños. Desde entonces, desde aquel siglo IV, en infinidad de rincones del planeta se celebra la Invención de la Cruz (del latín invenio, que significa descubrimiento) durante todo el mes de mayo, a través de procesiones, desfiles, bailes o espacios adornados.
Aunque tras la reforma de la liturgia romana impulsada por San Juan XXIII a través del motu proprio “Rubricarum instructum”, la fiesta de la Cruz de Mayo perdió importancia en relación a la la Exaltación de la Santa Cruz (en septiembre), lo cierto y verdad es que el mes de mayo continúa siendo el mes de la cruz. En estos últimos días hemos disfrutado y compartido infinidad de cruces de mayo, tanto procesionales como "estáticas", donde vecinos, hermanos o fieles comparten momentos de alegría y reunión, imbuidos aún por el espíritu de la Pascua. Jesús Despojado, la Milagrosa, San Benito, la Amargura, Los Panaderos... Amén de su significación litúrgica, para los más pequeños es la iniciación en los cortejos procesionales, tanto con el costal como con la música o los cortejos.
En otros puntos basta con un altar donde se ubica una cruz floreada y viva, en consonancia con aquello que Jesús nos prometió: en la cruz está la vida misma, la vida eterna, la vida toda.
Aunque las hermandades son las principales mantenedoras de esta tradición, no son pocas las entidades, instituciones e incluso viviendas de la ciudad que apuestan por continuar una costumbre muy arraigada en la cultura popular. Por ejemplo, Raúl López comparte con nosotros estas fotografías de la cruz de mayo instalada en su comunidad, que antaño fuera un corral de vecinos. Calle Mosquera de Figueroa, en Triana. A pesar del paso del tiempo, las transformaciones estéticas y urbanísticas, la pérdida de la identidad cultural en diferentes esferas... Hay espacio para la esperanza y el compromiso para con nuestras fiestas. Y cuando llegue el Corpus la cruz dará paso a la juncia y al romero...
Un rito de alto valor etnológico, cultural y antropológico que aún se conserva y permanece en lo más recóndito de nuestras más sinceras manifestaciones.
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