La ubicación provisional de los titulares del Museo durante las obras del retablo

La Hermandad del Museo anunció, el pasado día 21 de mayo, que debido a lo avanzado de las obras en el retablo mayor de la Capilla, el templo quedará reabierto para las misas diarias de las ocho y media de la tarde y la dominical de las once y media. El resto del día permanecerá cerrada para continuar con las labores de restauración, una intervención que fue comunicada el pasado mes de abril. Desde el día 9 de mayo estaba completamente cerrada al culto esta capilla.

De este modo, y a través del perfil oficial de la Juventud del Museo, hemos conocido la nueva ubicación de los titulares de esta corporación del Lunes Santo. Flanqueando el Sagrario, el crucificado de la Expiración queda a la izquierda según se mira y la dolorosa a la derecha, en una ubicación algo más cercana que la habitual. Estos trabajos de restauración serán financiados con las subvenciones de la Consejería de Cultura de la Junta, al igual que ha ocurrido con otras piezas de otras cofradías.

El retablo mayor

La Hermandad fue fundada en el año 1575 en la Iglesia Parroquial de San Andrés. Cuentan que un grupo de fieles devotos, pertenecientes algunos al gremio de plateros y de otros oficios, quedaron impresionandos al escuchar cómo el sacerdote describía los sufrimientos padecidos por Nuestro Señor Jesucristo durante la Expiración y decidieron crear una Hermandad cuyo titular fuera un Cristo que representara ese trágico momento. De hecho, desde sus orígenes, ha sido conocido como la Hermandad de la Expiración. Al año siguiente de su fundación la hermandad se traslada al convento de la Merced Calzada (actual Museo de Bellas Artes) y posteriormente adquiere unos terrenos anexos al convento donde labran la actual capilla.

En la cabecera de la iglesia encontramos el retablo mayor, de estilo neoclásico, dividido en tres calles. En la central reciben culto diario las imágenes del Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas, mientras que en las calles laterales encontramos los cuatro Evangelistas, que tallara Francisco Antonio Ruiz Gijón entre 1682 y 1689. Todos ellos llevan además de sus respectivos atributos, una pluma y un libro, a excepción de San Lucas, que lleva un pergamino.