El sueño cumplido de Santa María la Blanca
El templo de la judería presenta oficialmente la finalización de la restauración de su capilla mayor
Ramón Valdivia, obispo auxiliar; y Patricia del Pozo, consejera de Cultura, destacan la importancia patrimonial y espiritual de la intervención
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Con todas las personas que han participado en la recuperación de esta obra y con la presencia del obispo axiliar, Ramón Valdivia; y la consejera de Cultura, Patricia del Pozo. Así ha sido la presentación oficial este viernes de la restauración del retablo mayor de la iglesia de Santa María la Blanca y toda la capilla mayor, en la que recibe culto la Virgen de las Nieves. La recuperción del retablo, que comenzó el pasado mes de diciembre, ha sido mediante una intervención multidisciplinar que ha permitido, además de devolverle la estabilidad y los brillos a la capilla mayor, documentar parte del muro del hejal, el espacio más sagrado de la sinagoga judía preexistente.
En un acto de acción de gracias sencillo pero dotado de gran solemnidad, el párroco del templo de las Tres Religiones, Miguel Ángel Núñez, ha reconocido el trabajo de todas las personas implicadas en las trabajos de la capilla mayor entregándoles una bello grabado de una serie muy limitada.
El obispo auxiliar, Ramón Valdivia, se ha mostrado muy satisfecho por el resultado de la intervención: "Lo que hoy culmina es la restauración del templo vivo de Dios. Este arte abre las compuertas a la trascendencia para llegar al creador de todo. El compromiso evangelizador lleva al templo a abrir una media de seis horas al día con una media de 3000 visitas al mes. Damos gracias a Dios porque lo que se abre de nuevo es la parroquia. La casa De Dios".
Por su parte, la consejera de Cultura ha calificado el día de "grande e histórico"; y se ha mostrado agradecida. "Gracias al obispo porque están en todos los sitios, con todo lo que nos importa. A Miguel Ángel, que lo lleva todo hacia adelante y se preocupa de cuidar nuestro patrimonio... Ya está, ya llegó y hay que darle gracias a Dios. Es un momento de felicidad para todos. Para Sevilla y toda la iglesia. Por fin ya tenemos el retablo para disfrutarlo. Se ha puesto de manifiesto la tremenda historia que tiene esta ciudad. Algo especial tiene este lugar cuando ha permanecido como espacio de culto desde hace tantos años", ha resaltado del Pozo.
La restauración del retablo mayor de Santa María la Blanca, trabajo que se ha realizado en vivo bajo la dirección de Almudena Fernández y José Joaquín Fijo, ha supuesto una oportunidad única para ahondar en la historia material de esta iglesia del Casco Antiguo, situada en la antigua judería sevillana. Un templo que fue mezquita, sinagoga hasta 1391 e iglesia cristiana. Estas tareas en el templo de las Tres Religiones han confirmado lo que ya encontró Diego Oliva en la rehabilitación integral del templo en 2012 y que el arquitecto Óscar Gil, responsable de esos trabajos, había apuntado en Arquitectura de Santa María La Blanca, Mezquita, Sinagoga e Iglesia en Sevilla.
Durante los trabajos últimos, dirigidos por el arquitecto José María Rincón, se documentado el muro trasero del altar mayor. El hejal que fue descubierto en el año 2012, al igual que el mihrab de la mezquita, es un espacio rectangular, abierto en su frente. "El muro documentado durante esta actuación correspondería a sería su cierre trasero, en el muro lateral derecho según se mira de frente, recogería el espacio donde se colocarían los libros sagrados de la Torá y que está orientado al este según marcan los cánones de estos edificios religiosos", explicaba el arqueólogo José Antonio Valiente.
En este muro se han localizado tres hornacinas que servían para colocar los elementos litúrgicos propios. Estarían revocadas por un enlucido de mortero de cal. Cuando la sinagoga se transforma en iglesia a partir de 1391, el hejal pasa a ser el presbiterio y en él se colocan la mesa de altar. Es de suponer que en ese momento también se elimina toda la decoración que debió tener.
El desmontaje del retablo mayor ha supuesto una oportunidad única para estudiar a fondo un espacio del templo que hasta ahora se encontraba oculto. La gran transformación de este espacio se realiza en la primera mitad del siglo XVII cuando se añade el espacio semicircular trasero al muro con la compra de diversos inmuebles colindantes para la colocación del camarín. Entonces se la da un aspecto de ábside sin serlo en realidad. A su vez, es en este momento cuando se encarga el actual retablo mayor al entallador Martín Moreno (1657). Es este el periodo de transformación barroca, en el que intervienen, entre otros, Pedro Sánchez Falconete, los hermanos Borja o el propio Murillo, todos ellos bajo el patrocinio de Justino de Neve.
La intervención ha devuelto todo el esplendor al retablo, el primero en Sevilla que contó con columnas salomónicas. Los restauradores han recuperado el relieve del ático, que se encontraba en la sacristía; y han repuesto las esculturas en su disposición original. Además, se ha colocado una nueva estructura metálica portante que ayude a sostener el retablo.
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