La única marcha que Germán Álvarez Beigbeder compuso para la Semana Santa de Sevilla

Música

Se trata de Cristo del Cachorro, aunque ha existido cierto debate por su dedicatoria definitiva

Beigbeder, olvidado lejos de su Jerez natal, es uno de los grandes compositores del siglo pasado

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El crucificado del Cachorro avanza por el puente de Triana
El crucificado del Cachorro avanza por el puente de Triana

Aunque su música suena cada vez más en la Semana Santa sevillana, la figura de Germán Álvarez Beigbeder jamás será reconocida en su justa medida y envergadura, especialmente por parte de aquellos que desconocen su proyección profesional. Nacido en Jerez de la Frontera en 1882, el nombre de Beigbeder se ha mantenido al margen de todos los estudiosos de la música eminentemente andaluza, aunque está al nivel de esos primeros espadas que, en el primer tercio del siglo XX, compusieron en nuestra tierra.

Tal era su pasión por la música que, en 1910, abandonó su puesto de trabajo en la industria familiar de vinos y marchó a Madrid para culminar su formación académica, cuestión que no terminaba de aprobar su padre. Nombrado director del Gran Teatro, fue becado para perfeccionar sus estudios en Roma, obteniendo a su regreso el título de Músico Mayor de la Armada. En 1930, tras pasar por diferentes puntos como El Ferrol o África, fundó la Banda Municipal de Jerez, ciudad que siempre abanderó. A su firma debemos bellísimas páginas sinfónicas, como Los Puertos o Campos jerezanos y la zarzuela El duque de Él, con letra de los Álvarez Quintero.

El músico Germán Álvarez Beigbeder
El músico Germán Álvarez Beigbeder

A esta faceta se le suma su incontestable pasión por la Semana Santa y el género de la marcha procesional, que por aquellas primeras décadas del siglo pasado experimentaba una revolución sin precedentes -y sin repeticiones en nuestros días-. La estrecha vinculación que mantuvo siempre con Jerez le llevó a componer casi una veintena de marchas procesionales, todas ellas dedicadas a imágenes de su ciudad y de la provincia de Cádiz, y que son verdaderas joyas del género, como Cristo de la Expiración (dedicada al crucificado de San Telmo y considerada el himno oficioso de la semana mayor jerezana), Reina del Carmelo, Desamparo o Al pie de la cruz. Algunas de ellas se pueden escuchar en las calles de Sevilla, pero no con la frecuencia que deseáramos. No suele faltar Desamparo en los últimos metros de Madre de Dios de la Palma o Cristo de la Expiración tras la Virgen del Valle.

El Cristo de la Expiración busca el Altozano un Viernes Santo de hace un siglo
El Cristo de la Expiración busca el Altozano un Viernes Santo de hace un siglo

Sin embargo, buceando en su catálogo, encontramos una excepción que rompe la regla y que da buena cuenta del conocimiento de Beigbeder sobre la fiesta en Sevilla. En enero del año 1956, el jerezano compone la marcha Cristo del Cachorro, dedicada -con ciertas sombras que ahora explicaremos- al crucificado de la calle Castilla, siendo por tanto la única composición de este autor para la Semana Santa de la capital dada la especial devoción que le profesaba a esta imagen. No obstante, como decimos, durante un tiempo se ha discutido sobre su origen e incluso sobre su datación. Buceando en Patrimonio Musical se apunta que Gutiérrez Juan, actual director de la Sinfónica, indica que la marcha pudo componerse incluso varios años antes a piano, para ser posteriormente instrumentada. Respecto a su dedicatoria, en el libro sobre antecedentes históricos de la hermandad del Cachorro, editado en 1982 y escrito por Manuel Macías, Beigbeder procuró que la marcha la interpretara la Banda Municipal, dirigida en aquel momento por Pedro Braña y que acompañaba a la Virgen del Patrocinio, una cuestión que refuerza aún más su dedicatoria. Además, la partitura está editada por Harmonía y con ese título fue grabada por la Banda de la Armada en el centenario del nacimiento de Germán Álvarez Beigbeder.

Pero por otro lado, ciertas teorías exponen que la marcha, en un principio, se tituló Virgen de la Misericordia, tal y como reza una partitura que custodia la propia hermandad del Transporte, que cada Domingo de Ramos procesiona por Jerez. El título hace referencia a Madre de Dios de la Misericordia, titular mariana de la cofradía, que precisamente fue bendecida en el año 1956 y gubiada por Sebastián Santos. Además, se da la curiosidad de que el domicilio familiar de Beigbeder se encontraba en la calle Merced, lugar donde se levanta la Basílica de la patrona y que es sede canónica del Transporte, por lo que la cercanía geográfica pudiera reforzar estas hipótesis. Aún así, no son datos del todo concluyentes.

Partitura custodiada en la hermandad del Transporte
Partitura custodiada en la hermandad del Transporte / Foro Patrimonio Musical

Sea como fuere, he aquí la intención principal de este artículo de divulgación: que la marcha suene con regularidad en la Semana Santa de Sevilla y, muy especialmente, tras el Cristo de la Expiración, cuestión que desconocemos si alguna vez llegó a suceder. La ocasión, habida cuenta de los últimos acontecimientos, es inmejorable.

El caso de Virgen del Rosario

Existe otro título debido al ingenio de Beigbeder y que también suena con cierta asiduidad en nuestra Semana Santa: Virgen del Rosario, que forma parte de los repertorios de la Cruz Roja -que la interpreta frecuentemente- y el Carmen de Salteras. Es un caso singular y que, de algún modo, guarda relación con Cristo del Cachorro.

La Virgen del Rosario, patrona de Cádiz
La Virgen del Rosario, patrona de Cádiz / Jesús Marín

En algunas partituras, y debido a la "re-rotulación" del nombre por parte de sus herederos -una cuestión habitual en la obra del jerezano- esta marcha aparece titulada como Virgen de San Gil, por lo que en foros y mentideros se ha llegado a relacionar con la hermandad de la Macarena y, especialmente, su titular letífica, debido a los viajes que el propio Germán realizaba a Sevilla junto a su padre por motivos profesionales, antes de partir a Madrid. Sin embargo, José Manuel Castroviejo expone una serie de argumentos en favor de la dedicatoria a la Patrona de Cádiz, la Virgen del Rosario, a quien definitivamente está dedicada la marcha.

Beigbeder compone esta marcha en 1906 -medio siglo antes que Cristo del Cachorro-, y la relación del jerezano con la patrona gaditana era manifiesta puesto que tocó tras ella como miembro de Infantería de marina de San Fernando. Además, las marchas pasionistas de Beigbeder por lo general tienen un carácter grave y fúnebre, mientras que las gloriosas son todo lo contrario, como Santa Teresa de Jesús o El Santo Patrón. En el momento de la composición, tras el palio de la Macarena se interpretan marchas de corte esencialmente fúnebre, como La coronación de Espinas de Lerdo de Tejada o varias de Farfán, como Al Santísimo Cristo de la Exaltación o Spes Nostra, así como la propia Ione, por lo que se antoja extraño que la dedicatoria pudiera formularse para la Virgen del Rosario macarena. Además, como curiosidad, el bueno de Don Germán contrajo matrimonio a los pies de la propia Virgen del Rosario gaditana, enlace que se produjo varios años después de la composición pero que refuerza la vinculación del músico con la Tacita de Plata.

Nos contentamos, por supuesto, con ver a la Esperanza Macarena marchándose por la calle Feria en la mañana del Viernes Santo a los sones clásicos y extraordinarios de un autor indispensable para la música procesional.

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