Los Simpecados de Triana recibirán puntualmente culto en San Jacinto por obras en la capilla
La filial rociera acometerá obras tanto en su capilla como en la casa hermandad
Ambos Simpecados permanecerán en la capilla del Sagrario de la citada parroquia
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Una instantánea singular que nos recordará viejos tiempos. Los Simpecados de la hermandad del Rocío de Triana recibirán culto provisional en la Capilla del Sagrario de la parroquia de San Jacinto, en concreto, a partir del 1 de julio. La filial trianera realizará, durante todo este verano, diferentes obras de rehabilitación y logística, desde la mejora del aire acondicionado, aislamiento acústico y, además, el replanteo de los espacios de la casa hermandad, lo que conlleva invariablemente una intervención en la sede de la calle Evangelista.
Por tal motivo, ambas piezas, representación directa de la Blanca Paloma, serán venerados en este señalado espacio del templo parroquial desde prácticamente el próximo lunes. Por el momento la hermandad no ha informado acerca de cómo serán trasladados los Simpecados hasta San Jacinto. Lo único cierto es que en las actuales Reglas se recoge que el Simpecado nuevo -el que preside la Romería- no puede ser llevado con tracción mecánica pero en actos públicos, por lo que todo hace indicar que serán trasladados de manera privada. Una estancia circunstancial que, indudablemente, arrojará estampas para el recuerdo y los amantes del pasado.
Los Simpecados
El Rocío de Triana conserva dos extraordinarios Simpecados. El antiguo contiene, en su zona central, una pintura original al óleo sobre cobre de 1854, que representa a la Santísima Virgen del Rocío, siendo la mayoría de los bordados obra confeccionada en dos etapas distintas del insigne bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda, la primera de 1889, cuando el Simpecado pasa de ser de color blanco de raso a terciopelo verde y una segunda, cuando se le introduce alrededor del tondo central, unas mallas en hilos metálicos dorados con seda de color verde entrelazados en 1919. La insignia mariana por su cronología y estilo presenta características desde el romanticismo imperante de mediados del siglo XIX hasta el inicio del regionalismo local, destacando que es una pieza textil única del bordador Juan Manuel Rodríguez Ojeda y que la Hermandad del Rocío de Triana lo ha mantenido al culto, peregrinando en la Romería de Pentecostés entre los años 1854 a 1936 hasta que fue sustituido.
Tras la Coronación Canónica de la Santísima Virgen del Rocío, se produce una gran difusión de su imagen poniéndose de relevancia la diferencia existente con la representación mostrada en el Simpecado. Buscando una mayor similitud con la imagen venerada en Almonte, en enero de 1936 se decide realizar un nuevo Simpecado encargándose su diseño a Ignacio Gómez Millán, quien supervisa minuciosamente la ejecución de los bordados que se llevan a cabo en el taller de don José Caro Márquez.
Además de lo novedoso de su diseño, hay que poner de relieve la originalísima y vanguardista idea de representar a la Santísima Virgen mediante una imagen de talla, en lugar de pintada o bordada como hasta el momento, siendo el imaginero don Antonio Castillo Lastrucci el artista seleccionado para su hechura. Por su parte, la confección de las piezas ornamentales se encomienda al buen hacer del orfebre don Jorge Ferrer Caro. Finalizada la obra en el plazo de cuatro meses desde que se decide su acometida, a fecha 17 de mayo del mismo año se bendice el Simpecado en el convento de San Jacinto, a las 10:00, actuando como padrinos el Hermano Mayor de la Hermandad del Cachorro y su señora.
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