Así son las procesiones de la Semana Santa de Sevilla: tradición centenaria que conquista al mundo

Más de 70 hermandades desfilan durante siete días por la capital hispalense en un espectáculo único declarado de Interés Turístico Internacional

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Jesús Nazareno, de la hermandad del Silencio, sale en procesión
Jesús Nazareno, de la hermandad del Silencio, sale en procesión / Juan Carlos Vázquez

Las procesiones de Semana Santa en Sevilla constituyen uno de los acontecimientos religiosos y culturales más importantes de España, atrayendo cada año a cientos de miles de visitantes de todo el mundo. Esta manifestación de fe popular, que combina arte, historia y devoción, transforma por completo las calles de la capital andaluza durante más de una semana.

Sevilla se engalana cada primavera para acoger esta celebración centenaria que moviliza a buena parte de la sociedad sevillana. Desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, las calles se llenan de incienso, música y la emoción contenida de miles de espectadores que aguardan el paso de las imágenes más veneradas de la ciudad.

Cada hermandad realiza su estación de penitencia siguiendo un modelo similar pero con características propias que las distinguen y las hacen únicas. Esta singularidad se manifiesta en el color de las túnicas, la música que las acompaña, sus insignias o la forma de portar los pasos.

Los cortejos procesionales

Los cortejos procesionales sevillanos siguen una estructura definida que ha evolucionado a lo largo de los siglos. En la parte delantera, la Cruz de Guía marca el inicio de la comitiva, seguida por filas de nazarenos que portan cirios, insignias y estandartes representativos de cada hermandad.

El número de nazarenos varía considerablemente según la antigüedad y tradición de cada corporación. Hermandades como La Corona, que procesiona el Viernes de Dolores, cuenta con apenas 100 hermanos nazarenos, mientras que otras como La Macarena pueden llegar a los 3.900 participantes, creando impresionantes cortejos que se extienden por varios kilómetros.

Las túnicas presentan diversos colores y diseños según la hermandad: blancas en La Paz; ruán en El Silencio o Pasión; o negras con capas blancas en El Cachorro. Esta variedad cromática enriquece visualmente el panorama cofradiero de la ciudad.

Los pasos: obras de arte en movimiento

Una imagen de la Hermandad de La Cena en la Semana Santa de Sevilla 2024
Una imagen de la Hermandad de La Cena en la Semana Santa de Sevilla 2024 / Juan Carlos Vázquez Osuna

El elemento central de cada procesión son los pasos, estructuras talladas y doradas de gran valor artístico sobre las que se colocan las imágenes sagradas. Estos verdaderos monumentos ambulantes representan diferentes momentos de la Pasión de Cristo y constituyen auténticas joyas del patrimonio cultural sevillano.

La mayoría de hermandades procesionan con dos pasos: uno cristífero, representando a Jesús en diferentes momentos de su Pasión, y otro con una Virgen Dolorosa bajo palio. Sin embargo, algunas hermandades como La Cena, La Trinidad o El Santo Entierro procesionan con tres pasos, cada uno representando diferentes escenas e iconografías.

Los pasos son portados por costaleros, hombres que cargan sobre sus cervicales estas estructuras que pueden pesar más de 2.000 kilogramos. Bajo la dirección de los capataces, realizan una labor física extraordinaria, transformando el andar de las imágenes en un baile cadencioso que constituye uno de los grandes atractivos de la Semana Santa sevillana.

La Carrera Oficial: el gran escenario

Una imagen de la carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla 2024
Una imagen de la carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla 2024 / M. G.

Los itinerarios procesionales están minuciosamente establecidos y aprobados oficialmente por las autoridades eclesiásticas y civiles. Cada hermandad tiene un recorrido específico que parte desde su templo de origen y que debe incluir obligatoriamente el paso por la Carrera Oficial.

Esta Carrera Oficial constituye el recorrido común para todas las hermandades y atraviesa la zona de la Campana, calle Sierpes, Plaza de San Francisco, avenida de la Constitución y finaliza en la Catedral, donde cada corporación realiza su estación de penitencia.

Cada procesión tiene asignados horarios específicos de paso por puntos estratégicos como la entrada en Campana, el paso por la Plaza de San Francisco o la salida por la Puerta de San Miguel de la Catedral. Estos horarios, recogidos en lo que se conoce como 'nómina oficial', son seguidos con precisión casi matemática por las hermandades.

La banda sonora de la Semana Santa

Banda de cornetas y tambores.
Banda de cornetas y tambores.

Uno de los elementos más característicos de las procesiones sevillanas es su acompañamiento musical. Cada hermandad elige el tipo de formación musical que mejor representa su idiosincrasia y tradición.

Las bandas de música pueden ser agrupaciones musicales, bandas de cornetas y tambores o capillas musicales. Algunas hermandades, como Las Cigarreras, cuentan con su propia banda, mientras que otras contratan formaciones musicales externas para su estación de penitencia.

Existen también hermandades que mantienen la tradición del silencio, como la homónima Hermandad del Silencio, considerada la más antigua de Sevilla. En estos casos, el único sonido que acompaña al cortejo es el 'racheo' de los pasos de los costaleros o la ténue música que interpretan algunas capillas musicales.

El factor humano: alma de las procesiones

Costaleros del palio de San Esteban una tarde de Martes Santo
Costaleros del palio de San Esteban una tarde de Martes Santo / Juan Carlos Vázquez

El elemento humano es fundamental en la Semana Santa sevillana. Miles de personas participan activamente en cada procesión: nazarenos que recorren la ciudad durante horas, costaleros que soportan el peso de los pasos, capataces que dirigen las cuadrillas, acólitos, priostes, diputados de tramo y un largo etcétera de cargos y responsabilidades.

Esta implicación colectiva convierte cada procesión en una expresión comunitaria de fe y tradición que se remonta, en algunos casos, a más de seis siglos de historia. La transmisión generacional de estos valores y conocimientos ha permitido la preservación y enriquecimiento de esta manifestación cultural única.

La Madrugá: el momento culminante

La Esperanza Macarena, durante la Semana Santa de 2013
La Esperanza Macarena, durante la Semana Santa de 2013 / Manuel Gómez

Aunque toda la Semana Santa tiene su encanto particular, la Madrugada del Viernes Santo constituye el momento culminante de la celebración. Durante esta noche mágica procesionan algunas de las hermandades más emblemáticas y queridas por los sevillanos.

El Silencio, El Gran Poder, La Macarena, El Calvario, La Esperanza de Triana y Los Gitanos recorren las calles de Sevilla entre la medianoche del Jueves Santo y la mañana del Viernes, creando algunas de las estampas más emocionantes y concurridas de toda la semana.

La devoción popular alcanza su máxima expresión durante estas horas, cuando miles de fieles acompañan a las imágenes en su recorrido, se entonan saetas desde los balcones y la ciudad entera parece contener la respiración ante el paso de sus titulares más venerados.

Un patrimonio vivo en constante evolución

Una imagen del proceso de restauración de una imagen.
Una imagen del proceso de restauración de una imagen. / La Hornacina

A pesar de su carácter tradicional, las procesiones de Semana Santa en Sevilla no son una realidad estática, sino un patrimonio vivo en constante evolución. Cada año se incorporan nuevos elementos, se restauran imágenes y enseres, y se perfeccionan aspectos organizativos.

Las hermandades invierten importantes recursos en la conservación y enriquecimiento de su patrimonio artístico: desde la restauración de imágenes centenarias hasta el estreno de nuevos bordados, orfebrería o composiciones musicales creadas específicamente para sus titulares.

Este equilibrio entre tradición e innovación constituye una de las claves del éxito y la perdurabilidad de la Semana Santa sevillana, que ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia ni su capacidad para emocionar tanto a los devotos locales como a los visitantes que se acercan a Sevilla para presenciar este espectáculo único en el mundo.

La Semana Santa de Sevilla, con sus procesiones como máxima expresión, trasciende lo puramente religioso para convertirse en un fenómeno cultural, artístico y social que define en gran medida la identidad de la ciudad y representa uno de sus mayores atractivos internacionales.

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